(CNN) – Has oído hablar de hombres en la Luna, pero ¿sabes de los ositos de agua?
Miles de tardígrados, también conocidos como “osos de agua” o “lechones de musgo”, estaban a bordo de la nave espacial Beresheet cuando se estrelló en la Luna en abril.
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Las pequeñas criaturas son increíblemente resistentes y pueden sobrevivir a temperaturas extremadamente bajas y condiciones difíciles, y la Fundación Arch Mission, que los envió al espacio, cree que algunos pueden haber sobrevivido.
Los tardígrados son pequeños animales regordetes de no más de un milímetro. Viven en el agua o en la película de agua en plantas como el liquen o el musgo, y se pueden encontrar en todo el mundo en algunos de los entornos más extremos, desde montañas heladas y regiones polares hasta el ecuador templado y las profundidades del mar.
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En un intento de crear un “arca de Noé” o un “respaldo” para la Tierra, la organización sin fines de lucro The Arch Mission envió a la Luna una biblioteca lunar, una pila de discos del tamaño de un DVD que actúa como un archivo de 30 millones páginas de información sobre el planeta. Junto con la biblioteca, Arch Mission envió al espacio muestras de ADN humano y una carga útil de tardígrados, que habían sido deshidratados.
“Los elegimos porque son especiales. Son la forma de vida más dura que conocemos. Pueden sobrevivir prácticamente a cualquier cataclismo planetario. Pueden sobrevivir en el vacío del espacio, pueden sobrevivir a la radiación”, dijo a CNN Nova Spivack, cofundador de la Fundación Arch Mission.
Los tardígrados tienen ocho patas con garras en el extremo, un cerebro y sistema nervioso central, y una faringe parecida a una ventosa detrás de la boca, que puede perforar la comida.
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The Arch Mission puso a las criaturas en un estado de “animación suspendida”, en la que el cuerpo se seca y el metabolismo se ralentiza a tan solo el 0,01% de su ritmo normal.
“En ese estado, luego puedes rehidratarlos en un laboratorio y se despertarán y volverán a estar vivos”, explicó Spivack.
Aunque los animales no podrán reproducirse ni moverse en su estado deshidratado, podrían volver a la vida años más tarde en el caso de que hayan sobrevivido al choque y se rehidraten.
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“No solemos tener a menudo la oportunidad de llevar seres vivos a la Luna, seres que escogimos enviar para aprovechar el día y enviar algunos para el viaje”, agregó Spivack.
Los investigadores esperan que, junto con los tardígrados, la mayor parte de la información de la biblioteca lunar haya sobrevivido al impacto del choque y pueda ser utilizada para regenerar la vida humana en millones de años.
“El mejor de los casos es que la pequeña biblioteca esté completamente intacta, sentada en una bonita colina arenosa en la Luna durante mil millones de años. En el futuro lejano podría ser recuperada por nuestros descendientes o por una futura forma de vida inteligente que podría evolucionar mucho después de que nos hayamos ido”, dijo Spivack.
“A partir del ADN y las células que incluimos, podríamos clonarnos y regenerar la raza humana y otras plantas y animales”, agregó.