(CNN) – Cuando Kim Reeder comenzó a enseñar en Parker, Colorado, hace 14 años, descubrió que manejar el entorno del aula requería mucho más tiempo y energía que enseñar a los niños, y no podía llegar a tantos de ellos como ella quería.
“Sabía que había niños que se quedaban atrás o que no los empujaban lo suficiente, porque debido a las limitaciones de tiempo y el tamaño de las clases, tenía que enseñar en el medio”, dijo.
Entonces Reeder descubrió la escuela virtual. Como profesora de Estudios Sociales de la escuela secundaria en Colorado Connections Academy, durante los últimos 13 años, descubrió que “realmente no hay gestión del aula”. La enseñanza en línea en la academia, en una escuela pública de jardín de infantes a grado 12, le da tiempo, libertad y energía para “dar a cada estudiante lo que necesita”.
Muchas escuelas de todo el mundo hicieron la transición abruptamente al aprendizaje a distancia en marzo, cuando el covid-19 obligó a las escuelas tradicionales a cerrar sus puertas. Pero gran parte de lo que experimentaron los estudiantes en casa no representó lo que es el aprendizaje real por internet, en la que los maestros están capacitados para enseñar de forma remota y en línea.
La educación en línea hecha deliberadamente no es tan simple como enviar paquetes a casa o decirles a los estudiantes qué videos de YouTube deben ver.
Y cuando se hace correctamente, es tan gratificante como la enseñanza en persona, dijo Eric Sheninger, experto en aprendizaje a distancia y asociado del Centro Internacional para el Liderazgo en Educación, que brinda servicios de desarrollo profesional para educadores. “Realmente se trata de usar la tecnología de maneras significativas que involucren a los niños a pensar y aplicar sus pensamientos de manera relevante”.
La enseñanza en línea requiere un conjunto diferente de habilidades, no solo de los maestros y administradores escolares, sino también de los estudiantes y sus familias.
La equidad es la pieza más importante y más difícil del rompecabezas
La educación remota o a distancia se refiere al aprendizaje fuera de la escuela, que no tiene que ser en línea (piensa, por ejemplo, en cursos por correspondencia). A partir del primer semestre de 2020, la mayoría de los estudiantes estadounidenses intentaron aprender de forma remota y en línea, y eso requiere tecnología.
Sin embargo, alrededor del 18,1% de los hogares estadounidenses no tiene acceso a internet y más del 10% no tiene una computadora en casa. Algunas familias deben estacionarse afuera de restaurantes o autobuses escolares con wifi para acceder a las señales. Otros comparten un solo dispositivo entre varios niños, lo que significa que solo un niño puede “asistir” a la escuela a la vez.
“Hay millones y millones de niños en este condado que todavía no tienen acceso a wifi y tecnología”, dijo Sheninger.
Resolver ese problema requiere pensamiento creativo, elaboración de presupuestos e intervención en todos los niveles del Gobierno y de las escuelas.
“Tenemos que lidiar con el tema de la equidad digital. Estamos enviando mucho trabajo a hogares desiguales y entornos desiguales”, dijo Stephanie DeMichele, diseñadora de aprendizaje digital y experta en aprendizaje a distancia con sede en Ohio.
Una sugerencia: “Sería bueno ver a nuestros distritos ricos colaborando con sus vecinos rurales, menos ricos: ¿Cómo podemos ayudarlos y compartir recursos?”, dijo DeMichele.
Mary Gifford, presidenta de StrongMind, una compañía que brinda servicios de currículo, tecnología y educación a las escuelas de kínder a grado 12, dijo que los maestros deben comenzar por considerar las necesidades de los estudiantes menos atendidos. “Como profesora, debería pensar en lo que podría hacer para ayudar a los estudiantes más vulnerables, que tienen más dificultades para participar”.
Repensar y volver a aprender la Pedagogía
Antes de la pandemia, muy pocos maestros recibieron capacitación sobre cómo enseñar en línea.
“Cuanto más tradicionalmente haya estado enseñando un educador, menos probable habría sido que considerara tomar una clase en línea”, dijo DeMichele; no habrían aprendido a enseñar, ni experimentado una clase virtual ellos mismos.
Sin embargo, los estudiantes han evolucionado en su dominio tecnológico. “Estamos enseñando a los maestros a enseñar a los estudiantes que ya no existen”, dijo.
El compromiso y mantener a los niños motivados es diferente por internet. Muchos entornos de aprendizaje digital funcionan con un modelo de “aula invertida”. Los estudiantes aprenden el material por su cuenta primero, de forma remota a través de videos u otra tecnología, luego se reúnen con su maestro para trabajar en él y buscar ayuda.
“Cuando estás en un entorno tradicional, la gestión de multitudes es un poco diferente”, dijo Tillie Elvrum, presidenta de la Coalición de Familias Cibernéticas de Colorado. “En un entorno en línea, los profesores pueden entregar la pizarra a un estudiante”.
El material tiene que ser adaptado para diferentes grados, no solo haciendo coincidir el contenido con la edad, sino también con la entrega del contenido, basado en la aptitud tecnológica.
Adopta la tecnología
Toney Jackson, una profesora de cuarto grado en la escuela Nellie K. Parker en Hackensack, Nueva Jersey, se dio cuenta rápidamente, después de que la escuela se pasara a clases virtuales, que podía apoyarse en sus habilidades existentes, como por ejemplo hacer videos.
“Necesitaba convertirme en la creadora de contenido favorita de mis alumnos”, dijo. “Empecé a pensar, ‘¿Qué he hecho durante el año escolar normal que los emocionó y cómo puedo usar las mismas técnicas y las mismas habilidades de nuevas formas?”.
Además de hacer videos de instrucción matemática estándar, hizo algunos con las matemáticas en acción, usando fracciones mientras cocinaba con su familia, uno de sus pasatiempos favoritos.
“Les muestro cómo lo estoy usando”, dijo. Usando el programa Flipgrid, sus estudiantes hicieron sus propios videos de matemáticas; publicaron videos de ellos mismos haciendo preguntas; y respondieron a las preguntas de sus compañeros de clase.
“Esta fue una forma de ayudarse mutuamente, a pesar de que estamos a kilómetros de distancia”, dijo Jackson. La tecnología y el formato empoderaron a sus alumnos a participar.
DeMichele alienta a los maestros a hacer uso de la tecnología que los niños ya adoptan: permítanles demostrar el dominio del conocimiento siendo creativos, haciendo videos al estilo TikTok, historias de Instagram o construyendo mundos en Minecraft.
“Realmente necesitamos cambiar nuestro pensamiento de ‘necesito tener poder sobre mis estudiantes’ y empoderarlos para que piensen por sí mismos”, dijo. “Necesitamos que sean más independientes. Vayan a encontrarlos donde ellos estén”.
Los niños pueden usar todas las herramientas tecnológicas disponibles, desde chats y correo electrónico (que son seguros y monitoreados), hasta pequeños grupos de trabajo en Zoom u otros programas de comunicación por video en línea.
Se valora la personalización
La mayoría de las escuelas en línea ofrecen planes de estudio que se pueden personalizar. “Los maestros deben crear lecciones en las que los niños puedan ir a su propio ritmo y seguir sus propios caminos”, dijo Elvrum. “La personalización es la forma de dar vida a ese plan de estudios”.
Reeder, de Colorado Connections Academy, tiene estudiantes cuyos padres tienen dos días de semana libres en lugar de fines de semana; los niños también tienen ese horario. “La escuela en línea no es un enfoque único para todos”, dijo. Los estudiantes pueden participar en la instrucción sincrónica o ver un video de la misma más tarde. Pueden llamar para recibir instrucción adicional durante el horario de oficina, pero terminar el trabajo cuando lo deseen: temprano en la mañana o tarde en la noche.
Si los estudiantes reciben lecciones para una semana, pueden trabajar con anticipación si lo necesitan o quedarse en lugares donde necesitan ayuda adicional, yendo a su propio ritmo mientras se controlan sus resultados y progreso.
Alexandra Zeitz, de Aurora, Colorado, ha estado matriculada en Colorado Preparatory Academy, una escuela en línea, desde 2014. La joven, de 16 años, acaba de terminar el noveno grado, junto con cuatro cursos universitarios. “Esto funciona para mí”, dijo.
Equilibrar la cantidad de trabajo
Muchos padres están ansiosos porque sus hijos “se mantengan al día”. Eso podría ser algo que todos tengamos que reconsiderar ahora. DeMichele sugirió manejar las expectativas, incluido lo que los padres esperan de los maestros y lo que los maestros esperan de los estudiantes.
“Cualquier cosa que crea que puede hacer en un día o en un período de clase, divídala a la mitad y vuelva a reducirla a la mitad”, dijo. “No se puede esperar que un niño se siente frente a una computadora durante siete horas al día”.
Sheninger señaló que el aprendizaje remoto no implica acumular toneladas de trabajo digital en los estudiantes. Algunas asignaciones deben ser analógicas y debe haber un equilibrio de aprendizaje sincrónico y asincrónico, interrumpido por el tiempo programado para socializar y también incluir movimiento físico.
Un nuevo nivel de participación familiar
Muchas escuelas en línea sugieren que los niños tengan un “entrenador de aprendizaje” además de sus maestros, generalmente un padre.
“Intentan crear un triángulo muy unido para poder garantizar las necesidades que el estudiante requiere para tener éxito”, dijo la madre de Alexandra Zeitz, Emerald Zeitz. “Es necesario tener un entrenador de aprendizaje para que los niños sean responsables todos los días de presentarse y hacer el trabajo escolar”.
Esto no es fácil cuando la mayoría de los padres están trabajando. Incluso si no lo están, es posible que no estén en condiciones de actuar como asesores de aprendizaje, debido a las barreras del idioma o porque no entienden el material por sí mismos.
Sin embargo, incluso si los padres no están equipados para ser maestros ellos mismos, pueden saber mejor qué estilo de aprendizaje tiene su hijo, cuánto tiempo puede concentrarse o qué lo estimula.
Lo único que enfatizó cada experto fue importante: un horario. Intenta tener uno, adherirte a uno y ajustarlo según sea necesario.
Añade la pieza social
Cuando la pandemia llegó y las escuelas cerraron, pocos niños volvieron a interactuar durante meses. Pero la escuela en línea no suele funcionar de esa manera.
“Ofrecemos clubes y actividades para estudiantes, en línea y en persona”, dijo Elvrum. “Si están en un club de ajedrez o en robótica, pueden estar participando en torneos en persona, organizados a través de la escuela”.
En épocas no pandémicas, la escuela de Alexandra Zeitz tiene excursiones, bailes y espectáculos de talentos en el área metropolitana de Denver y en todo el estado, y pequeños grupos de niños que viven cerca unos de otros pueden reunirse en cafeterías para un grupo de estudio.
La socialización, dijo, “es más intencional. Tienes que buscar tus actividades sociales”. Esto resulta en tener menos amigos, dijo, pero “son amigos reales y verdaderos”.
A Emerald Zeitz le gusta más el modelo en línea que una escuela tradicional en persona.
“No tienes la socialización negativa que tienen muchos niños en las escuelas tradicionales”, dijo.
También es más sostenible durante una pandemia, dijo. Muchos estudiantes todavía pueden trabajar en línea y en persona en grupos pequeños. Las escuelas tradicionales pueden tratar de ayudar a las familias a facilitar estas conexiones en persona, que son clave para el desarrollo social y la salud mental de los niños.
Nadie dice que este cambio haya sido fácil de hacer y no es para lo que la mayoría de los maestros se capacitaron o se inscribieron. Pero los expertos dicen que es posible si aprendemos a pensar de manera diferente sobre qué es la escuela y cómo funciona. “Haz que el aprendizaje sea colaborativo”, dijo DeMichele. “Tenemos tanto que aprender de nuestros estudiantes como ellos de nosotros”.
– Lisa Selin Davis es la autora de “Tomboy: La sorprendente historia y el futuro de las niñas que se atreven a ser diferentes”.