(CNN Español) – La Policía Nacional de Nicaragua concluyó este lunes que no hubo mano criminal en el incendio registrado el viernes en una Capilla de la Catedral de Managua, que dañó severamente la imagen de la Sangre de Cristo, un crucifijo de gran veneración para los católicos en el país.
El incendio, según el informe presentado ante medios de comunicación oficialistas, “se produjo por una combinación de elementos físicos y químicos que incidieron en la plataforma donde se ubica” la venerada imagen.
Según las conclusiones de los peritajes policiales: “El mecanismo de inicio y propagación del incendio se originó al ascender los vapores de alcohol al techo de la capilla, llevados por las corrientes de aire que ingresan por las puertas de acceso y su posterior descenso por un orificio en la parte superior de la cúpula de la Sangre de Cristo donde se acumularon” y añade que al mezclarse estos vapores con el aire caliente se produjo el fuego, en una acción química conocida como solvatación.
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“El incendio en la capilla de la Sangre de Cristo no fue intencional, descartándose acción criminal”, concluye el informe policial.
El arzobispo de Managua y el resto de la jerarquía católica no han reaccionado oficialmente hasta el momento a este informe policial. CNN se comunicó con el encargado de prensa de la Arquidiócesis de Managua, quien nos indicó que mantienen lo expresado en el comunicado del 31 de julio.
“Repudiamos el acto terrorista perpetrado el día de hoy (31 de julio) contra el Santísimo Sacramento en la capilla dedicada a la consagrada e histórica imagen de la Sangre de Cristo, la cual fue calcinada en su totalidad por un artefacto no identificado pero de una fuerza destructiva y contundente en la que se reconoce un acto premeditado y planificado por una persona experta en manipular este tipo de objeto siniestro”, expresó la Arquidiócesis.
Por su parte el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), a través de un comunicado fechado el primero de agosto condenó los hechos.
“Desde el Consejo Episcopal Latinoamericano rechazamos y lamentamos el acto demencial ocurrido en la Capilla de la Sangre de Cristo… y el daño a la imagen de 383 años de antigüedad, símbolo de Nicaragua y refugio de los peregrinos que la han visitado, lesiona profundamente al pueblo nicaragüense por el cruel atentado contra ese patrimonio religioso e histórico nacional”. El CELAM condenó cualquier acto de sacrilegio que atente contra la Iglesia, especialmente en este tiempo de pandemia.
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A esta condena se habían sumado el papa Francisco, el embajador de Estados Unidos en Nicaragua, la Unión Europea, el Consejo Superior de la Empresa Privada y la Opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.