Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Esta niña hondureña de dos años. Desolada, es el rostro de la nueva política de inmigración que la administración del presidente Donald Trump llama “Tolerancia cero” con la que intenta detener a los inmigrantes indocumentados. El gobierno de Estados Unidos ha separado a más de 2.000 de sus padres tras entrar ilegalmente en el país en seis semanas, entre abril y mayo, informa el Departamento de Seguridad Nacional
La administración Trump anunció en mayo que a partir de entonces quien intentara ingresar sin documentación al país, si es adulto, sería detenido y su caso juzgado en una corte penal, no de inmigración, y si le acompañara un menor, quedaría a merced del Departamento de Salud y Servicios Sociales.
Ante el aluvión de críticas, el presidente se mantiene inconmovible, culpa sin razón de la crisis a los demócratas y ha dicho que al menos bajo su mandato, Estados Unidos ”no será un centro de acogida de refugiados”.
¿Tendrá claro Donald Trump cuán políticamente arriesgado es hacer lo que hace con esos chicos y esos padres?
¿Y la compasión, señor presidente?
No encuentro palabras justas para condenar el uso de los chicos como rehenes, aunque sus padres hayan ido contra las leyes inmigratorias.
Lo viví en mi país y lo padecieron cuantos intentaron salir al exterior en las dictaduras de corte estalinista de Europa del Este: “Usted, compañero Egaña, puede ir a estudiar a Madrid, pero su esposa y su hijo, se quedan aquí en La Habana”.
Veintiséis años después, puedo sentir de nuevo la tristeza infinita que me atenazaba cuando caminaba por la calle de Bravo Murillo de Madrid -desde la glorieta de Quevedo hasta la plaza de Castilla-, y Diego a través de un teléfono maltrecho preguntaba en Cuba por qué no podía ver a papa. Regresé a los dos meses a La Habana.
Diego tiene 29 años y sigue siendo, con todos sus costurones y remaches, lo mejor de mi vida. Mi premio Pulitzer.
Ahora que ha vuelto a casa, si se desvela, me desvelo con él; si se entristece, todas las nubes se vuelven oscuras y amenazantes. Si tropieza, soy yo el que caigo. Quien tiene un hijo sabe de qué hablo. Que otros levanten los muros, que lo nuestro son los abrazos.
“Venir con niños ya no los hace inmunes al arresto y el proceso legal”, dijo el secretario de Justicia, Jeff Sessions, en un discurso el 21 de junio en Fort Wayne, Indiana.Y citó al apóstol Pablo (Carta a los Romanos, capítulo XIII): “Las leyes del gobierno deben obedecerse porque Dios las ha decretado con el propósito del orden”.
Qué poco atinado. Desde la Iglesia Católica arguyen que no hay nada bíblico que justifique la nueva práctica de la administración y ahora 600 miembros de la Iglesia a la que él pertenece, la metodista, lo ha acusado de violar las normas de su propia iglesia.