(CNN) – Miedo. Pánico. Sufrimiento.
Esos eran los sentimientos que pasaban por la mente de aquellos que se resguardaron durante el huracán Irma el fin de semana pasado.
Para Jennifer Cooper, ese miedo se volvió real cuando observó cómo el ciclón arrancaba el techo de su casa en St. Thomas, mientras el agua inundaba el apartamento donde se refugiaba.
“Cuando vi el techo volar y después el agua comenzó a entrar, fue la primera vez que empecé a pensar que realmente no íbamos a sobrevivir”, confesó Cooper. “Ahí fue cuando casi entro en pánico. Fue lo más aterrador”.
El huracán Irma devastó el Caribe y algunas partes de la Florida, dejando a su paso una huella de destrucción y recuperación que tardará años en terminar.
Pero incluso con Harvey e Irma en el espejo retrovisor, la temporada de huracanes sigue en su etapa más fuerte. Para aquellos que están considerando quedarse en sus casas durante un próximo ciclón, aquí está una idea de lo que significa estar en medio en un intenso huracán, relatada por quienes lograron sobrevivir a uno.
“Podíamos sentir el viento”
El doctor Lachlan Macleay y su esposa Kaiann Macleay se resguardaron en un resort de St. Martin, cuando Irma golpeó la isla.
Cuando sintieron por primera vez que la presión aumentaba en la habitación, movieron un colchón contra las grandes ventanas corredizas y pusieron una cómoda encima. Se refugiaron en el baño, lejos de ráfagas de vientos: una decisión que demostró ser sabia rápidamente.
“Estuvimos en el baño por cerca de 45 minutos y las ventanas explotaron en la habitación”, le relató Lachlan Macleay a la periodista de CNN Erin Burnett. “Podíamos sentir el viento bajando por el pasillo a través de la cocina”, añadió.
Pero poco tiempo después, el techo del baño comenzó a doblarse y el agua empezó a colarse por las grietas. Entonces decidieron quedarse entre la nevera y la puerta de la alcoba. Durante las siguientes tres o cuatro horas permanecieron bajo el marco de la entrada, incluso cuando el lugar se inundaba lentamente,
“En ese punto, había unos 38 centímetros de agua en el piso donde estábamos”, indicó Kaiann Macleay. “Toda la habitación estaba llena de agua porque el techo permitía que se filtrara y había vidrio por todas partes desde las puertas corredizas de cristal. Pero el marco de la entrada, contra la puerta metálica, era realmente el lugar más seguro”, recordó.
La pareja sobrevivió a la tormenta. Y durante las consecuencias inmediatas del huracán, el doctor Macleay ayudó a quienes resultaron heridos.
Sin embargo, el punto caótico después del ciclón, cuando esta pareja vio cómo las personas saqueaban y robaban, fue aún más aterrador. Alerta ante los posibles ladrones, el doctor Macleay y otros huéspedes del resort decidieron patrullar durante la noche, con un machete en la mano, por si acaso.
“Estaba aterrorizada. Obviamente, me sentía aliviada y agradecida de esta viva”, señaló Kaiann Macleay. “Pero cuando vi la devastación, me enfrenté a la realidad de que estábamos en medio de una situación muy muy grave y eso era aterrador”, insistió.
“El último diente en la boca de un vagabundo”
Michael Benson, de 65 años, se había preparado para un huracán como Irma hace muchos años.
Residente de St. John en las islas Vírgenes de Estados Unidos, Benson le aseguró a la agencia Reuters que después de que el huracán Marilyn golpeó la zona en 1995, él y su esposa decidieron reforzar su ducha. Como la ducha no estaba unida al resto de la casa, resultaba un refugio ideal contra huracanes, en caso de que otro gran ciclón despedazara su hogar.
“Le dije (al hombre que instaló la ducha): ‘si el huracán acaba con el resto de mi casa, quiero que esta ducha quede en pie sobre el resto de la losa como si fuera el último diente en la boca de un vagabundo’”, recordó Benson. “Y, por supuesto, eso es lo que quedó. Esa ducha en pie”, añadió.
También le manifestó a Reuters que siente como si el huracán Irma lo hubiera “despedido”. Su hogar, su negocio y sus dos carros quedaron destruidos, regados sobre una colina cercana. Pero también se encontraba agradecido de seguir con vida.
“Oíamos los vientos 321 kilómetros por hora, con ráfagas de 362 kilómetros por hora”, aseguró. “Es lo más aterrador que he visto en mi vida, sin ninguna duda”, completó.
“Fue un huracán tremendo”
Aunque no todos estuvieron llenos de miedo por el paso de Irma.
Zack Forrest, de 26 años, y su compañero de piso Krock Indigo, de 22, viven en Marco Island, una isla barrera al suroeste de la Florida, cerca a Naples. Ellos decidieron ignorar la orden de evacuación obligatoria y permanecer en su apartamento cuando el huracán Irma golpeara el lugar. Y, como si fuera poco, Forrest aseguró después que esperaba más del ciclón.
“No fue un huracán nuclear”, le explicó el joven a CNN. “Pero fue un huracán tremendo”, agregó.
Forrest llegó a Marco Island proveniente de Tulsa, Oklahoma, así que los tornados le resultan familiares. Según él, los vientos huracanados fueron similares, pero duraron más tiempo.
“Fue muy fuerte. Fue aterrador”, admitió Forrest. “La tormenta fue realmente intensa, fue como un tornado que duró una hora y media”, narró.
“Ahí es cuando el miedo se apodera de ti”
Jennifer Cooper pudo ver de cerca la destrucción de su vida en St. Thomas.
Se había refugiado en un apartamento para el huracán. cuando el ojo del ciclón tocó tierra, el techo de su casa voló y aterrizó sobre su coche. Tras cerca de 30 minutos, el techo se llevó el auto y empezó a rodar bajó la colina.
“Ahí es cuando el miedo se apodera de ti”, explicó. “Eso y cuando el techo se desvaneció, fue cuando el apartamento empezó a inundarse, y tuvimos agua hasta los tobillos. Ahí fue cuando realmente me asusté”.
Cooper, una enfermera que trabaja en un hospital de las islas Vírgenes de Estados Unidos, aseguró que planea regresar a Washington con su familia, ahora que la tormenta lo destruyó todo.
“No queda nada de mi casa en este momento. Sólo tenemos una pared. El techo se ha ido, todos los muebles se han ido, el coche se ha ido”, relató. “Así que en este momento, son sólo los niños, los perros y mi esposo”, indicó.
Erin Burnett, Jason Morris, Ed Lavandera and Thom Patterson contribuyeron a esta historia.