(CNN) – Al preguntarle a Joseluis Samaniego, director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), si la riqueza contamina más que la pobreza, no duda en responder con un simple y contundente “sí”, en entrevista con CNN en Español.
Un informe de la Cepal del mes de diciembre de 2018, hecho por Samaniego y su equipo, expone la economía del cambio climático en la región, y revela cómo los estratos económicos altos generan más emisiones de CO2 que los estratos bajos, y, además, cómo estos últimos sufren mucho más los efectos del cambio climático.
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De hecho, el estudio llama a esta situación “una doble inequidad”, porque afirman que los estratos económicos altos son responsables de la mayor parte de las emisiones y, a su vez, los estratos bajos sufren más sus efectos por ubicarse en lugares más expuestos a los eventos climáticos extremos, “y disponen de menos recursos para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas”, dice el informe.
Pero, ¿cuánto más contaminan los ricos sobre los pobres? “Sobre el 50%, en lo que toca al consumo de combustibles fósiles, corresponde al consumo del 20% más rico de la población, y por lo tanto de las emisiones por consumo, no por producción”, afirma Samaniego. Es por esta razón que en algunos países el transporte ya es la mayor fuente de emisiones en la región.
Pero esta inequidad también se da a en todo el mundo. El informe destaca que “América Latina y el Caribe representan menos del 10% de las emisiones mundiales y, sin embargo, son extremadamente vulnerables al impacto del cambio climático”.
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Otra afirmación del estudio dice que “al aumentar los ingresos aumenta el consumo de combustibles”. Por eso, resulta evidente una cifra revelada por la Cepal: un habitante de países ricos emite 38 veces más CO2 que uno de países pobres, así como las emisiones per cápita de CO2 de América Latina son de alrededor de un tercio de las de Europa o Estados Unidos.
Sin embargo, según Samaniego, este aumento se da “ligeramente por debajo del porcentaje de los ingresos”.
Incluso, “la estructura de las fuentes de emisiones en América Latina y el Caribe es más limpia que el promedio global”, dice el informe. Esto quiere decir que, por ejemplo, mientras que en el resto del mundo el 71% de las emisiones viene de la generación de energía, en la región este mismo rubro equivale a solo 46%.
Sin embargo, las emisiones generadas por la agricultura y el cambio del uso del suelo en la región es de más del doble (23%) que en el resto del mundo (11%).
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Pero, frente a un panorama tan complejo y con tantos actores involucrados, ¿cómo puede una persona en su hogar tratar de ayudar a parar esta situación?
“Exigir que haya un mercado de suministro eléctrico renovable para que el hogar pueda optar por comprar energía renovable, que actualmente las distribuidoras no distinguen al vender”, afirma Samaniego, quien también aconseja utilizar lo menos posible el transporte individual, reducir los viajes en avión, bajar el consumo de carne y granos de cultivo extensivo, como el trigo, y vigilar la eficiencia del consumo de energía.