(CNN) – Un desafiante Donald Trump persigue sus propios objetivos políticos mientras ignora el costo humano y económico de la pandemia, con su superpropagadora Casa Blanca en caos y los principales generales del Pentágono en cuarentena.
Con la incertidumbre aún nublando los boletines oficiales sobre la condición del presidente mientras lucha contra el covid-19, hay un desconcierto creciente en Washington por algunos de sus movimientos erráticos y sordos desde que salió del hospital el lunes.
Trump de repente hizo estallar las negociaciones del Congreso sobre un paquete de rescate económico de covid-19. Y en un nuevo asalto a las estrategias de salud pública necesarias para sofocar una pandemia que ahora se acelera, Trump afirmó falsamente que no era peor que la gripe, mientras se presenta a sí mismo como un líder héroe que conquistó el virus.
Al reforzar su negación de una emergencia nacional que ha matado a más de 210.000 estadounidenses, Trump está adoptando una estrategia de alto riesgo que potencialmente ofende a los familiares en duelo de quienes murieron a causa de la enfermedad y a casi todos los demás que han visto sus vidas, su educación y su familia destrozadas.
Al aplastar las conversaciones de rescate económico, se deja expuesto a acusaciones de indiferencia ante la difícil situación de millones de estadounidenses que quedaron sin trabajo durante la pandemia y que dependían de los beneficios federales de desempleo que ahora expiraron.
Joe Biden
El candidato demócrata, Joe Biden, aprovechó la sensación de que la Casa Blanca de Trump se está descarrilando para comprometerse a restaurar la unidad nacional y sacar a la nación de la pandemia. Y siguió los pasos de Abraham Lincoln al advertir que Estados Unidos era nuevamente una “casa dividida” en el campo de batalla de Gettysburg, escenario del enfrentamiento más sangriento de la Guerra Civil.
Los últimos intentos de Trump de restarle importancia al virus, incluso cuando está en un régimen de medicamentos fuertes y experimentales para combatir su propia infección, seguramente serán una pieza central del debate del miércoles por la noche entre el vicepresidente Mike Pence y la candidata vicepresidencial demócrata, la senadora Kamala Harris.
El martes, el presidente también hizo su intento público más flagrante hasta el momento de obligar a los reguladores a acelerar la aprobación de varias vacunas de covid-19 que actualmente se están probando en un esfuerzo por ayudar sus propias perspectivas de reelección. La medida siguió a un informe de CNN de que el presidente había estado presionando personalmente a las compañías farmacéuticas para que entregaran una vacuna antes del día de las elecciones.
“Las nuevas reglas de la FDA hacen que sea más difícil para ellos acelerar la aprobación de las vacunas antes del día de las elecciones. ¡Solo otro éxito político!”, le tuiteó Trump al Dr. Stephen Hahn, comisionado de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA).
Las reglas de la FDA requieren que transcurran varios meses después de que a los pacientes se les administra la última dosis de un prototipo de vacuna para garantizar que no haya efectos secundarios graves. La práctica está diseñada para maximizar la confianza del público en una vacuna, la mejor esperanza de poner fin a la pandemia, que las encuestas muestran ya se ha visto afectada por la politización del tema por parte de Trump.
Símbolo
Mientras tanto, la propia administración de Trump se está convirtiendo en un símbolo evidente de su propio enfoque irresponsable de la crisis.
El asesor de política interna de la Casa Blanca, Stephen Miller, es el último alto funcionario en dar positivo en la prueba. Esto eleva el número de casos de covid entre los funcionarios de la Casa Blanca a al menos 11.
Un cuarto asistente de prensa de la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, que está en casa con covid-19 , también tiene el virus. Después de atravesar el ala oeste, a los aliados de Trump en el Capitolio y en su campaña, el virus ha alcanzado los escalones más altos de las fuerzas armadas estadounidenses.
El presidente del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, y varios otros miembros de alto rango del liderazgo del Pentágono, están en cuarentena después de que el vicecomandante y almirante de la Guardia Costera de Estados Unidos Charles Ray dio positivo el lunes. Ray estuvo en la Casa Blanca el 27 de septiembre y luego se reunió con otros altos oficiales militares.
Pence regatea sobre la pantalla de debate
Los nuevos casos de covid-19 en Washington se produjeron un día en que los temores de los expertos en salud pública de que se estaba materializando un pico de otoño e invierno en la enfermedad estaban más cerca de hacerse realidad. A media tarde, se registraron otros 38.000 casos de coronavirus junto con 603 muertes.
La administración descendió aún más hacia el caos abierto en vísperas del debate en Utah entre Harris y Pence. Increíblemente, dado que él es el jefe del grupo de trabajo del coronavirus y que trabaja en una administración plagada de covid-19, Pence inicialmente se resistió al uso de pantallas de plexiglás en el debate. Estas ahora son comunes en tiendas y oficinas para evitar la propagación del virus cuando el distanciamiento social no es posible.
Su campaña también se burló de su oponente por aprovecharse de la precaución. Las pantallas que protegen a Harris, el moderador y la audiencia repudiarán gráficamente el argumento de Trump de que la pandemia casi ha terminado y es hora de seguir adelante.
El alboroto por el comportamiento de Trump, incluida su extraño regreso victorioso sobre su propio caso de covid-19 cuando se quitó la máscara y saludó a su helicóptero de la Marina que partía el lunes por la noche, hace que le sea imposible al presidente arrebatar el foco de la pandemia ahora a menos de cuatro semanas de la elección.
Y Biden dijo a los periodistas el martes que si Trump todavía es contagioso, no deberían reunirse en Miami la semana que viene. “Si todavía tiene covid, no deberíamos tener un debate”, dijo el exvicepresidente.
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Mientras los demócratas buscan asegurar la ventaja de su nominado –Biden subió 16 puntos en una nueva encuesta nacional de CNN / SSRS el marte– la ex primera dama Michelle Obama emitió un argumento final en su beneficio, calificando las acciones de Trump como “moralmente incorrectas” y “racistas”.
Trump abandona las conversaciones sobre ayuda económica
Un día después de que el presidente regresó del hospital, el médico oficial de Trump, el comandante de la Marina, el Dr. Sean Conley, emitió otra evaluación optimista de su condición, informando que el presidente estaba “extremadamente bien” y no había informado síntomas. Sin embargo, el misterio aún rodea la función pulmonar de Trump después de que parecía estar luchando después de subir las escaleras hacia el balcón sobre el pórtico sur de la Casa Blanca el lunes.
Tampoco hay respuestas claras sobre qué tan mal se puso su condición, y los expertos médicos se preguntan por qué se le ofreció al presidente un régimen agresivo de tratamientos experimentales reservados solo para los pacientes más enfermos de la pandemia de covid-19.
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La Casa Blanca también se niega a decir cuándo Trump registró por última vez una prueba negativa antes de enfermarse. Esa pregunta es importante porque revelaría si el presidente siguió adelante con los viajes de campaña y otros eventos que hubieran puesto en riesgo a muchas personas sabiendo que era contagioso.
No hay indicios de que la propia batalla de Trump con la enfermedad lo haya convertido en un administrador más responsable del bienestar de la nación en un momento grave.
Volvió a su posición anterior y engañosa de que el coronavirus no era más mortal que la gripe. De hecho, la pandemia ha matado a más estadounidenses hasta ahora que los que sucumbieron a la influenza de temporada en los últimos cinco años.
Estímulos
“¿Vamos a cerrar nuestro país?”, tuiteó Trump, refiriéndose a la gripe. “No, hemos aprendido a vivir con eso, al igual que estamos aprendiendo a vivir con covid, en la mayoría de las poblaciones ¡¡¡mucho menos letal!!!”.
En otra erupción de la Casa Blanca, Trump anunció repentinamente que había detenido las conversaciones entre su equipo y los demócratas en el Capitolio sobre un nuevo paquete de estímulos y ayudas que había demorado mucho tiempo.
“He dado instrucciones a mis representantes para que dejen de negociar hasta después de las elecciones cuando, inmediatamente después de que gane, aprobaremos un importante proyecto de ley de estímulo que se centra en los estadounidenses trabajadores y las pequeñas empresas”, tuiteó Trump.
El presidente sostiene que los demócratas están tratando de cargar el paquete con ayuda innecesaria para lo que él ve como estados azules derrochadores. Le dijo al líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, un republicano de Kentucky, que se concentrara en confirmar a su elección de la Corte Suprema, la jueza Amy Coney Barrett.
La medida pareció ser un intento de culpar a los demócratas por no brindar alivio económico y extender los beneficios de desempleo que tanto se necesitaban. Pero fue una táctica desconcertante de un presidente que se está quedando cada vez más atrás en las urnas con las elecciones acercándose rápidamente y que se abrió a la culpa por detener las tortuosas conversaciones sobre el paquete.
“En completo caos”
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aprovechó rápidamente la oportunidad y dijo que la Casa Blanca estaba “en completo caos”.
“Hoy, una vez más, el presidente Trump mostró sus verdaderos colores: ponerse primero a expensas del país, con la total complicidad de los miembros republicanos del Congreso”, dijo Pelosi. “Alejarse de las conversaciones sobre el coronavirus demuestra que el presidente Trump no está dispuesto a acabar con el virus”, agregó.
La decisión de Trump significó otro dolor de cabeza para los republicanos vulnerables que se postulan para la reelección mientras los demócratas buscan recuperar el Senado.
Una de ellos, la senadora Susan Collins de Maine, quien está atrapada en una reñida contienda, calificó la orden del presidente como un “gran error”.
Y el presidente generó nuevas preguntas sobre si estaba al tanto de la situación cuando tuiteó “¡Cierto!” mientras comentaba en un informe de la CNBC que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, había dicho que el Congreso debe hacer más para apoyar la economía.
Por supuesto, la propia intervención de Trump significa que el Congreso no acudirá al rescate. Y se sumó a la confusión el martes por la noche al pedir al Congreso que aprobara un paquete de US$ 25.000 millones para respaldar las nóminas de las aerolíneas y un Programa de Protección de Nóminas de US$ 35.000 millones para pequeñas empresas.