(CNN) – En la búsqueda para encontrar una vacuna que ponga fin a la pandemia de coronavirus, algunos científicos temen que la “Operation Warp Speed” del presidente Trump no tenga en cuenta tecnologías ya probadas de vacunas que una y otra vez han tenido resultados exitosos.
El gobierno Trump no está financiando los desarrollos de posibles vacunas que tomen en cuenta procedimientos que se han usado de manera exitosa durante más de 50 años, incluidas las vacunas actuales contra la hepatitis, la gripe, la poliomielitis y la rabia.
En cambio, Estados Unidos está invirtiendo hasta más de US$ 2.000 millones en enfoques más nuevos que son prometedores, pero en su mayor parte, no han dado como resultado vacunas aprobadas, y mucho menos vacunas con un largo historial.
Saad Omer, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Yale, dijo que la Operation Warp Speed (que en español quiere decir “Operación a la Velocidad de la Luz”) necesita ampliar su espectro para incluir tecnologías más antiguas.
“Las nuevas tecnologías son buenas y podrían funcionar bien, pero realmente deberíamos estar cubriendo todas nuestras apuestas”, dijo Omer, quien ha ayudado a desarrollar varias vacunas.
El Dr. Paul Offit, profesor de la Universidad de Pensilvania que desarrolló una vacuna contra el rotavirus, está de acuerdo.
“Solo porque sea nuevo no significa que sea mejor”, dijo.
China y EE. UU. adoptan enfoques drásticamente diferentes
China está adoptando un enfoque muy diferente al de Estados Unidos, con cuatro de sus cinco vacunas en ensayos clínicos que utilizan el enfoque más antiguo.
Pero el director de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (INS) dice que existe una “necesidad de velocidad” y que el enfoque más antiguo toma “considerablemente más tiempo” para desarrollarse.
“No tenemos tiempo que perder”, dijo el Dr. Francis Collins a CNN.
Collins dijo que también tiene preocupaciones de seguridad sobre el enfoque más antiguo favorecido por los chinos. Ese enfoque lleva a todo el virus a provocar una respuesta inmune del cuerpo, pero el virus se inactiva primero para que no cause daño.
“Si no fue completamente exitoso inactivando el virus, tendría miedo de que la vacuna en sí misma pudiera ser peligrosa”, dijo. “Siempre hay mucha más preocupación por la seguridad”.
Las vacunas más nuevas usan solo una parte del virus, o incluso solo su material genético. Collins dijo que este tipo de vacunas “no conllevan ningún riesgo de transmitir la enfermedad”.
El Dr. Philip Russell, un comandante general retirado y excomandante del Comando de Investigación y Desarrollo Médico del Ejército de Estados Unidos que ayudó a desarrollar varias vacunas, también señaló problemas de seguridad con una vacuna de virus inactivada.
“Creo que están haciendo lo correcto”, dijo Russell sobre el enfoque estadounidense.
Pero algunos otros científicos se preguntan si la tecnología más antigua realmente lleva mucho más tiempo o si es más insegura.
“Los chinos no harían esto si no tuvieran un plan racional para ello. No se equivocan”, dijo John Moore, profesor de microbiología e inmunología en el Colegio Médico Weill Cornell. “Los chinos no son ilógicos”.
Un anuncio de esta semana lo confirma.
Según las autoridades sanitarias brasileñas, una empresa china, Sinovac Biotech, comenzará los ensayos clínicos de fase 3 con una vacuna de virus inactivada en la primera semana de julio. Tales ensayos son el último paso antes de que una vacuna busque la aprobación de los reguladores.
“Hay que probarla para saber”, dijo el Dr. Peter Hotez, especialista en vacunas del Baylor College of Medicine, que está trabajando en una vacuna contra el covid que utiliza un enfoque diferente al de los chinos.
Pero los expertos en vacunas dicen que los enfoques más antiguos se pueden hacer de manera segura, señalando las vacunas en el mercado que usan virus inactivados.
También señalan que la mayor parte del dinero del gobierno de EE.UU. se está gastando en nueva tecnología que se ha estudiado experimentalmente, pero que nunca se ha comercializado.
“Simplemente no sabemos si son realmente más seguros”, dijo Offit, el vacunólogo de la Universidad de Pennsylvania.
Las vacunas que reciben fondos de Estados Unidos
Hasta ahora, el gobierno de Estados Unidos ha anunciado que financiará los ensayos de fase 3 para las vacunas hechas por tres equipos: Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson.
Se espera que Moderna comience su prueba el próximo mes. Está previsto que AstraZeneca comience en agosto, y su socio, la Universidad de Oxford, ya comenzó en el Reino Unido. Se espera que las pruebas de la fase 3 de Johnson & Johnson comiencen en septiembre.
Esos tres equipos usan enfoques que han sido estudiados en ensayos clínicos para otros virus pero que nunca han resultado en una vacuna aprobada.
No está claro si seguirán los fondos para los estudios de la fase 3 para otras compañías.
Además, el gobierno ha financiado, a niveles significativamente más bajos, la investigación previa a la fase 3 para otras tres compañías que están desarrollando vacunas de covid-19. De ellos, Merck ha utilizado la misma tecnología para una vacuna contra el ébola aprobada, y Sanofi ha utilizado la tecnología para una vacuna contra la gripe ya aprobada. Se han utilizado versiones de la plataforma utilizada por la tercera compañía, Novavax, en varias vacunas.
La mayor parte de los fondos estadounidenses provienen de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Avanzado Biomédico, o BARDA, una parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
“Dada la urgencia de poner a disposición lo más rápido posible cientos de millones de dosis de al menos una vacuna segura y efectiva, el gobierno de EE.UU. está creando una cartera de vacunas contra el covid-19 que primero aprovecha las tecnologías probadas de la plataforma”, según un comunicado a CNN del Director Interino de BARDA, Gary Disbrow.
“Hasta ahora, hemos seleccionado candidatos a vacunas para este portafolio flexible basado en una combinación de atributos de esas plataformas, como los datos de seguridad y eficacia de las vacunas ampliamente utilizadas o autorizadas en esas plataformas para otras enfermedades, la escalabilidad y el capacidad de fabricación nacional. Continuamos agregando a la cartera a medida que otros candidatos producen datos convincentes”, agregó Disbrow.
Ese espectro aún no es lo suficientemente amplia para algunos expertos.
Dicen que si uno de los enfoques estadounidenses funciona, entonces todo estará bien.
Pero si los chinos tienen razón y Estados Unidos está equivocado, no está claro cuándo los chinos compartirían su vacuna con el resto del mundo.
Y si la primera vacuna de Estados Unidos que sale al mercado es solo algo efectiva o tiene problemas de seguridad, algunos temen que el público estadounidense no creerá en las autoridades de salud pública si dicen que prueben la próxima vacuna que apareciera.
La comunidad científica “perderá algo de credibilidad si así es como se desarrolla”, dijo Offit, el especialista en vacunas de la Universidad de Pensilvania.
Es por eso que él y otros quieren que Estados Unidos extienda un poco su envergadura y financie un campo más diverso de candidatos a vacunas, incluido el tipo más antiguo favorecido por los chinos.
“Como científico, estoy muy entusiasmado con la nueva tecnología”, dijo Omer, el experto en vacunas de Yale. “Pero si piensas en esto desde una perspectiva política, es bueno distribuir tu riesgo”.