Las iglesias españolas tienen una herencia centenaria de arte e historia. Pero cuando la restauración de ese patrimonio es inevitable, puede haber problemas.
Los cambios realizados en una estatua policromada del siglo XVI de San Jorge en la iglesia de San Miguel en Estella, una ciudad en la región de Navarra, provocaron enojo entre los expertos en arte y comparaciones inevitables con otra restauración fallida: el infame Ecce Homo al fresco de Jesús.
La estatua en Estella, que representa a San Jorge enfrentando al dragón, se había vuelto marrón oscuro con el tiempo. Después de la restauración, las fotos de un San Jorge con la cara rosada y un llamativo traje rojo y gris fueron muy comentadas en las redes sociales.
El alcalde estaba furioso. “Hoy #Estella #Lizarra no es noticia por su espectacular patrimonio histórico, artístico, arquitectónico y cultural en general, lo es por una desgraciada actuación en una talla de San Jorge del siglo XVI que se encuentra en uno de los imponentes templos religiosos de la ciudad”, tuiteó el alcalde Koldo Leoz junto con una imagen de un periódico que llama a la estatua restaurada el “Ecce Homo navarro”.
El alcalde dijo que el sacerdote de la iglesia decidió renovar la obra sin consultar ni informar al consejo municipal, “algo que debería haber hecho por ley”.
Dijo que el sacerdote contrató “una academia de manualidades” para realizar la restauración, en lugar de profesionales entrenados en esa tarea.
“No dudo de la buena voluntad tanto del párroco como de la persona encargada de profanar esta obra de arte mediante técnicas nada apropiadas, pero la negligencia de ambos es muy grave y no puede solaparse ésta con la excusa de la buena voluntad”.
Leoz anunció que llamó a expertos para evaluar si la restauración podría revertirse,
CNN se ha intentado comunicar con el alcalde pero no ha recibido respuesta.
Los amantes del arte comparan la restauración con el fresco Ecce Homo de Jesús en Borja, cerca de Zaragoza.
En 2012, los esfuerzos de una anciana feligrés para restaurar un fresco de 120 años titulado “Ecce Homo”, que representa a Jesucristo con una corona de espinas, inicialmente propició una ola de burlas.
El trabajo fue tan amateur que la gente comenzó a llamar a la imagen el “mono Jesús”.
Pero esa historia tuvo un final feliz. Las imágenes de la restauración se volvieron virales y atrajeron a miles de turistas a la ciudad.