(CNN) –– Cuando faltan 64 días para la elección presidencial en Estados Unidos, el número de estados indecisos es mucho mayor de lo que hemos visto en cualquier votación reciente, lo que refleja la política asimétrica del presidente Donald Trump y los rápidos cambios demográficos en el país.
El exvicepresidente Joe Biden ha reservado espacio para anuncios de televisión en la contundente cifra de 15 estados, según Medium Buying, una cuenta de Twitter que rastrea en qué lugares las campañas ubican reservas de tiempo para anuncios. Trump, por su parte, ha destinado el gasto en publicidad en 11 estados hasta este momento, y todos ellos hacen parte de la lista en los que Biden también invertirá dinero para anuncios de televisión.
Los 11 estados donde ambas campañas tienen reservas de anuncios son: Arizona, Florida, Iowa, Michigan, Minnesota, Nevada, Nueva Hampshire, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania y Wisconsin. Biden también ha reservado tiempo en Colorado, Georgia, Texas y Virginia.
“El territorio de contienda presidencial en este momento es enorme”, destacó Medium Buying. ¡De acuerdo!
Ahora, antes de continuar, es importante destacar que se trata de reservas de anuncios, no de compras de anuncios en sí. Y esa es una diferencia fundamental. Las reservas se pueden cambiar o cancelar por completo. El dinero utilizado para reservar anuncios en un estado se puede mover a otro lugar si la campaña ve una necesidad. Por lo tanto, las reservas de anuncios no deben considerarse como un indicador fijo de la manera en que las dos campañas observan el mapa. Las contiendas evolucionan y las decisiones publicitarias mutan con ellas.
Sin embargo, las reservas de anuncios son, en términos generales, una mirada relativamente confiable sobre dónde las dos campañas creen que existen sus oportunidades y vulnerabilidades. Todas las campañas suelen hablar al respecto de esto ––¿recuerdas cuando Trump iba a hacer una carrera en Nuevo México?–– pero las reservas tienden a ser un indicador más revelador de dónde creen que se encuentra la contienda y dónde necesitan ganar para alcanzar los 270 votos electorales.
El hecho de que haya 15 estados que cumplen con ese estándar revela cuán amplio ven las dos campañas el campo potencial de contienda, y también cuán lejos hemos llegado en las últimas dos décadas en términos de lo que puede considerarse un estado indeciso. Si piensas en las elecciones de 2000 y 2004, el grupo de estados indecisos era conocido y pequeño. Colorado, Florida, Iowa, Nueva Hampshire, Ohio, Pensilvania y tal vez uno o dos más. Y eso fue prácticamente todo. Ambas partes se vieron obligadas a invertir decenas de millones de dólares en ese puñado de estados, no porque quisieran, sino porque no podían justificar gastar ese dinero en otros estados con la esperanza de revertirlos a su favor.
Barack Obama superó este grupo reducido en 2008 con victorias en Indiana, Carolina del Norte y Virginia, estados que ningún demócrata había ganado a nivel presidencial en décadas. Y Trump amplió aún más la categoría de estado indeciso en 2016 al lograr victorias en Michigan, Pensilvania y Wisconsin, típicamente estados donde los demócratas ganaban.
Lo que queda claro de las reservas de anuncios para este otoño es que ahora estamos lidiando con un campo de contienda aún más amplio. Ambas campañas han reservado tiempo en Arizona, un estado desde hace mucho tiempo a salvo en la columna republicana. Lo mismo ocurre con Minnesota, un estado en el que un candidato presidencial republicano no ha ganado desde 1972.
En términos generales, el tamaño del campo de contienda ––y los estados incluidos en él–– sugieren que Biden a) está jugando más a la ofensiva que a la defensa y b) ve una victoria masiva en el Colegio Electoral como una posibilidad genuina.
De los 15 estados en los que Biden ha hecho reservas, 10 fueron ganados por Trump en 2016, mientras que cinco ––Colorado, Minnesota, Nueva Hampshire, Nevada y Virginia–– se los llevó Hillary Clinton. Las reservas de Trump tienen una división similar; 8 son estados que ganó en 2016 y 3 en los que Clinton obtuvo la victoria.
Esos datos son generalmente consistentes con la forma de la contienda, con Biden a la cabeza a nivel nacional y en la mayoría de los estados indecisos, y Trump tratando de mantener unida a la coalición que lo eligió en 2016.
La parte más fascinante de la reserva publicitaria es que Biden ha planeado tiempo de campaña en Texas y Georgia, dos importantes tesoros de votos electorales y dos estados que no han sido ganados por un demócrata que se postula para presidente desde 1976 y 1992, respectivamente. Las encuestas en ambos estados muestran que la disputa es reñida: Trump tiene una ventaja de 3,5 puntos en el promedio de encuestas de Real Clear Politics en Texas y un margen promedio de 1,1 puntos en Georgia.
Si Biden ganara uno o los dos entre Texas y Georgia, tendría al menos la posibilidad de una gran victoria en el Colegio Electoral de más de 350 votos electorales. (La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha dicho durante la mayor parte de los últimos dos años que los demócratas deben ganar “a lo grande” para evitar que Trump impugne agresivamente el resultado y se niegue a ceder).
Pero aquí se trata de algo más que el solo cálculo del Colegio Electoral. Si Biden sigue adelante con sus planes de gastar en anuncios en Texas y Georgia, lo cual es un gran condicional dado lo caras que son las compras de televisión a nivel estatal en ambos lugares, probablemente obligaría a la campaña de Trump a gastar (y mucho) en esos estados también. Y cada dólar que Trump gasta defendiendo Texas o Georgia (o ambos) es un dólar con el que no puede jugar a la ofensiva en Minnesota, Nevada o Virginia.
La ampliación de la disputa electoral se ha estado produciendo gradualmente durante las últimas tres elecciones. Pero que 15 estados estén en la categoría de indecisos tan avanzado el ciclo de elecciones presidenciales, incluidos los monstruos del Colegio Electoral como Texas y Georgia, es un nuevo capítulo en la política estadounidense moderna. Y uno que tiene todo tipo de posibilidades, para ambas partes, en futuras contiendas.