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Las encuestas reflejan que Biden aventaja a Trump por 15 puntos en intención de voto
01:38 - Fuente: CNN

(CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acaba de ofrecer un vistazo revelador de sus prioridades a medida que el coronavirus extiende su rastro de muerte y enfermedad.

Sin molestarse en ocultar su indiferencia y desprecio por la ciencia, el presidente dejó en claro el domingo que para él es más importante tener razón sobre la pandemia que reconsiderar su enfoque desastroso que está haciendo poco por detener su propagación mortal.

Hasta entonces, Estados Unidos debe soportar las unidades de cuidados intensivos (UCI) abarrotadas en estados devastados por el virus, miles de muertes más y la posibilidad de que las ciudades vuelvan a caer en bloqueos económicamente paralizantes que aplastan las esperanzas de un regreso al trabajo y a la escuela con la vida normal como un simple recuerdo.

El liderazgo pasivo de Trump se vuelve más negligente cuanto peor es la crisis, con más de 140.000 estadounidenses muertos hasta el momento.

“Eventualmente tendré razón. Eventualmente tendré la razón. Sabes que dije: ‘Va a desaparecer’. Lo diré de nuevo”, dijo Trump en una entrevista en “Fox News Sunday “.

Ignorando cómo se está descontrolando el coronavirus y que otras naciones han reprimido mucho mejor su propagación, Trump calificó la verdad que dijo el Dr. Anthony Fauci como “alarmista”. Mientras tanto, la Casa Blanca está rechazando las solicitudes de los republicanos del Senado para obtener más dinero para una operación tardía de pruebas y rastreo que se considera crítica para finalmente aplastar el virus y ayudar a Estados Unidos a salir de su pesadilla.

La voluntad de Trump de aceptar un nivel elevado de víctimas mientras deja la impresión de que no hay nada que hacer más que esperar hasta que pase la tormenta muestra una interpretación extraordinariamente desentendida e insensible de los deberes de la presidencia. Ni siquiera parece tener mucho sentido desde una visión objetiva de su propio interés político. Una encuesta de The Washington Post / ABC News publicada el domingo, por ejemplo, mostró que el presunto candidato demócrata Joe Biden tenía una ventaja de 20 puntos sobre Trump en la confianza del público para manejar la pandemia.

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Así encuentre bloqueadas todas las aspiraciones de la campaña 2020 –el regreso a los mitines, un repunte en las encuestas, un repunte económico y atención por sus asaltos a Biden–, Trump no está dispuesto o no puede admitir la profundidad de la emergencia.

Si bien existe un fuerte deseo en el país de volver a la vida normal –un sentimiento sobre el que Trump está jugando con su demanda de reabrir todas las escuelas– el presidente ignora la preocupación pública sobre si ese paso es seguro. Del mismo modo, sus objeciones semánticas sobre la tasa de letalidad por la enfermedad muestran que le importa la situación mucho menos que su principal prioridad: la reelección.

De hecho, a medida que intensifica su campaña de miedo y hostigamiento racial, está dejando en claro que está apostando a que puede ganar en noviembre mientras ignora una enfermedad que mata a cientos de estadounidenses todos los días. Con ese fin, el presidente está gastando más energía en inventar excusas, culpar a otros y vender falsedades sobre la crisis que en dirigir a su Gobierno para ayudar a aliviar el desastre.

Su enfoque sugiere que no cree que deba triunfar sobre una amenaza para el pueblo estadounidense, sino que simplemente necesita convencer a un número suficiente de ellos de que ha tenido una gran victoria. Es una apuesta que contradice múltiples encuestas que muestran un desplome del apoyo a su manejo de la situación. Y está poniendo a sus compañeros republicanos, que aún desconfían de alienar la base de Trump, en una situación difícil.

“Tengo confianza en esta administración”, dijo el gobernador republicano de Ohio. Mike DeWine, en “Meet the Press” de NBC, esquivando cuidadosamente cuando se le preguntó si tenía confianza en Trump. Otros gobernadores republicanos, viendo cómo el virus se apodera de sus estados, han roto con Trump en temas como el uso de máscaras.

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Trump ataca a altos funcionarios de salud pública

El presidente pasó el fin de semana lanzando información errónea y mentiras sobre la pandemia y preparando una campaña de reelección cada vez más extrema en una serie de foros telefónicos, incluida una advertencia de que podría no aceptar el veredicto de los votantes en noviembre. También redobló su estrategia de avivar el miedo a otras razas entre los votantes blancos: “Van a destruir nuestros suburbios”, dijo Trump, aparentemente refiriéndose a los burócratas demócratas que probablemente mantendrán las reglas destinadas a promover la desagregación de la vivienda y más áreas suburbanas diversas.

Los últimos datos muestran que los casos de coronavirus aumentan en 32 estados, se estabilizan en 14 y disminuyen en solo cuatro, en el quinto mes de una crisis prolongada por los esfuerzos esporádicos de los estados para combatir el virus y la falta de liderazgo federal.

Los nuevos casos de coronavirus han promediado más de 60.000 por día durante la última semana. Las muertes promedian 700 por día y aumentan. Si bien los médicos están mejorando en el tratamiento de la enfermedad, estas cifras garantizan muchas más muertes. Las salas de emergencia desbordadas en estados como Texas, Arizona y la Florida significan que algunas personas pueden no obtener la atención que necesitan y, como resultado, morirán.

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Sin embargo, el enfoque de Trump no estaba en la realidad del desastre el domingo. Le dijo a Chris Wallace de Fox que “si le hiciéramos pruebas a la mitad, esos números estarían bajos”. En un argumento contralógico, Trump atribuyó la supresión del virus en Europa luego de un momento terrible a principios de este año a la falta de pruebas.

Los expertos dicen que la propagación desenfrenada del virus en Estados Unidos desmiente esas afirmaciones del presidente.

Trump luego reprendió a Wallace por usar los datos de la Universidad Johns Hopkins que contradicen sus afirmaciones de que Estados Unidos lidera al mundo con respecto a las tasas de letalidad de covid-19 y atacó a dos de los principales funcionarios de salud del país.

Cuando se le pidió que respondiera al director del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, el Dr. Robert Redfield, quien advirtió de un sombrío invierno por delante, Trump dijo: “No sé y no creo que él lo sepa”.

Describió a Fauci, quien demostró que tenía razón cuando dijo que las aperturas prematuras de los estados podrían causar infecciones crecientes, como “un poco alarmista”. Y el presidente acusó a los expertos en salud pública de creer en la teoría de la cual él ha sido el exponente más destacado: que el clima cálido eliminaría el virus.

“Entonces se equivocaron”, le dijo a Wallace.

Por qué la tasa de letalidad es un argumento extraño

La verdadera tasa de letalidad por la enfermedad ha sido muy difícil de precisar. Pero es probable que termine en 1% o menos.

Los partidarios de Trump usan esos datos para argumentar que no fue prudente cerrar la economía por una enfermedad que no es letal para casi todos los que la contagian. Además de ignorar la dimensión humana de la enfermedad, este punto de vista descarta la naturaleza altamente infecciosa del virus, que en teoría podría infectar a cientos de millones de estadounidenses y provocar una cifra de muertes asombrosa si no se controla. Además, el impacto en la infraestructura hospitalaria y en los trabajadores de la salud que atienden a los enfermos podría ser terrible si no fuera por los bloqueos y el distanciamiento social.

También hay cada vez más evidencia de efectos a largo plazo en la salud, que incluyen dificultades respiratorias y daños en los órganos entre las personas que han sufrido la enfermedad, incluso entre los pacientes más jóvenes, que Trump dice correctamente que tienen menos probabilidades de morir de covid-19.

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La realidad de la crisis pandémica a medida que comienza la semana choca con los comentarios de Trump durante el fin de semana.

Actualmente no hay camas disponibles en la UCI en 49 hospitales de la Florida. El estado soleado registró más de 12.000 nuevos casos del virus el domingo, la cuarta vez que alcanzó ese punto de referencia. El gobernador demócrata de Louisiana, John Bel Edwards, dijo el domingo que el virus “está más desenfrenado” en el estado que nunca. Arizona registró su mayor número de muertes diarias por la pandemia, 147, el sábado.

El alcalde demócrata de Los Ángeles, Eric Garcetti, dijo en el programa “State of the Union” de CNN que estaba al “borde” de declarar un nuevo confinamiento en toda la ciudad. El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, dijo el domingo, en respuesta a una pregunta de CNN, que Trump quería “barrer los hechos” del virus debajo de la alfombra.

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“Cada vez que el presidente ha tratado de evitar el problema, como decir ‘esto desaparecerá, esto no afectará a muchas personas’, empeora”, dijo el demócrata de Nueva York.

Pero Trump, el presidente que elogió a China por su manejo del virus antes de atacar a Beijing y que dijo que nunca sería un problema en Estados Unidos, no se arrepiente.

“He tenido la razón probablemente más que nadie”, le dijo a Fox.