(CNN) – Vota por el presidente Donald Trump, o si no…

Ese fue el mensaje que los republicanos intentaron transmitir durante la primera noche de su convención para volver a postular como candidato a Trump, a pesar de la ardiente insistencia de los asesores de campaña y del propio Trump de que los eventos de esta semana proporcionarían un contrapunto alentador a la convención “sombría” que, afirmaron, los demócratas habían organizado, la semana pasada.

En un programa de discursos en su mayoría pregrabados –otro aspecto de la convención demócrata que Trump había ridiculizado– un desfile de los habituales de la órbita de Trump advirtió sobre la inminente catástrofe socialista y la violencia desenfrenada.

En lugar de testificar a título personal sobre el carácter de su padre, Donald Trump Jr. comparó al candidato demócrata Joe Biden con el Monstruo del Lago Ness. Una pareja de St. Louis que había blandido armas ante manifestantes de Black Lives Matter advirtió que los demócratas querían “abolir” los suburbios y elogió a Trump por presionar contra los “apartamentos de baja calidad” en vecindarios agradables.

Y en un discurso particularmente vehemente desde un auditorio vacío en Washington, la integrante de la campaña de Trump Kimberly Guilfoyle declaró en voz muy alta que los demócratas estaban buscando esclavizar a la gente a una ideología.

En sus dos apariciones grabadas, Trump trató de aportar algo de brillo a los discursos. Se comprometió respetuosamente con los trabajadores de la salud de primera línea y los exrehenes estadounidenses cuyas liberaciones habían sido negociadas por su Gobierno. Debido a que las apariciones no fueron en vivo, el riesgo de que el discurso de Trump se convirtiera en una serie de agravios o se fuera por la tangente –lo que ocurre frecuentemente durante apariciones en vivo similares en la Casa Blanca– era bajo.

Sin embargo, en torno a su aparición estelar hubo oradores que advirtieron en términos oscuros y nefastos sobre cómo los demócratas arruinarían a Estados Unidos.

Fue necesario un discurso del senador Tim Scott, al final de la noche, para ofrecer un verdadero descanso al tono de fatalidad.

El republicano de Carolina del Sur, quien subió al escenario para hacer uno de los escasos discursos en vivo de la noche, profundizó en algunos de los mismos temas que los oradores anteriores, incluida una advertencia de que los demócratas esperaban “convertir nuestro país en una utopía socialista”.

Pero, en general, su mensaje fue de esperanza, incluso cuando, a diferencia de los oradores anteriores, no dijo mucho en defensa del primer mandato de Trump.

“El arco de nuestra nación siempre se inclina hacia la justicia”, dijo Scott. “No estamos completamente donde queremos estar, pero agradezco a Dios todopoderoso que no estamos donde solíamos estar”, agregó.

Aquí hay algunas otras conclusiones de la noche:

Los argumentos sobre la raza

Después de un verano de disturbios, que Trump ha alimentado a través de una retórica divisiva y una defensa reflexiva de los símbolos racistas, la cuestión de la raza iba a ser un factor en su convención.

La programación del lunes por la noche buscó abordar el tema directamente, quizás de manera más efectiva en el discurso final de Scott, quien utilizó su propia historia como un ejemplo del progreso racial del país, en contraposición a lo que él y otros oradores afirmaron que era la intención de los demócratas de retratar al país como lamentablemente racista.

“Nuestra familia pasó del algodón al Congreso en una vida”, dijo el residente de Carolina del Sur. “Y es por eso que creo que el próximo siglo de Estados Unidos puede ser mejor que el anterior”, agregó.

Fue un encuadre convincente para una historia distintitvamente estadounidense que, según Scott, no sería posible bajo un gobierno de Biden-Harris, que “convertiría a nuestro país en una utopía socialista”.

Sin embargo, aunque Scott trató de retratar un país que había avanzado, comenzó su discurso reconociendo el trauma que muchos estadounidenses han estado enfrentando.

“Desde una pandemia mundial hasta la muerte de George Floyd y Breonna Taylor, 2020 ha puesto a prueba a nuestra nación de formas que no habíamos visto en décadas”, dijo.

Fue un mensaje que reconoció la lucha actual de una manera que algunos otros oradores pasaron por alto al tratar de presentar el apoyo de los negros a Trump como una postura impopular, pero necesaria.

“Las voces negras están cada vez más despiertas y más fuertes que nunca”, dijo Vernon Jones, político demócrata de Georgia. “El Partido Demócrata se ha infectado con la pandemia de la intolerancia, fanatismo, socialismo, prejuicios contra la aplicación de la ley y una tolerancia peligrosa a las personas que atacan a otros y destruyen nuestras propiedades”, agregó.

Otros oradores intentaron presentar un argumento similar de que Trump no estaba presidiendo el empeoramiento de las tensiones raciales, sino que estaba ayudando al país a superar su problemática historia.

Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur, que fue la primera embajadora de Trump en Naciones Unidas, recordó su historia como india estadounidense en Carolina del Sur, con un padre que usaba turbante y una madre que usaba sari.

Haley dijo que había experimentado dificultades, pero que Estados Unidos no estaba definido por ellas.

“En gran parte del Partido Demócrata, ahora está de moda decir que Estados Unidos es racista. Eso es una mentira. Estados Unidos no es un país racista”, dijo.

Sin embargo, incluso Haley parecía consciente de que, bajo su liderazgo actual, el Partido Republicano no está precisamente en el lugar en el que ella una vez estuvo como gobernadora de Carolina del Sur.

Recordando su decisión de retirar la bandera confederada del Capitolio estatal –un momento político decisivo que fue visto en ese entonces como un paso audaz para un republicano– Haley no entró en especificaciones.

En cambio, simplemente dijo que había “removido un símbolo divisivo”.

No puedes escapar de la pandemia

Por mucho que Trump haya deseado poder ignorar la virulenta pandemia de coronavirus durante su convención, estaba claro el lunes que tenía que afrontar esta crisis nacional de frente, aunque las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses desaprueba cómo la ha manejado.

La ventaja de una convención en su mayoría preproducida es que el tema podía enmarcarse en los propios términos de Trump, sin mencionar (como lo hicieron repetidamente los demócratas) las terribles consecuencias de la pandemia, incluidos los 177.000 estadounidenses que han muerto.

Eso fue evidente durante una reunión grabada y editada de Trump con trabajadores de primera línea que tuvo lugar en el Salón Este de la Casa Blanca, su primera aparición en la convención. En una conversación sobre sus experiencias afable y en su mayoría sin salidas por la tangente, Trump parecía involucrado en escuchar cómo habían realizado sus trabajos como enfermeros y camilleros, muy lejos de las mesas redondas anteriores que Trump ha celebrado en la Casa Blanca, que se convirtieron en tangentes salvajes.

Los oradores, que incluyeron a una enfermera de Virginia Occidental y un cirujano de Louisiana, avalaron las medidas que Trump había tomado para mitigar los efectos de la pandemia, como expandir las opciones de telesalud y acelerar las aprobaciones de terapias como el remdesivir.

Los republicanos hicieron un poco de revisionismo histórico al pregonar el manejo del brote por parte del presidente. Durante un video que se parecía mucho a un anuncio de campaña, se criticó duramente a los demócratas y a los medios de comunicación por restar importancia al nuevo coronavirus al comienzo, pero la negativa del propio Trump a tomarse el virus en serio estuvo ausente.

Esos hechos no serán tan ineludibles durante los próximos meses como podría parecer durante este programa de horario estelar de los republicanos. Pero reconociendo al menos una pandemia que Trump pasó meses ignorando, los asesores del presidente parecen estar tratando de reformular lo que es ostensiblemente negativo en un ejemplo de liderazgo.

Trump es empático, confía en nosotros

Trump no es un presidente conocido por la empatía. Durante una reunión en 2018 con familiares que habían perdido a seres queridos en el tiroteo en la escuela de Parkland, en la Florida, sus asistentes le entregaron una tarjeta con indicaciones como “Te escucho” y “¿Qué es lo que más quieres que sepa sobre tu experiencia?”.

Sin embargo, los oradores durante la programación de la convención del lunes –incluido Andrew Pollack, quien perdió a su hija Meadow en el tiroteo en Parkland– buscaron retratar a un Trump diferente, uno que se toma el tiempo para escuchar a los padres en duelo y que empatiza genuinamente con los demás incluso si se muestra duro.

“Me encanta la intensidad del presidente y su disposición a luchar”, dijo el representante Jim Jordan, un republicano de Ohio, que es uno de los defensores más acérrimos del presidente en el Congreso. “Pero lo que también aprecio es algo que la mayoría de los estadounidenses nunca ve: cuánto se preocupa realmente por la gente”.

El mensaje parecía diseñado para establecer una comparación directa con Biden, cuya convención, la semana pasada, se centró en gran medida en su capacidad para conectarse con las personas, en particular con aquellos que, como él, han experimentado pérdidas o traumas. Ronna McDaniel, presidenta del Comité Nacional Republicano, reconoció en su discurso, temprano en la noche, que “todos saben que (Trump) puede ser duro”.

Sin embargo, dijo que la imagen de “buen tipo” de Biden ocultaba un enfoque débil en temas como la seguridad nacional o el comercio. La elección, dijo, debería ser un “referéndum sobre el historial y no la personalidad”.

Incluso así, los republicanos aún buscaron resaltar aspectos de la personalidad de Trump que pocos estadounidenses han presenciado, con la notable excepción del propio hijo de Trump, Donald Trump Jr., quien usó su discurso para dar un mensaje político bastante convencional en lugar de un testimonio familiar de la calidez no conocida de su padre o de recuerdos sobre su infancia (Trump y su hijo mayor tuvieron una relación difícil después de que el presidente se divorció de su primera esposa, la madre de su hijo).

En una reunión con exrehenes estadounidenses cuyas liberaciones su administración había ayudado a negociar, Trump buscó transmitir una calidez por el sufrimiento humano que rara vez ha mostrado durante su mandato.

Pero incluso en ese video se deslizó su inclinación por los hombres fuertes y duros.

“Para mí, el presidente Erdogan fue muy bueno”, le dijo Trump al pastor Andrew Brunson, quien fue encarcelado por el gobierno del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, por cargos de espionaje.

¿Optimismo? Quizás el martes

Antes del inicio de la convención del lunes, tanto el presidente como sus asesores políticos dijeron que el evento tendría un enfoque más optimista en comparación a lo que, afirmaron, fue una presentación “oscura” y “sombría” de los demócratas, la semana pasada.

“Creo que vamos a ver algo que va a ser muy alentador y positivo, eso es lo que me gustaría que fuera”, dijo Trump en una entrevista, el sábado, en Fox News.

Si eso es lo que quería Trump, es posible que tenga que esperar. Desde el primer orador hasta el último, los republicanos ofrecieron una visión fatalista del país en caso de que Biden ganara en noviembre con poco de la inspiración que predijo el presidente.

Charlie Kirk, el joven fundador de Turning Point USA, describió a la oposición como un “cártel podrido de iniciados” y una “mafia vengativa”.

Un maestro antisindical declaró que el trabajo organizado intentaba menospreciar los “valores judeocristianos” y afirmó que “los sindicatos están subvirtiendo nuestra república”.

Tal vez nadie, sin embargo, estaba tan decidido a avanzar en los temas amenazantes como Kimberly Guilfoyle, expresentadora de Fox News, que ahora es una alta funcionaria de recaudación de fondos en la campaña de Trump, y la novia de Donald Trump Jr.

Los demócratas, afirmó Guilfoyle, “quieren esclavizarte a la ideología de la víctima débil, dependiente y liberal, hasta el punto de que no reconocerás a este país o a ti mismo”.

La dependencia de las advertencias ominosas en una convención que los organizadores afirmaron sería optimista solo subraya la paradoja de la situación política de Trump. Sus principales partidarios disfrutan de las advertencias contra los demócratas “socialistas” y los agravios enfurecidos sobre los “cárteles podridos”.

Pero para ganar la reelección, Trump tendrá que expandir su atractivo más allá de esa base para los votantes que buscan una perspectiva más afirmativa y menos calamitosa.