Nueva York (CNN) – La última vez que Sayfullo Saipov habló con Makhina Kadirova estaba construyendo su camino hacia el sueño americano.
Había pasado un año desde que Saipov dejó Uzbekistán y llegó a Estados Unidos con una visa de diversidad y contactó a Kadirova a través de las redes sociales en 2011. Ella fue compañera de clase desde primaria hasta noveno grado, y también vivía en Estados Unidos.
“Estaba feliz de estar aquí, tenía familia aquí y era conductor de camión y el negocio era realmente bueno”, dijo Kadirova.
Kadirova recuerda haber conocido a Saipov cuando tenía 5 años. Era silencioso. Calmado. Crecieron juntos y hasta que tuvieron unos 16 años en noveno grado en su escuela privada, él era un chico activo y “no hacía cosas malas”.
¿Loco? Ese no es el “chico muy amable” que ella recuerda.
Y de hecho, no era el terrorista que fue presentado en la televisión después de haber embestido con una camioneta a una multitud de peatones y ciclistas en el Bajo Manhattan, matando a ocho e hiriendo a más de una decena.
Mientras las investigaciones empiezan a juntar las piezas de la vida de un hombre acusado de planear un ataque en el nombre de ISIS, aquellos que se lo cruzaron en su camino tratan de reconciliar al Saipov que ellos conocieron con el que ahora están escuchando.
Quienes lo conocieron en Tashkent, Uzbekistán, y en los al menos tres estados por los que pasó desde que llegó a Estados Unidos, dicen que no vieron señales de la radicalización de Saipov.
Tal vez un estallido ocasional. Algún impulso. Algún secreto aquí o allá.
Pero ninguna indicación de que podría planear cuidadosamente un ataque terrorista en el nombre de ISIS.
“No recuerdo que él fuera agresivo, o que tuviera mala actitud con otros. Sobre todo, recuerdo que él una persona positiva”, dice Kadirova. “Lo que sea que haya pasado, ocurrió después de que se trasladó a Estados Unidos”.
“Cuando lo vi en las noticias, no podía creer que fuera él. Apenas lo reconocí”, agrega.
Una crianza ‘pacífica’
Saipov creció en la capital de Uzbekistán, Tashkent, y vivió con sus padres hasta 2006. Vivía en un apartamento allí con sus tres hermanas, dicen los vecinos. La familia de Saipov es recordada con afectuo.
“Ellos eran conocidos como una familia normal, secular y pacífica”, dice un vecino de la ciudad. “Sin puntos de vista religiosos radicales, o al menos no los mostraban”.
Eran una “buena familia”, dice un residente que solía vivir al otro lado del pasillo. Ambos residentes dicen que después de 2006 la familia compró una casa privada, que los hacía pensar que la familia estaba financieramente acomodada.
Agresión, una familia y desaparición
Saipov empezó a plantar raíces en Stow, Ohio, después de llegar a Estados Unidos con una visa de diversidad.
El suburbio ubicado al norte de Akron, Ohio, es donde empezaría su primer negocio y donde eventualmente se casó. Mirrakhmat Muminov recuerda la primera vez que vio a Saipov en la ciudad donde otras 30 familias uzbecas viven.
Pero Muminov dice que Saipov vivía un poco aislado de la comunidad uzbeca de la ciudad.
Ambos hombres estaban en la industria de los camiones. Saipov registró su compañía Sayf Motors Inc. en Ohio en 2011. Y en algún momento trabajó para Muminov como conductor de camión.
Pero solo fue por un par de meses.
“Fue despedido por un problema de calidad con un cliente”, dice Muminov. “Alguien se quejó de él”.
Aunque Muminov dice que hubo algunos desacuerdos entre Saipov y la comunidad, hizo al menos una conexión significativa en la ciudad. En 2013 se casó con una uzbeca de Tashkent. Él tenía 25 años y Nozima Odilova, 19. Se casaron en Cuyahoga Falls, Ohio. En su licencia de matrimonio aparece como conductor de camión.
Los tres años de Saipov en Ohio podrían haber sido relativamente rutinarios. Pero de hecho dejó una impresión en Muminov, que se define a sí mismo como empleador y conocido de Saipov.
Había algo raro en él, según Muminov.
Era un “hombre agresivo”. Tenía algunos malos hábitos. Parecía nervioso. Pequeñas cosas parecían fastidiarle un poco más. Saipov podría gritarle a la gente sin ninguna razón, según su exempleador.
Era como si Saipov estuviera siempre “nadando contra la corriente”.
“Puedo describirlo como un joven nervioso, con algunos monstruos en su cabeza”, dice Muminov.
Pero nunca mostró signos de radicalización, agrega.
Habían rumores de problemas financieros y elementos de represión, según le dijo a Radio Free Europe.
El tiempo de Saipov en Ohio terminó rápidamente. Se mudó deprisa, dice Muminov. No hubo tiempo para decir adiós.
“Un día tomó todo y desapareció. No dijo nada”, agregó.
Un hombre de pocas palabras
Saipov se dirigió al sur eventualmente y terminó viviendo en un complejo de apartamentos en Tampa, Florida, con su esposa y sus tres hijos.
Él y su familia eran muy reservados, según sus vecinos.
No está claro qué tanto tiempo Saipov pasaba en la carretera como conductor de camiones. Pero empezó a acumular infracciones de tráfico. En diciembre de 2011 ya tenía una multa un Iowa por no mantener su registro de manejo comercial actualizado.
En 2016 tuvo la opción de pagar una multa de 129,50 dólares por una ofensa o decirles a los funcionarios que se declaraba inocente. No hizo ninguna de las dos, según el fiscal. Así que se le emitió una orden de arresto en su contra. Fue tomado en custodia en Missouri en 2016 y pagó una fianza de 200 dólares.
Saipov dejó Tampa de repente, según sus vecinos.
Empieza supuesta trama y su radicalización
El último movimiento conocido que Saipov y su familia hicieron fue hacia el norte de New Jersey hace un año y medio.
En solo pocos meses, se habría inspirado para llevar a cabo el mortífero ataque terrorista en Estados Unidos, según dicen las autoridades. Saipov veía videos de ISIS en su teléfono, según documentos de la corte.
Pero uno de sus vecinos, Carlos Batista, lo veía como un pacificador, aunque no interactuaba extensamente con él.
Mientras vivió en Pateroson, Saipov empezó a conducir un Uber. Pasó su último control de antecedentes de la empresa en julio de 2017. No hay reportes de ninguna queja de los clientes, dice la compañía.
Fue cerca de un mes después que Saipov tomó la decisión de usar un camión para el ataque, dicen las autoridades, que agregan que Saipov, en una cama de hospital después de recibir un disparo de la policía, compartió detalles de lo que hizo durante el mes anterior al ataque.
Las autoridades dicen que eligió el camión como su arma para “infligir el máximo daño”. Dijo que fue motivado en particular por un video en el que el líder de ISIS Abu Bakr al-Baghdadi preguntó qué estaban haciendo los musulmanes en Estados Unidos y en todo el mundo para responder al asesinato de musulmanes en Iraq.
Saipov empezó a planear específicamente el ataque a principios de octubre. Sus búsquedas de internet se enfocan en detalles sobre Halloween en Nueva York y en renta de camiones, según documentos de la corte.
El uzbeco les dijo a las autoridades que nueve días antes del ataque rentó un camión “para poder practicar giros antes del ataque”.
Ese día, Saipov rentó el camión en Home Depot por dos horas. No pensaba devolverlo, según documentos de la corte. Pensó en poner banderas de ISIS en el camión, pero decidió no hacerlo para no llamar la atención. Su plan era conducir el camión contra peatones en el West Side Highway y seguir su camino hasta el Puente de Brooklyn, según documentos de la corte.
Las autoridades encontraron una serie de videos y fotos relacionadas con ISIS en el teléfono de Saipov: 90 videos de propaganda, decapitaciones, instrucciones de explosivos y unas 3.800 imágenes de banderas de ISIS y del líder del grupo terrorista.
Saipov mató ocho personas e hirió a otras decena en el proceso, según la policía. El ataque terminó cuando el camión chocó con un bus escolar.
En el hospital, Saipov parecía no mostrar arrepentimiento, dicen las autoridades. Él pidió tener una bandera de ISIS en su cuarto de hospital, muestran documentos de la corte.
Saipov enfrenta cargos por proporcionar apoyo material a una organización terrorista y violencia y destrucción de vehículos automotores. No se declaró culpable.
Entre tanto, amigos y familiares quedaron desconcertados por toda la situación.
La suegra de Saipov vive en Brooklyn, en un vecindario que es el hogar de inmigrantes uzbecos.
En el lobby de su edificio de apartamentos, la mujer dijo estar en shock.
“No sé qué pasó”, dijo.