Nota del editor: Roberto Rave es politólogo con especialización y posgrado en negocios internacionales y comercio exterior de la Universidad Externado de Colombia y la Universidad Columbia de Nueva York. Con estudios en Management de la Universidad IESE de España y candidato a MBA de la Universidad de Miami. Es columnista del diario económico colombiano La República. Fue escogido por el Instituto Internacional Republicano como uno de los 40 jóvenes líderes más influyentes del continente.
(CNN Español) – Está pandemia ha despertado tantas consideraciones en nosotros que tal vez pueda confundirnos. Es posible delirar entre la frustración y la desesperanza; o entre la certeza de la fe y la esperanza de una humanidad más conmovida y sensible. Dejar de señalar para interiorizar, dejar de culpar a los gobiernos, para esforzarnos más y elegir buenos y pocos políticos, pues necesitamos más empresarios y menos políticos.
Lo que parecía seguro para una clase media creciente en Latinoamérica, ya no lo es, y en un abrir y cerrar de ojos, la tasa desempleo podría aumentar entre 4 y 5 puntos porcentuales derivando en las próximas semanas en más de 40 millones de desempleados en la región, según cálculos de la Organización Internacional del Trabajo. Los gobiernos atados por su incapacidad de solucionarlo todo, como es normal, han echado mano al papel populista tan taquillero en América Latina durante estas últimas décadas y ad portas de elecciones en países como Colombia y Ecuador, se corre el riesgo de quedar en manos de quienes apoyan las viejas ideas marxistas y entienden la igualdad como un mero dictamen totalitarista que también elimina la meritocracia.
Acertadamente afirmaba el expresidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en 1980, que el mejor programa social es un trabajo. Esta frase, más vigente hoy que nunca, debe marcar el norte de la recuperación económica de Latinoamérica. En este camino se hacen seis importantes consideraciones para detener esta pandemia de desempleo que promete acentuarse con el tiempo empeorando las condiciones sociales, lo que podría generar más caos y violencia en la región:
1. No dejar morir el tejido empresarial que tanto ha costado construir. Las empresas son actores trascendentales en la movilización social y la creación de bienestar. Su destrucción rompe también con el tejido social. Los empresarios que entienden su rol en el mundo, han hecho todo lo posible por mantenerse a flote en esta crisis. Conozco personalmente la historia de un buen amigo que vendió sus propiedades y su automóvil para cubrir los salarios de los próximos tres meses.
2. Reactivar de manera controlada los diferentes sectores económicos sin distinto alguno. Es decir, si podemos ir a un supermercado con protocolos controlados, podemos también ir a un museo o a alguna actividad cultural guardando la distancia social, usando el tapabocas exigido y demás normas de bioseguridad.
3. La pandemia debe ser la oportunidad para que muchos países de la región eliminen los obstáculos a la creación de empresas. No existe otra manera de salir de esta compleja coyuntura que por medio de los incentivos a las empresas y con ellos la disminución del desempleo y de la gran enfermedad de informalidad laboral que azota a nuestra región. A su vez debemos hacer más atractiva la inversión extranjera en la región, teniendo en cuenta también que la destrucción empresarial deriva en un menor recaudo fiscal lo que golpea las arcas de los gobiernos. La Cepal estima en US$ 325.000 millones la evasión fiscal en América Latina.
4. Flexibilizar las normas laborales garantizando la protección del empleado, pero sin desconocer el esfuerzo y la trascendencia de los empresarios. Esto con el fin de crear empleos de forma más ágil y eficiente. Abaratar y simplificar la contratación de empleados por medio de la unificación de los diferentes costos en un salario integral y pensar en la remuneración por horas, respetando la dignidad del trabajador y en común acuerdo con el empleador.
5. Se debe repensar la educación para el trabajo aumentando la capacidad de nuestro capital humano y llenando vacíos en temas como el bilingüismo y los sistemas tecnológicos. El reentrenamiento debe ser también una prioridad. El 65% de los alumnos de educación básica o primaria de hoy en día trabajarán en empleos que no existen en la actualidad.
6. Menos estado y más consciencia individual y empresarial. Se hace necesaria la discusión del profesor Rag Sisodia sobre un capitalismo con líderes y por ende empresas más conscientes de su trascendencia en la transformación social del mundo.
Con las diferentes críticas que puede suscitar el manejo de la crisis en Estados Unidos, en el último mes, se recuperaron 4,8 millones de empleos una cifra nada despreciable para nuestra región. El camino para la recuperación económica es sin duda la creación de empleos.
Para concluir, es importante decir que la responsabilidad individual y empresarial debe asumirse globalmente, mientras que los gobiernos, por su parte, deben eliminar los obstáculos para el libre desarrollo de los protagonistas del progreso: las empresas.