Un manifestante libanés habla con las fuerzas de seguridad en el centro de Beirut el 8 de agosto de 2020.

(CNN) – Manifestantes libaneses irrumpieron en varios ministerios del gobierno durante las protestas violentas que se apoderaron de Beirut el sábado por la noche.

El Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Economía fueron ocupados por manifestantes enojados que pidieron la caída de la élite gobernante del Líbano cinco días después de que una explosión arrasara la capital libanesa causando una destrucción masiva.

La Asociación Bancaria, a la que los manifestantes culpan por el empeoramiento de la crisis bancaria del país, también fue tomada por los manifestantes e incendiada.

Horas después de que las primeras protestas sacudieran a Beirut, el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, prometió celebrar elecciones anticipadas, ya que su asediado gobierno enfrenta llamados a renunciar.

Diab dijo que introduciría una ley que convocaría elecciones anticipadas y aseguró que permanecería en el gobierno durante dos meses hasta que los principales partidos puedan llegar a un acuerdo.

La policía lanzó gases lacrimógenos y balas de goma mientras los manifestantes lanzaban piedras y fuegos artificiales a las fuerzas de seguridad. Partes del distrito central fueron incendiadas y cuando los manifestantes se apoderaron de la Cancillería, la primera en una sucesión de tomas populares, la declararon “sede de la revolución”.

Los manifestantes escalan las paredes que sellan la plaza del parlamento en Beirut.

Decenas de miles de manifestantes acudieron a la Plaza de los Mártires de Beirut el sábado por la tarde pidiendo “venganza” contra la clase gobernante de políticos considerados responsables de la explosión que arrasó gran parte de la capital del Líbano.

El aire estaba cargado de gases lacrimógenos cuando la gente llenó el sitio principal de la protesta, y las manifestaciones se extendieron a los vecindarios circundantes y la autopista principal de la ciudad, en las mayores protestas desde un levantamiento nacional en octubre pasado.

La embajada de Estados Unidos en Beirut expresó su apoyo a los manifestantes pacíficos. “El pueblo libanés ha sufrido demasiado y merece tener líderes que lo escuchen y cambien de rumbo para responder a las demandas populares de transparencia y responsabilidad”, tuiteó la embajada el sábado por la noche. “Los apoyamos en su derecho a protestar pacíficamente y alentamos a todos los involucrados a que se abstengan de la violencia”.

Un miembro de las fuerzas de seguridad libanesas murió. Más de 200 personas han resultado heridas en las protestas, incluidas 63 que fueron trasladadas a hospitales, según la Cruz Roja Libanesa. Varios periodistas se encuentran entre los heridos.

La respuesta de las fuerzas de seguridad no pareció dispersar a muchos de los manifestantes enojados. Una mujer que se cayó al tropezar con la gente que corría en su dirección, dijo: “Bombardearon nuestra ciudad. Volveré”. Con la cara empapada de lágrimas, recogió sus pertenencias, así como algunas piedras, y se dirigió de nuevo a la multitud.

“Sobrevives a una explosión en Beirut sólo para recibir gas lacrimógeno”, dijo un hombre de unos 20 años mientras se llevaba una cebolla a la boca para mitigar los efectos del gas.

Algunas manifestaciones permanecieron pacíficas, mientras que otras estuvieron colmadas de manifestantes enojados que se enfrentaron a las fuerzas de seguridad.

“Tenemos problemas aquí porque, por un lado, los manifestantes están quemando edificios y si envío los camiones de bomberos para apagar el fuego, temo que los manifestantes puedan atacar y herir a la policía y los bomberos”, le dijo a CNN el gobernador de Beirut, Marwan Abboud. “Por el otro, sin embargo, no puedo simplemente no enviar a la policía o a los que combaten el fuego”.

Abboud fue interrumpido y expulsado de un vecindario dañado por los manifestantes más temprano en el día.

Un manifestante libanés rompe una vitrina durante los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en Beirut.

Los que protestaban levantaron horcas simuladas en lo que se denominó protestas del “Día del Juicio Final”, ya que el dolor dio paso a la ira después de que más de 154 personas murieron y decenas más permanecen desaparecidas. Más de 5.000 personas resultaron heridas.

Las efigies de prominentes líderes políticos, incluido el ex primer ministro Saad Hariri y el jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, fueron colgadas de lazos, en algunas de las señales más explícitas de indignación pública que el país ha visto en años.

Los manifestantes sostenían carteles que decían: “Aquí es donde se deben colgar las sogas”. La horca simulada se ha convertido en un símbolo clave de las manifestaciones, que exigen que los responsables de la explosión del martes rindan cuentas, así como contra la corrupción y la mala gestión del país.

Las efigies de los principales políticos se colocaron en una horca simulada que se ha convertido en un símbolo clave de las manifestaciones.

La horca se erigió en el mismo lugar donde varias personas fueron ahorcadas hace más de 100 años por el entonces gobernante Imperio Otomano por rebelarse contra Estambul. La estatua de la Plaza de los Mártires conmemora esas ejecuciones.

Los manifestantes escalaron los muros que han sellado la plaza Nejmeh de Beirut, donde se encuentra el parlamento del Líbano, durante meses, e intentaron derribar las barricadas.

En un video, se vio a los soldados cubriéndose en ruinas arqueológicas mientras los manifestantes les arrojaban piedras.

Manifestantes libaneses arrojan piedras contra las fuerzas de seguridad.

Miles de toneladas de nitrato de amonio están relacionadas con la catastrófica explosión del martes en el puerto de Beirut. Varias agencias gubernamentales en el Líbano fueron advertidas repetidamente sobre la sustancia, descrita por un analista como una “bomba flotante”, según supo CNN.

“Nacimos y crecimos con este régimen, creemos que es hora de que desaparezca, especialmente después de la última explosión”, dijo la manifestante de 18 años Dana Itani. “Estos políticos merecen ser ahorcados aquí, se merecen algo peor honestamente”.

Los manifestantes pedían la caída de las élites políticas del país.

Los manifestantes arrojaron piedras a la policía antidisturbios cerca de la plaza Nejmeh.

“Viví la guerra civil. Fui desplazado, viví días duros y ya perdimos casas en la guerra. Pensamos que eso era todo”, dijo Hayat Gharazeddine, de 51 años. “Sin embargo, estos días son peores que la guerra. No tienes idea de cómo podrías morir ahora, que es lo más aterrador “.

“Ojalá pudiera colgarlos yo misma”, agregó.

Algunas personas acudieron a las protestas del "día del juicio" con sogas.

Algunos manifestantes ocuparon un edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores en el este de Beirut, desplegando una gran pancarta sobre su estructura severamente dañada que pedía el desarme de Hezbollah, el grupo armado y partido político libanés respaldado por Irán, según el canal de televisión libanés LBCi.

Uno de los manifestantes declaró el edificio como “sede de la revolución”, a través de un megáfono.

El Líbano ya estaba envuelto en un colapso económico antes de la explosión del martes que arrasó con su puerto principal, destruyendo los silos de granos. La comunidad internacional ya envió suministros médicos y alimentarios de emergencia al país y destinará decenas de millones de dólares en fondos.

El desastre del martes también puede haber llevado la crisis política del país a un punto de inflexión. Desde que un levantamiento popular en octubre derrocó al gobierno del ex primer ministro Saad Hariri, el descontento público contra la clase política gobernante ha sido desenfrenado, acelerando una crisis financiera que es una de las peores que ha visto el país.

Cinco miembros del parlamento renunciaron en protesta, además de algunas renuncias oficiales de alto perfil. Las autoridades han detenido a 16 personas en relación con la explosión, incluido el director general de Aduanas libanesas, Badri Daher, el jefe del puerto de Beirut, Hasan Kraytem y el exjefe de aduanas Chafic Merei.

Jomana Karadsheh, Ali Younes, Nada Al Taher y Tariq Keblaoui de CNN contribuyeron a este informe.