(CNN) – Israel asegura que ya terminó con sus ataques en Irán. Por ahora. Francia teme una escalada del conflicto. Irán tiene su dedo justo en el gatillo. Pero, realmente, es Vladimir Putin, presidente de Rusia, quien está en la mira.
Donde alguna vez Estados Unidos habría frenado los picos de la violencia siria, existe una posibilidad real de que, con la salida del acuerdo nuclear de Irán anunciada por el presidente Donald Trump, se esté preparando la maquinaria hacia una guerra regional más amplia.
Durante los últimos meses, el principal diplomático del mundo, el secretario General de las Naciones Unidas António Guterres ha advertido que los ataques de ojo por ojo entre Israel e Irán en Siria podrían cocinar rápidamente un incendio regional.
En la noche de este miércoles, los cohetes que las fuerzas iraníes dispararon contra Israel desde Siria provocaron una respuesta robusta y precavida del ejército de israelí que apuntó a objetivos militares de Irán en territorio sirio.
Desde principios de febrero –cuando Israel dijo que derribó un dron iraní cargado de explosivos que fue lanzado desde Siria– las Fuerzas de Defensa israelíes han incrementado sus ataques de represalia a objetivos iraníes en Siria.
Y se ha reportado que algunas de esas acciones mataron a varios combatientes de Irán. Sin embargo, hasta este punto no ha habido respuestas iraníes.
Entonces, el súbito aumento en los intercambios de cohetes durante la noche de este miércoles –justo después de que Trump se retirara del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC)– sugiere que Irán ha suspendido su restricción estratégica.
De ser así, aumenta la probabilidad de que la confrontación entre Israel e Irán escale.
En Teherán, el presidente Hassan Rouhani les advirtió a Alemania, Francia y Gran Bretaña que solo cuentan con “un tiempo muy limitado para salvar el PAIC”. Pero él es moderado. Los iraníes que luchan en Siria están bajo un comando de mano más dura.
Son sus compañeros los que han muerto durante los ataques israelíes y su paciencia se habrá desgastado más que la politiquería estratégica de Rouhani.
En resumen, las fichas en una posible confrontación Israel-Irán ya se están jugando. La pregunta es: ¿fue anoche el bombardeo inicial o una señal de lo que está por venir?
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, teme la primera posibilidad. Su equipo en París señala que está abogando por mantener la calma: “Él pide una reducción (del conflicto) y hablará de esto con la canciller de Alemania hoy”.
El ministro de Defensa de Israel, Avigdor Liberman, indicó en la mañana de este jueves que la mayor parte de la infraestructura que Irán tiene en Siria fue atacada. Y agregó que espera que este episodio de “radicalismo iraní” haya terminado. Pero, señalando que lo que podría suceder ahora depende de Irán, sostuvo: “Si en Israel llueve, habrá una inundación bíblica al otro lado”.
En Damasco, un periodista griego le preguntó al presidente Bashar al-Assad si Siria sería el lugar de la tercera guerra mundial. Y esta fue su respuesta: “No, por una sola razón: porque afortunadamente tienes un liderazgo sabio en Rusia”.
Putin –como muchos diplomáticos internacionales han advertido que podría suceder– se encuentra a sí mismo, sin un plan de paz en Siria, tratando de montar una bestia. Una guerra más grande en territorio sirio implicaría un mayor gasto militar por parte de él, algo que presionaría aún más su propia economía ya de por sí apretada.
Reelegido hace poco, Putin tiene mucho capital político pero no tanto efectivo de sobra. Las sanciones de Estados Unidos y Europa han abierto un agujero en el bolsillo de Rusia. De hecho, el rublo ha vivido un momento difícil en los últimos meses.
Parece que durante su visita al Kremlin este miércoles, el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu le advirtió a Putin sobre los ataques contra los activos militares de Irán dentro de Siria.
Y, debido a que Irán es el principal aliado de Rusia que mantiene a Assad en el poder, Moscú sigue muy de cerca cada movimiento israelí.
Por la razón que sea, Putin parecía dispuesto a ver cómo Irán era atacado, sabiendo el efecto desestabilizador y de presión que eso podría tener sobre su alianza para respaldar a Assad.
Que Netanyahu –el más ferviente defensor de Trump al salir del PAIC– se encontrara en Moscú el día anterior al ataque revela muchas cosas: entre ellas, la peligrosa complejidad de tener tantos poderes en juego dentro un conflicto tan limitado. Pero también enfatiza la reducción de la influencia estadounidense en Siria, y en la región en general.
Este miércoles en Riad, el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Adel al-Jubeir, reiteró las advertencias de su país sobre las ambiciones nucleares de Irán. “Hemos dejado muy claro que si Irán adquiere capacidad nuclear nosotros haremos todo lo posible para conseguirlo también”, señaló.
Después de Israel, Arabia Saudita es el país que más apoyó la decisión de Trump de sacar a EE.UU. del PAIC. Los saudíes temen que aumente la influencia de Irán en la región, no solo al norte de Siria e Iraq, sino también al sur de Yemen.
Al retirarse del acuerdo nuclear de Irán, Trump también sugirió un beneficio de paz para la región: “Si permitiera que este acuerdo se mantuviera, pronto habría una carrera de armamento nuclear en Medio Oriente. Todos querrían tener sus armas listas para el momento en que Irán tuviera las suyas”.
Las rutas de escape todavía están abiertas, pero la niebla y las consecuencias de un conflicto repentino pueden cerrarlas pronto.
La realidad es que la salida del acuerdo nuclear con Irán ha dado paso a una nueva era de relaciones internacionales donde lo inesperado e impredecible tienen una posibilidad mucho mayor de superar rápidamente el sentido común y la diplomacia de rutina.