(CNN) – Durante la última década, Mirian López Aceves, de 30 años, recibió dinero de su madre que vive en Estados Unidos. Pero a medida que la pandemia comenzó a avanzar en el hemisferio occidental a principios de este año, las provisiones financieras mensuales de las que depende desaparecieron.
Estos fondos no solo ayudan a López Aceves, diseñadora gráfica en el estado mexicano de Chiapas, sino también a su hija de cinco años de edad y a su abuela. Nunca antes se habían encontrado en una situación en la que no reciben la ayuda extra proveniente de las remesas, como otros millones de familias mexicanas.
El dinero se agotó en el peor momento posible, cuando los clientes de López Aceves también estaban disminuyendo en medio de la pandemia y el cierre. “No tengo mucho trabajo en este momento”, dijo López Aceves a CNN en una entrevista telefónica. “La verdad es que el salario que gano no es suficiente”, explicó.
El dinero de su madre la ayudaba en la compra de alimentos, para ahorrar y pagar la educación de su hija. Con esos fondos “viven bien”, dijo. Pero a raíz del coronavirus, su madre ya no puede permitirse enviar dinero a casa.
México depende de las remesas
El dinero enviado desde el extranjero es una gran parte de la economía mexicana: una inyección anual de casi 39.000 millones de dólares, según datos del Banco Mundial. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dice que 10 millones de familias mexicanas como la de López Aceves dependen de estas transferencias de dinero, y durante una conferencia de prensa diaria el 8 de mayo agradeció a los ciudadanos en el extranjero por sus contribuciones. “Doble, triple gracias a nuestros compatriotas migrantes, porque esto ayuda mucho”, dijo.
El 94% de esas transferencias provienen de Estados Unidos, según un informe de noviembre de 2018 del instituto de investigación Diálogo Interamericano.
“Desafortunadamente, las remesas desde Estados Unidos son una parte muy importante de la economía de México, más para la parte más vulnerable de la ciudadanía”, dijo a CNN Larry Rubin, presidente de la Sociedad Estadounidense de México.
Pero a medida que el coronavirus barre Estados Unidos, los despidos masivos y los cierres de negocios pronto podrían dificultar que muchos envíen dinero a sus hogares. Un informe de abril de la Asociación Global de Conocimiento sobre Migración y Desarrollo, respaldada por el Banco Mundial, predijo que las remesas “a países de ingresos bajos y medianos” caerán alrededor del 20% este año, en lo que describió como “la disminución más pronunciada de la historia reciente” debido al desempleo y la caída de los salarios en las naciones anfitrionas.
La madre de López Aceves perdió su trabajo de limpieza a tiempo completo en marzo y se encontró sin empleo por primera vez en siete años. “Si no tuviera algunos ahorros, habría regresado a México”, dijo la hija. “Y yo estaba preocupada por mí misma, pero también por mi madre. Está sola allá arriba sin nadie”, agregó. Su madre rechazó una entrevista con CNN.
Por ahora, las remesas a México no parecen haber disminuido. Según datos del Banco de México, el país registró un aumento récord —y de corta duración— de las remesas en marzo de este año, que llegaron a un poco más de 4.000 millones de dólares, un aumento del 36% respecto al año pasado.
En un análisis publicado en Twitter, el economista mexicano Jonathan Heath atribuyó el aumento récord a “la depreciación del tipo de cambio que fomenta envíos más altos”, y a muchos mexicanos que regresan a casa desde Estados Unidos y pueden haber enviado sus ahorros por adelantado “para evitar viajar con dinero en efectivo y ser robados”.
A medida que la pandemia creció y los bloqueos se expandieron, las remesas se redujeron a tasas normales en abril y mayo, con casi 2.900 millones y 3.400 millones de dólares respectivamente.
¿Una pausa global en las remesas?
Globalmente, las remesas son un salvavidas entre personas en países ricos y pobres.
Las remesas mueven más dinero a familias en países de ingresos bajos y medios en todo el mundo que la inversión extranjera directa y los fondos de desarrollo oficiales combinados, según el Instituto de Política Migratoria. Por eso cuando las economías de los países ricos tropiezan, familias de todo el mundo pueden ver amenazada su capacidad de pagar por productos básicos como alimentos y medicamentos.
Las remesas a El Salvador, por ejemplo, cayeron un 40% en abril de 2020 en comparación con el mismo mes del año pasado, según el banco central del país.
“La recesión económica en curso causada por el covid-19 está afectando gravemente la capacidad de enviar dinero a casa y hace que sea aún más vital acortar el tiempo de recuperación para las economías avanzadas”, dijo el presidente del Grupo del Banco Mundial, David Malpass, en una declaración reciente.
A medida que el desempleo se dispara en América Latina, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) ya está preocupado por el hambre en la región. “(América Latina) ha visto un aumento de casi el triple en el número de personas que requieren asistencia alimentaria”, dijo el PMA en un comunicado a fines de junio.
La madre de López Aceves ha encontrado un nuevo trabajo a tiempo parcial. Pero todavía no puede reanudar el envío de dinero a casa. Entonces López Aceves se mudó a una hora de distancia para buscar trabajo, dejando a su hija al cuidado de su hermana y esperando que el cambio la ayude a llegar a fin de mes.
“Intentamos ponernos en cuarentena, pero no pude hacerlo por completo porque la situación aquí en México es diferente”, dijo a CNN. “Tengo que buscar trabajo, encontrar una manera de ganar dinero para ayudar con lo indispensable, que es la comida”, agregó.