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Nota del editor: John D. Sutter es colaborador de CNN y parte del equipo de expedicionarios de National Geographic. Es director de la serie “Baseline”, próxima a lanzarse, que visitará cuatro lugares en la primera línea de la crisis climática cada cinco años hasta 2050. Visite el sitio web del proyecto. Las ideas expresadas en este artículo pertenecen al autor. Vea más notas como esta en cnne.com/opinion

(CNN) –Empezará a enfriarse”.

Esa pequeña frase se encuentra entre las más peligrosas de Donald Trump durante su presidencia en EE.UU.

Son parte de un libro de jugadas que la industria de los combustibles fósiles ha estado implementando durante 40 años. El objetivo es arrojar dudas negligentes e injustificadas sobre la realidad de la ciencia climática, que nos ha dicho claramente y durante muchas décadas que los humanos estamos impulsando un calentamiento peligroso.

La Tierra no se está enfriando y no lo hará. Eso es obvio, a pesar de lo que dijo el presidente esta semana en una sesión informativa en California, un estado que arde en medio de temperaturas récord.

Pero se sabe que las mentiras de Trump distorsionan la forma en que percibimos la realidad.

Si no, recordemos este intercambio con un funcionario de California este lunes.

“Empezará a enfriarse”, dijo Trump. “Solo espere”.

“Ojalá la ciencia estuviera de acuerdo con usted”, respondió el funcionario Wade Crowfoot.

“No creo que la ciencia lo sepa, en realidad”, dijo Trump.

Lo sabe. Si está leyendo esto, es probable que lo entienda. La mayoría de los estadounidenses lo hacen. Puede encender las noticias o ver el pronóstico del tiempo o, en muchos lugares, basta solo con ir afuera. Los incendios están arrasando el oeste. Cinco tormentas tropicales están girando en el Atlántico, algo que había sucedido solo una vez en el pasado. Siberia alcanzó los 37,8 grados Celsius este año. Death Valley, 54,4. Un informe de la Organización Meteorológica Mundial dijo que se espera que el período de cinco años de 2016 a 2020 sea el más caluroso registrado hasta ahora. Es más, así haya un año o dos o cinco fríos, eso no cambiará la trayectoria, que es inconfundiblemente ascendente, y todo gracias a nosotros. Hemos calentado el planeta alrededor de 1,1 grados Celsius desde la Revolución Industrial. Ya estamos viviendo con los resultados distópicos.

“Solo espere”.

Me gustaría esperar otra cosa.

Me gustaría ver que en noviembre se den unas elecciones que asuman la cuestión climática de una vez por todas.

Algo que en realidad ya son.

Pero me gustaría ver a los estadounidenses darse cuenta de eso.

Todo lo que impulsa el movimiento Blac Lives Matter (las vidas de la comunidad negra importan). La pandemia es una tragedia estadounidense. Estos también son temas determinantes de nuestro tiempo y no deben minimizarse. Sin embargo, el calentamiento global durará mucho más que todos los seres humanos que viven actualmente en este planeta. Las emisiones de dióxido de carbono se quedan en nuestros sistemas planetarios y provocan un calentamiento durante 1.000 años. Nuestras decisiones de hoy serán importantes en 3020, y para generaciones de personas no nacidas que heredarán la deuda desmedida de un planeta en llamas.

Es por eso por lo que este 2020 las elecciones son acerca del racismo sistémico, sobre covid-19, que ha matado a casi un millón de personas en todo el mundo, y también son los comicios del cambio climático.

¿Qué pasaría si los votantes se lo tomaran en serio?

Nos daríamos cuenta de que el cambio climático también es mortal, por ejemplo. La contaminación del aire exterior, en gran parte causada por la quema de combustibles fósiles, mata a 4,2 millones de personas al año en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Enfrentar la crisis climática significa deshacerse de esa contaminación y, por lo tanto, salvar millones de vidas.

Inundaciones, tormentas, sequías e incendios. No necesito decirles que también son peligrosos. Decenas de personas han muerto en incendios forestales occidentales este verano en EE.UU. Estos desastres no naturales también son costosos. Los incendios forestales solo este año podrían costar más de US$ 20.000 millones, según Tom Corringham, investigador del Instituto de Oceanografía Scripps.

Todo esto ha sido importante desde hace muchos años ya.

Pero nos estamos quedando sin tiempo, por eso estas elecciones son decisivas.

La Tierra ya está rozando las líneas rojas establecidas por la comunidad internacional: 1,5 grados Celsius o como máximo 2 grados de calentamiento por encima de los niveles preindustriales.

Una vez más, estamos en 1,1 grados ahora, y estamos en camino de más de 3 grados de calentamiento.

El mundo puede cruzar la línea de 1,5 grados en una década.

Un futuro de 3 grados es aún más aterrador.

“Solo espere”.

No me considero un partidario, pero hay que señalar el abismo entre Trump y Joe Biden, el retador demócrata. La diferencia entre estos candidatos es superior a cualquiera que haya existido en la historia de las elecciones presidenciales de EE.UU.

Los defensores del clima habían criticado duramente a Biden por no proponer políticas que se movieran lo suficientemente rápido para eliminar la contaminación por combustibles fósiles, que es la única forma en que realmente podemos “resolver” la crisis que tenemos entre manos. Tenemos que hacer eso y prepararnos para el calentamiento que ya está ocurriendo.

Pero el equipo de Biden se ha tomado en serio algunas de esas críticas, proponiendo un conjunto de nuevos planes, por un total de US$ 2 billones en inversiones, que colectivamente apuntan a desviar la economía estadounidense de su adicción a los combustibles fósiles. Biden propone crear un “sector de energía libre de contaminación de carbono” para 2035 y eliminar la contaminación neta de carbono de toda la economía de Estados Unidos para 2050.

The Washington Post calificó la propuesta, que Biden anunció a principios de este verano, “el plan más ambicioso (de política climática) publicado por un candidato a presidente de un partido hegemónico”. Jeff Goodell de Rolling Stone escribió que el plan podría ser “transformador”.

Hay algunos detalles discutibles. Pero, nuevamente, el abismo entre los candidatos es oceánico. Biden reconoce la amenaza del cambio climático mientras Trump continúa negando la realidad.

“Tenemos que actuar como nación”, dijo Biden esta semana. “No debería ser tan malo que millones de estadounidenses vivan a la sombra de un cielo anaranjado y se queden preguntándose: ‘¿Nos ha llegado el día del Juicio Final?’”

Está aquí.

No se está enfriando.

Los estadounidenses lo saben.

La pregunta es si van a votar pensando en esto.