(CNN) – Cuando Dante Biss-Grayson Halleck, un veterano y empleado federal, vio el discurso del martes por la noche del presidente Donald Trump y la respuesta demócrata, dijo que se sentía motivado. Motivado para apretar el botón de enviar en nuevas solicitudes de empleo.
Hasta hace poco, la vida parecía ir según lo planeado para sus 42 años.
Después de ser dado de baja con honores del ejército, quiso salvar vidas y apoyar a los nativos americanos desatendidos. Cumplió ese llamado, dijo, con un trabajo como agente de seguridad para un hospital federal que atiende a las naciones tribales en Nuevo México. Él y su esposa acaban de dar la bienvenida a su segundo hijo y recientemente recibió un ascenso.
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Pero luego, el 22 de diciembre, el gobierno cerró, dejándolo a él y a otros 800.000 trabajadores federales esperando que su próximo cheque de pago llegue pronto.
Halleck es el sostén de su familia. Le preocupa que, al igual que él, otros empleados federales comenzarán a buscar trabajo en el sector privado para poder seguir apoyando a sus familias.
“Hay muy pocas personas que pueden vivir sin pago durante meses”, dijo.
‘Somos como peones’
El martes por la noche, en un discurso desde la Oficina Oval, Trump hizo un llamado a los estadounidenses para un muro en la frontera entre México y Estados Unidos y dijo que el país enfrenta una “crisis humanitaria y de seguridad en nuestra frontera sur”.
Trump ha exigido al Congreso que asigne 5.000 millones de dólares para financiar la construcción del muro.
En la respuesta demócrata, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, consideraron que el muro era costoso e inefectivo y dijeron que Trump está estancando la reapertura del Gobierno debido a su “obsesión” con su idea.
Aunque ambos discursos mencionaron el deseo de hacer que los empleados federales vuelvan a trabajar, Halleck dijo que solo escuchó un estancamiento.
“No había una solución allí y no había ninguna razón para explicar por qué el muro impacta a estos empleados”, dijo Halleck. “Somos como peones en todo este juego”, agregó.
Halleck acaba de comenzar a emplear sus fondos de emergencia, que cree que pueden alcanzarle para tres meses.
Estaba enojado al escuchar los dos discursos y los llamó “una bofetada a todos los que están haciendo un buen servicio para este país”.
‘¿Quién necesita lidiar con este tipo de tonterías?’
Brad Williams, un contratista federal de tecnología de la información, simpatizó más con la respuesta demócrata que con el discurso de Trump.
Williams, de 46 años, de Hillsborough, Carolina del Norte, puede estar en una mejor posición que otros trabajadores. Su compañía contratante le permite convertir los días de vacaciones en dinero en efectivo, y él ha acumulado lo suficiente para recibir dinero por unas dos semanas más.
Sin embargo, el esposo y padre de dos adolescentes ya le está preguntando a un excolega sobre la disponibilidad de empleos fuera del gobierno federal. “Porque ¿quién necesita lidiar con este tipo de tonterías?” dijo Williams.
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Otra trabajadora federal contratada, Lila Johnson, dijo que ni el discurso del presidente ni el cierre de Gobierno tienen sentido para ella.
Ella recibe una pensión de un trabajo de conserje anterior del que se retiró, pero asegura que su pensión y el Seguro Social por sí solos no llegan a fin de mes, por lo que necesita el contrato de trabajo.
“Creo que es un error dejar a la gente sin trabajo solo por un muro”, dijo.
“La gente no puede pagar sus cuentas o poner comida en la mesa para alimentar a su familia, el muro no es tan importante para que la gente quede sin trabajo”, dijo.
Las consecuencias del cierre de Gobierno
Mientras ambas partes se mantienen firmes, los estadounidenses, ya sean empleados federales o no, están viendo cómo sus vidas se ven afectadas.
Las investigaciones de accidentes fatales están en espera, los funcionarios de la TSA que trabajan sin paga han tenido ausencias excesivas y los tratamientos que salvan vidas están viendo retrasadas las aprobaciones de la FDA.
Mientras tanto, los ciudadanos comunes están interviniendo para ayudar donde pueden.
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Los restaurantes en todo el país sirven comidas gratuitas a los empleados federales que no pagan.
Y desde que las puertas de algunos parques nacionales se mantuvieron abiertas en un movimiento sin precedentes, grupos de todo el país se han unido para mantenerlos limpios.
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Pero incluso con el altruismo de los demás, los empleados federales aún lidian con la pérdida de sus ingresos, y la posibilidad de que no regresen pronto.
“Tengo que agacharme durante tres meses”, dijo Halleck. “Este discurso definitivamente me ha inspirado a presionar el botón de buscar otros trabajos, agregó”.
Gianluca Mezzofiore, Darran Simon y Jason Hanna, todos de CNN, contribuyeron a este informe.