(CNN Español) – La Organización de Naciones Unidas presentó un informe en el que expresó su preocupación porque en Colombia se alcanzó “un máximo histórico” en cultivos de coca y fabricación de cocaína entre 2013 y 2017.
El informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) que fue publicado esta semana, recoge cifras de un reporte de la Oficina de las Naciones Unidas para las Droga y el Delito publicado en 2018, pero vuelve a llamar la atención sobre el aumento en los cultivos ilícitos en el país y la falla en su erradicación, un compromiso que han adquirido año tras año los gobiernos de Colombia.
Este reporte señala que tanto los cultivos de hoja de coca como la fabricación de cocaína aumentaron entre 2013 y 2017, un 17% y 31%, respectivamente. En esos años área cultivada pasó de 48.000 hectáreas a 171.000 en 2017, según este reporte.
Y según el gobierno de Colombia, citando cifras del Departamento de Estado de Estados Unidos, se han sembrado más de 209.000 hectáreas de hoja de coca, una muy cifra superior a la de la época de Pablo Escobar, según cifras presentadas por el presidente Iván Duque este jueves ante la Corte Constitucional.
En 1993, año en que murió Pablo Escobar, y cuando se empezaron a consolidar cifras sobre los cultivos ilícitos, en Colombia había unas 50.000 hectáreas de cultivos ilícitos. Para finales de la década, esa cifra llegó a 180.000 hectáreas, dijo Duque, que señaló que para 2012 se habían reducido a menos de 60.000 hectáreas.
Además, según el más reciente informe de la UNODC, Colombia tiene el 71% de los cultivos de coca de la región Andina, muy por encima de países como Perú y Bolivia.
¿Por qué a Colombia le ha costado tanto lidiar con la reducción de sus cultivos ilícitos?
No hay una causa única y más bien hay mucha complejidad en esta asunto como para tener un solo frente para solucionar el tema de los cultivos ilícitos, según le dijo a CNN en Español Francisco Thoumi, investigador del JIFE.
Por ejemplo, según le dijo a este medio, la devaluación del peso colombiano (o el aumento del precio del dólar) le dio enorme “rentabilidad a la cocaína en los mercados mundiales”, por lo que “ha habido mucho más incentivo” para los cultivos ilícitos.
También estuvo la caída del precio del oro: “A principio de la década, campesinos que antes cultivaban coca, se metieron a la minería ilegal, entonces allí cae el precio mundial y entonces se vuelven a desplazar hacia coca”, señaló el experto de la JIFE que escribió el reporte.
En mayo de 2018, el entonces presidente Juan Manuel Santos, reconoció su responsabilidad en el aumento de los cultivos ilícitos por lo que él llamó “incentivos perversos”.
“Tal vez fue mi culpa. Precisamente por imponerle a las FARC en la agenda el tema del narcotráfico y eso tuvo un incentivo perverso porque muchos campesinos dijeron ‘va haber una sustitución voluntaria y va haber beneficios para quien esté cultivando coca, pues vamos a cultivar coca y se aumentó’”,dijo Santos en ese entonces.
Juan Carlos Garzón Vergara, investigador de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) en Colombia y del Global Fellow del Woodrow Wilson Center, dice que después de que la guerrilla de las FARC saliera de ciertas zonas, las condiciones de los territorios no cambiaron mucho, y esas comunidades seguían teniendo una alta dependencia a las economías ilícitas, siguieron estando impulsadas por actores criminales que empujan esas economías ilícitas, y las comunidades siguen estando en en un contexto de “alta marginalidad” y “de poca integración con las economías legales”.
Y aunque los gobiernos durante años se han comprometido a reducir las hectáreas cultivos ilícitos, Garzón Vergara señala que aunque su intención parezca clara, “su ejecución es desarticulada y tiene muchos problemas para aplicarse en el territorio”.
Violencia
El presidente Iván Duque explicó ante la Corte Constitucional este jueves que uno de los problemas es que el narcotráfico lleva de manera indebida al país cerca de 14.000 millones de dólares en economía ilegal, que implica también el uso de la violencia por parte de grupos armados.
“Esta es una industria de carácter criminal que cuando llega también a las regiones, amordaza, amenaza y afectan los derechos de los propios campesinos, porque los obliga, los ciñe, los lleva a un yugo donde está presente es la capacidad de influencia criminal de quienes tienen el control sobre esos territorios”, dijo Duque este jueves.
Coincide además que en los departamentos donde más cultivos ilícitos hay —Antioquia, Putumayo, Norte de Santander, Cauca y Nariño— hay presencia de grupos armados ilegales como el ELN, ‘Los Pelusos’, ‘El Clan del Golfo’, ‘Los Puntilleros’, el ‘Oliver Sinisterra’, según Duque.
También está el tema de la corrupción, pues según Garzón Vergara, para que la economía ilegal funcione, las “redes de corrupción” permite que la economía ilegal pueda fluir.
Influencia internacional
El presidente Iván Duque dijo que con ese “crecimiento exponencial” de cultivos ilícitos en Colombia, se ha aumentado “la presencia peligrosa” de carteles de la droga mexicanos en territorios colombiano.
“…los hemos ido enfrentando, sí, los hemos ido enfrentando, con determinación, pero también en los últimos años con ese crecimiento exponencial, aumentaron su presencia en lugares del territorio colombiano”, dijo el mandatario.
Duque también señaló a Venezuela como un punto desde el que salen rutas internacionales aéreas y marítimas de tráfico de drogas.
Y aunque el problema se centra en Colombia, lo cierto es que el narcotráfico es un tema de seguridad regional, según le dijo a CNN en Español Alberto Otárola, otro de los integrantes de la JIFE, que fue ministro de Defensa de Perú en 2012.
“En Sudamérica se han tejido una red de rutas de salida del narcotráfico, a través de Perú, Colombia, del Río Amazonas, de las rutas aéreas que atraviesan las fronteras de Perú, Bolivia y Paraguay, y las rutas marítimas que llevan sustancias ilícitas con clorhidrato de cocaína hacia Europa y Estados Unidos”, dijo Otárola.
¿Cuál es la solución posible?
Los expertos consultados por CNN en Español coinciden en que el plan debe ser sustitución de cultivos, pues la erradicación de estos no son sostenibles en el largo plazo.
“Tienes una solución milagrosa (erradicación forzada y aspersión con glifmsato) que dice esto va a bajar ya, pero pues es muy difícil de sostener”, dice el investigador colombiano de la FIP. “Y está la opción de la sustitución que demanda tiempo, liderazgo, paciencia y en esos términos ha sido muy difícil que los gobiernos tengan una mirada de largo plazo por las presiones para que muestren resultados ya”.
Duque dice que está impulsando una combinación de herramientas para reducir los cultivos ilícitos como grupos de erradicación manual; golpes a organizaciones criminales que operan en estos sitios, y los pagos, que serán por tiempo limitado, del Programa Nacional de Sustitución de Cultivos de uso Ilícito (PNIS) para evitar “exacerbar más incentivos perversos” y que haya resiembra de cultivos.
Según él, en sus ocho meses de gobierno, se han erradicado más de 80.000 hectáreas.
Además, pidió a la Corte Constitucional que no limiten las herramientas para acabar con los cultivos ilícitos, y autorizar de nuevo el uso de la aspersión aérea con el polémico químico glifosato, que fue suspendida desde octubre de 2015.
Pero aunque haya muchas iniciativas para enfrentar el problema de los cultivos ilícitos y el narcotráfico, Francisco Thoumi, el experto de la JIFE, cree que estas economías ilegales presentan una “crisis de carencia de ética social”, por lo que hay que abordar el problema desde una visión más profunda.
“La industria de la coca es sintomática de una cantidad de problemas sociales mas profundos”, dice él. “Es por eso que las políticas simples al final no resuelven el problema”.