Hong Kong (CNN) – En las primeras horas de la mañana del miércoles, la Embajada de Estados Unidos en Costa de Marfil emitió un comunicado en el que pedía a los líderes de la nación de África Occidental que “demuestren compromiso con el proceso democrático y el estado de derecho”.
Fue el tipo de proclamación repetitiva que los diplomáticos estadounidenses emiten todo el tiempo con respecto a las elecciones en todo el mundo, particularmente en aquellas partes donde la democracia no es completamente segura.
Pero esta fue socavada un poco por los comentarios del presidente de Estados Unidos apenas unas horas antes.
En una conferencia de prensa pocas horas después de la medianoche en la Casa Blanca, Donald Trump había criticado a su rival, Joe Biden, dijo que “todas las votaciones deben detenerse” y acusó infundadamente a los demócratas de fraude. Reiteró estos puntos en Twitter, lo que llevó a la plataforma de redes sociales a etiquetar varias de sus publicaciones como “controvertidas” o “engañosas”.
Los debates caóticos y una campaña poco afable ya habían empañado la posición del sistema democrático estadounidense en el exterior este año, pero la imagen del líder estadounidense buscando abiertamente deslegitimar la votación todavía fue un shock para muchos.
Los comentarios de Trump fueron recibidos con horror en muchos países. Pero también con alegría en otros, donde los críticos de EE.UU. han acusado a Washington de hipocresía con respecto a los derechos democráticos.
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Reacciones en Europa
Hablando el miércoles, la ministra de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer, dijo que Estados Unidos enfrentaba una “situación muy explosiva” y una posible crisis. Y dijo a la emisora pública ZDF que “esta elección no se ha decidido… los votos aún se están contando (pero) la batalla por la legitimidad del resultado, sin embargo, ha comenzado”.
En el Reino Unido, el primer ministro, Boris Johnson, se negó a comentar sobre las elecciones. Sin embargo, el exministro de Relaciones Exteriores y legislador del Partido Conservador Jeremy Hunt dijo a la BBC que una “gran discusión sobre el proceso pondría una sonrisa en el rostro de personas como el presidente Putin y el presidente Xi, que mirarán a su propia gente y dirán: ‘¿No están contentos de que no hayamos tenido nada de este lío?’ y eso sería un desastre absoluto”.
“Debemos recordar que aquí está en juego la reputación de la democracia en todo el mundo”, agregó Hunt.
El sentido de autoridad moral
Durante años, Estados Unidos se ha presentado como una especie de árbitro del proceso democrático en todo el mundo. Lo ha hecho enviando observadores a las urnas, apoyando la oposición democrática y criticando a los países por manipular o socavar las elecciones.
Esta semana, el Departamento de Estado condenó la represión china contra las libertades democráticas en la ciudad semiautónoma de Hong Kong. En Bielorrusia, un aliado cercano de Moscú, Estados Unidos ya no reconoce a Alexander Lukashenko como el “líder legítimamente elegido”. Esto después de unas elecciones muy disputadas en el antiguo Estado soviético.
Es probable que ahora este sentido de autoridad moral se cuestione en algunas partes del mundo.
Después de la votación del martes, la emisora estatal rusa RT describió a Estados Unidos como “azotado y dividido”. Varios de sus columnistas destacaron el caos potencial que podrían desencadenar los comentarios de Trump. Y uno escribió que “el asunto pinta un panorama sombrío para la democracia estadounidense”.
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Reacciones en China
En China, los supuestos defectos de la democracia estadounidense se han utilizado durante mucho tiempo para apuntalar el propio modelo autoritario de Beijing. La confusión y la preocupación por la votación del martes no son diferentes.
Los diplomáticos chinos y los portavoces oficiales del gobierno se han mantenido en gran medida en silencio sobre los resultados y la contienda en curso. Pero los medios respaldados por el Estado se apresuraron a destacar la discrepancia entre la posición de Washington como abanderado de la democracia internacional y los comentarios del propio Trump.
The Global Times, un tabloide estatal nacionalista, publicó un artículo el miércoles señalando que “las profundas divisiones en Estados Unidos contradicen los valores democráticos”.
“La democracia se ejerce de manera civilizada y elegante. Se supone que quien pierde las elecciones debe mantener la calma, aceptar el resultado y llamar a limar las diferencias para hacer avanzar el país. Pero parece que esto no existe en EE.UU. hoy en día”, agregó el escritor Wang Wenwen.
Mientras tanto, Beijing News, un periódico controlado por el Partido Comunista, dijo que “no importa quién gane las elecciones de 2020, la sociedad estadounidense no podrá volver al estado en el que solía estar”, habiendo sido “destrozada” por la reciente contienda y el tiempo de Trump en el cargo.
El “faro” del que habló Ronald Reagan
El presidente Ronald Reagan habló una vez de que Estados Unidos era un “faro” para quienes buscaban la libertad y los derechos democráticos. Y aunque esa afirmación ha sido objeto de críticas durante mucho tiempo, especialmente dado el apoyo del propio Reagan a los dictadores durante su mandato, se ha mantenido como un mensaje poderoso y alentador para muchos.
Sin embargo, las elecciones de este año pueden causar un daño duradero a ese mensaje y, con él, a la credibilidad de Washington al decirles a otros cómo debería funcionar la democracia.