Nota del editor: La serie sobre el cálculo demográfico de Japón está financiada por el Pulitzer Center on Crisis Reporting. Ninguno de los materiales de esta serie puede reproducirse sin un crédito explícito a CNN y al Pulitzer Center.
Nagi, Japón (CNN) – Cuando Katsunori y Kaori Osaka tuvieron su primer hijo, vivían en un apartamento estrecho en Nagoya, una ciudad de más de 2 millones de personas en el centro de Japón.
Al igual que muchas otras parejas jóvenes, trataron de criar a sus hijos en la ciudad, pero se dieron cuenta que la vida entre los bloques de apartamentos era demasiado concurrida y costosa, con pocas opciones de cuidado infantil. Con el tiempo, se dieron por vencidos.
“Cuando las personas tienen entre 20 y 30 años, no pueden darse el lujo de vivir en un espacio más grande en una ciudad”, dijo Katsunori. “Sabíamos que si queríamos tener más hijos, no podríamos hacerlo allí”.
Catorce años más tarde, los Osakas se mudaron a Nagi, donde creció Katsunori. La ciudad agrícola adormecida en el oeste de Japón se ha convertido en un caso de éxito en los esfuerzos del país para aumentar su tasa de natalidad en descenso.
Con una población de aproximadamente 6.000 habitantes, Nagi se siente otro mundo en comparación de Nagoya, y los residentes mencionan la falta de calles y de multitudes concurridas como razones por las que es un gran lugar para criar niños.
Pero no son los únicos beneficios: Nagi también paga a las parejas que viven allí para tener hijos.
Las familias reciben 100.000 yenes (879 dólares) por su primer hijo, 150.000 yenes (1.335 dólares) por su segundo hijo y hasta 400.000 yenes (3.518 dólares) por el quinto hijo nacido de la misma familia.
Nagi ha estado incrementando los pagos desde 2004, además de ofrecer otros beneficios para padres que aumentan la fertilidad, para aumentar la tasa de natalidad de la ciudad y contrarrestar la tendencia generalizada de envejecimiento de las poblaciones de Japón.
Los beneficios incluyen viviendas subsidiadas, vacunas gratuitas, subsidios escolares y costos de guardería reducidos.
Y parecen estar funcionando.
En el vecindario donde viven los Osakas, la mayoría de las parejas tienen tres o más hijos porque pueden y quieren hacerlo.
Esto deja a Nagi en marcado contraste con gran parte de Japón.
Entre 2005 y 2014, la tasa de fertilidad de la ciudad, basada en el número promedio de hijos que una mujer ha tenido en su vida, se duplicó de 1,4 a 2,8, algo que les valió un reconocimiento nacional generalizado.
Desde entonces, la tasa de fertilidad total de Nagi ha descendido ligeramente a 2,39, pero sigue siendo considerablemente más alta que el promedio nacional de 1,46.
La población de Japón se encoge
Japón ha estado en un declive demográfico constante desde la década de 1970.
En 2017, menos de 950.000 bebés nacieron, mientras que el número de muertes llegó a un máximo de la posguerra de 1,3 millones, según el Ministerio de Salud y Trabajo.
La población total del país es de 127 millones, y los niños representan solo el 12,3% del total, en comparación con el 18,9% para Estados Unidos, el 16,8% para China y el 30,8% para la India, según cifras del Gobierno. Y para el 2065, se espera que la población de Japón disminuya a unos 88 millones.
Tokio, una ciudad de más de 9 millones de habitantes, tiene la tasa de fertilidad más baja de todas las 47 prefecturas en Japón, con 1,17. También tiene el mayor número de niños en las listas de espera para lugares de guardería.
Más de 5.400 niños están buscando un lugar —difícil de conseguir— en las guarderías infantiles de la ciudad, casi el 30% del total nacional.
Tradicionalmente, las políticas gubernamentales habían dificultado a los hombres y mujeres trabajadores equilibrar sus carreras con la vida familiar, dijo Hirokazu Kato, profesor de economía en la Universidad Meiji en Tokio.
Además de la falta de cuidado infantil, la disminución de la tasa de fertilidad del país está influenciada por las demandas de carrera y la tendencia creciente entre hombres y mujeres a retrasar o evitar el matrimonio. Según el informe publicado por el Instituto Nacional de Investigación de la Población y la Seguridad Social, el número de personas que aún no están casadas a los 50 años alcanzó un récord del 23,37% para los hombres y del 14,06% para las mujeres en 2015.
Pero Kato dijo que otro factor clave es la constante migración de personas del campo a costosos apartamentos más pequeños en ciudades abarrotadas.
Más del 93% de la población de Japón vive en áreas urbanas, donde tener uno o más hijos es demasiado difícil para muchas parejas.
“Hay una gran brecha entre el costo de vida en las principales ciudades de Japón y las zonas menos pobladas del país”, agregó Kato. Las parejas en la ciudad a menudo también están lejos de sus familias, que de otro modo podrían ayudar a mantenerlas.