Nota del esitor: Josh Campbell es un analista de leyes de CNN que informa desde Estambul. Anteriormente se desempeñó como agente de supervisión especial del FBI y está escribiendo un libro sobre los intentos recientes de los funcionarios electos para socavar el estado de derecho. Síguelo en Twitter en @joshscampbell. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas.
(CNN) – Perdida en el aluvión de negaciones y doble discurso de los funcionarios sauditas que rodean la desaparición de Jamal Khashoggi, periodista del The Washington Post, está una indicación de que Estados Unidos se toma en serio la verdad acerca de lo sucedido.
Este lunes, el presidente Donald Trump pareció aceptar sin sospechas la negación del rey saudí de que su gobierno había asesinado a Khashoggi en el interior de su consulado en Turquía, y sugirió que “asesinos malvados” podrían haberlo hecho. Predije esta creativa historia de portada del reino saudí, pero me horrorizaron los comentarios de Trump antes de completar una verdadera investigación.
La administración de Trump ha indicado que Estados Unidos “está listo” para ayudar a las autoridades turcas y sauditas a investigar el caso, pero esperar una llamada telefónica que nunca llegará no es una muestra de liderazgo internacional.
Hasta ahora no hay indicios de que el FBI esté involucrado en desenterrar los detalles de una aparente violación grave de los derechos humanos y un ataque a la libertad de prensa.
Eso debe cambiar.
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CNN informó que los saudíes planean cambiar su historia y dicen que Khashoggi murió durante un interrogatorio no autorizado que salió mal. Dicha declaración de un régimen conocido por su brutalidad y secretismo será rápidamente desestimada, a falta de alguna otra forma de corroboración. Ahí es donde entra el FBI.
Para ser claros, no hay un claro papel legal aquí para que el FBI inicie su propia investigación en busca de cargos criminales. Khashoggi no era un ciudadano estadounidense y desapareció en suelo extranjero. Pero la oficina podría servir, como lo ha hecho muchas veces antes, como un agente honesto para ayudar a asegurar una investigación creíble.
El FBI tiene agentes, analistas y personal profesional en embajadas extranjeras en todo el mundo que trabajan todos los días con las autoridades extranjeras y contrapartes de inteligencia en asuntos de interés mutuo. Este personal está respladado por equipos en Estados Unidos que con frecuencia van al extranjero para realizar investigaciones. Como señaló el viernes el representante Eric Swalwell, demócrata por California, el FBI podría utilizar estas asociaciones en el extranjero para intentar llegar al fondo de la desaparición de Khashoggi.
He perdido la cuenta de la cantidad de veces que un embajador o subjefe de misión de Estados Unidos me pidió que contactara con una agencia internacional asociada para recopilar información que podría ayudar a la diplomacia de Estados Unidos. En estos casos, no fue necesario abrir un caso formal, ya que cada oficina extranjera del FBI mantiene un archivo de investigación sobre a casos de cooperación policial en curso.
En contraste con las maquinaciones de la diplomacia y la política, a los agentes de la ley solo les importa una cosa: ¿qué es verdad? Agentes y analistas del FBI son perseguidores de la verdad que no dejan que factores externos influyan en su búsqueda de hechos. No les importará la venta de armas ni otros problemas globales en los que los sauditas puedan cooperar. No evitarán hacer preguntas críticas por temor a ofender a una parte potencialmente culpable.
Estas características rígidas ayudarían enormemente a los esfuerzos del Departamento de Estado para buscar respuestas de un régimen que no se conoce por su transparencia. En una profesión en la que los diplomáticos de Estados Unidos a menudo tratan en tonos de gris, un papel más sólido del FBI ayudaría a arrojar luz blanca sobre un presunto asesinato.
Dirigir al FBI a colaborar con las autoridades sauditas y turcas, en lugar de esperar pasivamente que se le solicite asistencia, también indicaría a ambas naciones que el presidente de Estados Unidos encara seria y personalmente este problema, y espera una cooperación total.
Si los saudíes son, efectivamente, cómplices del presunto asesinato de Khashoggi, muchos de mis colegas de inteligencia dudan de que aceptarían fácilmente la participación de los investigadores estadounidenses, y la percibirían como una intromisión. Pero exigirles un cambio de parecer y rechazar su falta de cooperación sería preferible al estado actual de complacencia.
Que Trump involucre al FBI en este caso también enviaría un mensaje al pueblo estadounidense y otras naciones de todo el mundo en el sentido de que Estados Unidos no tolerará violaciones graves de derechos humanos, sino que utilizará todas las herramientas del arsenal de nuestro gobierno para iluminar este importante problema.
Muchos líderes internacionales coinciden en sus pedidos de una seria investigación. ¿Estados Unidos liderará la iniciativa?