WASHINGTON, DC - SEPTEMBER 04: U.S. President Donald Trump (R) references a map held by acting Homeland Security Secretary Kevin McAleenan while talking to reporters following a briefing from officials about Hurricane Dorian in the Oval Office at the White House September 04, 2019 in Washington, DC. The map was a forecast from August 29 and appears to have been altered by a black marker to extend the hurricane's range to include Alabama.

Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.

(CNN Español) – Donald Trump me ha recordado a Fidel Castro.

El presidente de Estados Unidos ha probado fuerza con los meteorólogos. Como en su día lo hacía el gobernante cubano.

A propósito de Dorian, Trump hizo su propio pronóstico. Los expertos se lo rectificaron y ahora insiste en que Alabama estuvo en la mira del huracán.

Trump presentó presuntas pruebas para apuntalar su versión y ahora exige disculpas a los meteorólogos, a los periodistas y a los humoristas.

En la “lógica” de Trump, los que él considera propaladores de noticias falsas han querido desprestigiarlo.

Y presentó sus “pruebas”: un mapa que según él, mostraba la trayectoria original del sistema. En realidad, alguien le había agregado un círculo con un rotulador negro —por cierto, muy similar a los que él usa—, y dentro de ese círculo negro estaba Alabama.

The Washington Post reporta que fue el propio Trump quien alteró el mapa.

Alabama siempre ha estado y estará ubicado en la costa del Golfo de México. En dirección contraria a la trayectoria de Dorian.

Pero incapaz de ceder, Trump echó mano de otro mapa, fechado el 28 de agosto, de la agencia que controla el manejo del agua en la Florida y en el que Alabama caería en la zona de peligro de Dorian.

Pero en ese mismo mapa se aclara que las alertas del Centro Nacional de Huracanes lo anulan.

A ver, más claro: cuando Trump hizo su pronóstico el 1 de septiembre, ya los expertos, los que de verdad saben de qué hablan, habían descartado que Alabama estuviera bajo peligro.

Aun así, Trump llamó a John Roberts, el corresponsal de Fox News —la tele que él ve—, a la Oficina Oval para defender su pronóstico.

“Insistió en que es injusto decir que Alabama nunca fue amenazada por el ciclón”, contó el periodista.

Fidel Castro se atrevía con todo también. Era capaz de pontificar sobre las vacas, el café, las células madre, los cultivos hidropónicos de plátano… y los huracanes.

Tan pronto uno de esos ciclones se acercaba a la isla, Fidel entraba en una suerte de frenesí: se aparecía en el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología o en el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil. Y siempre ante las cámaras de la televisión.

Y en una ocasión, preguntó en televisión a José Rubiera, el meteorólogo más respetado y conocido del país y doctor en Ciencias Geográficas, si había alguna posibilidad de que cierto huracán se desviara y no tocara Cuba.

El hombre respondió que no, Fidel insistió y el meteorólogo, balbuceó algo así como “sería bueno, sí, comandante, pero…”

¿Saben qué? Poco después, una zona de alta presión desviaba el huracán.

La gente más llana empezó a hablar de poderes divinos y la prensa oficial —también muy llana—, desplegaba titulares como estos:

“Fidel Castro: un gigante que desafió huracanes” o “Fidel, el meteorólogo número uno”.