(CNN) – En la mañana de este lunes, el presidente de EE.UU. Donald Trump dijo que habló con el rey Salman de Arabia Saudita acerca de Jamal Khashoggi, periodista de The Washington Post, y quedó convencido de que el gobierno saudí no desempeñó ningún papel en la desaparición del reportero a principios de este mes en Turquía.
¿Qué convenció a Trump, a pesar de las cantidad de pruebas que parecen sugerir que el gobierno saudita atrajo a Khashoggi, un crítico de esa autoridad, a su embajada en Estambul? El hecho de que el rey lo haya negado. Rotundamente.
“Él lo niega firmemente”, sostuvo Trump ante los periodistas antes de dirigirse a Florida y Georgia para inspeccionar los daños causados por el huracán Michael. “El rey negó firmemente tener cualquier conocimiento de ello”, insistió el presidente de EE.UU.
Y añadió: “Me pareció que quizás podrían haber sido asesinos solitarios, quién sabe. Vamos a tratar de llegar al fondo muy pronto. Pero él lo negó por completo”.
Trump sugirió repetidamente que la fuerza con que Salman negó los hechos indicaba su inocencia. Sin embargo, sí destacó que enviaría al secretario de Estado Mike Pompeo a la región para investigar.
Es posible que ya reconozcas ese lenguaje de negación de Trump. Lo usa MUCHO para defender a las personas que ve como aliados o que apoyan su agenda.
Es la misma respuesta que Trump dio cuando se le preguntó si abordó el tema de la interferencia rusa en las elecciones de 2016 durante su reunión con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Helsinki, Finlandia, a principios de este año. “Tengo una gran confianza en mi gente de inteligencia, pero les diré que el presidente Putin fue extremadamente fuerte y poderoso en su negación de hoy”, sostuvo el mandatario estadounidense en una conferencia de prensa conjunta con Putin después de dicha cumbre.
Es la misma respuesta que Trump dio cuando se le preguntó por la denuncia de agresión sexual contra su candidato a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh. El presidente señaló insistentemente que Kavanaugh negó las acusaciones como prueba de que dicha agresión no sucedió. Además, calificó los señalamientos como “una de las cosas más injustas que le han ocurrido a un candidato para cualquier cargo”.
Por supuesto, ese enfoque de avalar las negaciones solo aplica cuando Trump quiere o necesita creer en la persona que protagoniza la negativa. Hay que recordar que él acusó al gobierno anterior de autorizar una intervención telefónica en su contra durante la campaña de 2016, a pesar de que todas las pruebas apuntan a lo contrario. También ha sugerido que el padre de un exoponente pudo haber estado involucrado en el asesinato de John F. Kennedy, aunque la evidencia revele lo opuesto.
Trump oscila siempre entre tomar la palabra de alguien como totalmente cierta o negarse absolutamente a creerlo aun cuando esté respaldada por una gran cantidad de pruebas. Su manera de abordar las acusaciones es enteramente situacional. Él cree en las negaciones cuando le conviene. Pero se niega a hacerlo si está en juego algún tipo de teoría de conspiración más amplia que ha tramado o está vendiendo.
Miremos la desaparición de Khashoggi. Lo que sabemos es que el periodista ingresó a la Embajada de Arabia Saudita en Estambul el pasado 2 de octubre y nadie lo ha visto desde entonces. Un funcionario estadounidense cercano a la inteligencia que rodea la desaparición le dijo a CNN que EE.UU. tiene interceptaciones que muestran a los líderes saudíes discutiendo un plan para llevar a Khashoggi de regreso a su país. La teoría es que Khashoggi fue asesinado en la embajada, según un funcionario de Estados Unidos. Y a las autoridades turcas se les debió permitir el ingreso a la embajada el lunes. Nic Robertson, de CNN, también vio a un equipo de limpieza entrar a la embajada el lunes.
Hay muchas razones para creer que el rey Salman sabe lo que está en juego aquí. El propio Trump prometió un “castigo severo” para Arabia Saudita si surgen pruebas de que Khashoggi fue asesinado en la embajada. Una serie de compañías internacionales de alto perfil, en medio de las noticias de la desaparición de Khashoggi, se retiraron de la conferencia Future Investment Initiative programada para finales de este mes.
La idea de que Salman, después de repetidas negaciones, le dijera a Trump de repente “¡está bien, yo lo hice!” es algo totalmente fantasioso. Y sin embargo, como eso no sucedió, Trump parece convencido, al menos por el momento, de que podrían haber sido “asesinos solitarios” que, de alguna manera, se infiltraron en la embajada saudí –¡sin el conocimiento del gobierno!– y cometieron el presunto asesinato.
Se trata de una reacción similar a la que Trump mostró ante la evidencia cada vez más clara de que Rusia coordinó una campaña de hackeo e interferencia a gran escala diseñada para afectar a Hillary Clinton y favorecerlo a él en la campaña de 2016. “No creo que nadie sepa que fue Rusia la que irrumpió en el Comité Nacional Demócrata”, sostuvo Trump en un debate con Clinton en octubre de 2016.
“Ella dice Rusia, Rusia, Rusia, pero yo no… quizás lo fue. Quiero decir, podría ser Rusia, pero también podría ser China. También podría haber muchas otras personas. También podría ser alguien de 180 kilos sentado en su cama”, completó el entonces candidato.
En enero de 2017, la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos concluyó por unanimidad que Rusia trató de interferir en las elecciones de 2016. Y, sin embargo, Trump continúa ofreciendo soluciones alternativas. Trump cree las negaciones que quiere creer, o necesita creer. Desafortunadamente, esas negativas a veces –muy a menudo– son refutadas por los hechos, y Trump parece no prestar atención a esa realidad.