(CNN) – Incluso con el presidente Donald Trump todavía negándose a conceder las elecciones, el presidente electo Joe Biden lanzará un plan agresivo el lunes para controlar la pandemia que está escalando a un ritmo alarmante y definirá su administración tan pronto como asuma el cargo.
El anuncio de Biden de un grupo de trabajo sobre el coronavirus es un reconocimiento de las cifras récord de nuevas infecciones en los últimos días, lo que significa que la crisis de covid-19 será mucho peor cuando llegue a la Oficina Oval en enero.
La iniciativa es una enérgica declaración de intenciones y deja en claro que Biden utilizará un período de transición activo para movilizarse contra los asombrosos desafíos de salud y económicos que enfrentará. E indica que ya avanza en la tarea de asumir el poder luego de celebrar el sábado la consecución de sus tres décadas de búsqueda de la presidencia.
Sus pasos para marcar la pauta de su administración se dan a pesar del espectáculo sin precedentes de un presidente que ha perdido las elecciones negándose a aceptar la realidad.
Fuentes le dicen a CNN que los asesores de campaña de Trump están considerando su propia estrategia agresiva, no para enfrentar finalmente el virus que ha matado a más de 237.000 estadounidenses, sino para que el presidente posiblemente realice manifestaciones para reforzar sus falsas afirmaciones de que su segundo mandato ha sido robado.
Trump no muestra signos de responder al empeoramiento de la situación del covid-19, que provocó más de 100.000 nuevas infecciones durante cinco días seguidos mientras los estadounidenses estaban obsesionados con el recuento prolongado de votos de las elecciones. El sábado, el día en que se anunciaron resultados de las elecciones a favor de Biden, se registró el total de infecciones diarias más alto hasta el momento con 126.742 nuevos casos nuevos.
En cambio, el presidente permanece encerrado en su realidad hechiza en la que ganó las elecciones, a pesar de que Biden aprobó los 270 votos electorales necesarios para llegar a la Casa Blanca, mientras lanza falsas afirmaciones de que le están robando la presidencia.
Pero ha habido signos de discordia en el círculo íntimo de Trump, después de que CNN informara que Jared Kushner, su yerno y asesor principal, y la primera dama Melania Trump le habían aconsejado que aceptara la derrota mientras sus hijos adultos, Don Jr. y Eric Trump, lo están presionando para que continúe una lucha basada en falsas afirmaciones de fraude. La posición de Kushner se volvió más turbia a medida que avanzaba el día, y fuentes cercanas al presidente luego le dijeron a Jake Tapper de CNN que Kushner estaba entre los que presionaron a Trump para que realizara mítines.
La intransigencia y el desafío nada sorprendente de Trump a la democracia amenazan con agregar una crisis constitucional y una transición de poder interrumpida a los problemas del país a medida que la crisis del covid-19 se profundiza y la economía languidece.
Muchos líderes republicanos se han negado a felicitar a Biden, o incluso a reconocer su victoria, lo que demuestra la gran influencia de Trump sobre su partido. Y la mentira del presidente sobre el resultado podría convencer a muchos de los 70 millones de personas que votaron por él de que las elecciones fueron realmente corruptas y complicar las esperanzas de Biden de unir al país.
Pero en una intervención significativa el domingo, el único expresidente republicano vivo, George W. Bush, intervino después de telefonear a Biden y dijo en un comunicado que la elección fue “fundamentalmente justa” y el “resultado es claro”.
La obstinación del presidente se acerca a un momento crítico, sin embargo, con sus abogados bajo presión para presentar casos legales convincentes y producir evidencia genuina de fraude electoral, incluso cuando la ventaja de Biden en el mapa electoral deja solo una mínima posibilidad de cambiar el resultado.
LEE: ANÁLISIS | Lo que significa la victoria de Joe Biden para el mundo
Biden enfrentará el ‘ápice’ de la pandemia
La abrumadora preocupación de Trump por sus propias prioridades, lo que no sorprende a nadie que haya visto su presidencia, sigue siendo notable dado el rápido empeoramiento de la pandemia.
La Dra. Megan Ranney, médica de emergencias de la Universidad de Brown, dijo en “Newsroom” de CNN el domingo que “para cuando la administración Biden-Harris tome el control, este virus ya habrá corrido desenfrenado por las comunidades de Estados Unidos”.
El Dr. Scott Gottlieb, excomisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), advirtió el domingo que para cuando el presidente electo preste juramento el 20 de enero, el país estará en la “cúspide” de la crisis del covid-19 y que la administración actual –que ha dicho que el virus no se puede controlar– debe actuar con rapidez.
“Ya pasamos las elecciones; creo que deben concentrarse en lo que podemos hacer a nivel nacional”, dijo Gottlieb en “Face the Nation” de CBS.
En el período previo a las elecciones, la Casa Blanca de Trump, donde la política de coronavirus está dirigida por el Dr. Scott Atlas, quien ha desdeñado medidas como el uso de máscaras, dejó de informar a los estadounidenses sobre un virus que el presidente dijo falsamente que desaparecería. Y no ha enviado ningún mensaje de salud pública durante meses. El vicepresidente Mike Pence, quien pasó la mayor parte de las últimas semanas en la campaña electoral, regresará a la Sala de Situación de la Casa Blanca el lunes para dirigir una reunión del grupo de trabajo sobre coronavirus de la administración de Trump.
La inclusión de expertos en salud pública en el grupo de trabajo sobre coronavirus de Biden, que será presidido por el Dr. Vivek Murthy, exdirector de Sanidad, el Dr. David Kessler, excomisionado de la FDA, y la Dra. Marcella Núñez-Smith de la Universidad de Yale, subraya cuán seriamente el presidente electo planea enfrentar la pandemia que ahora seguramente dominará al menos el primer año de su mandato.
Pero el anuncio también reflejará cómo, durante los próximos 72 días, la nueva administración será impotente para mitigar el curso de la pandemia que de muchas maneras definirá la presidencia de Biden y cómo la negligencia de Trump exacerbará los asombrosos desafíos que Biden enfrentará una vez dentro de la Oficina Oval.
El Dr. Jonathan Reiner, profesor de medicina en la Universidad George Washington, dijo a CNN que los planes de Biden de tomar el virus más en serio representan un “buen comienzo” y que dio la bienvenida a un liderazgo federal tardío sobre la pandemia después de la mala gestión de la administración de Trump.
“El barco del Estado no ha tenido capitán”, dijo Reiner.
Trump no está de humor para conceder
Un día después de que se proyectara que Biden ganaría las elecciones, Trump continuó como si nada hubiera pasado, jugando su segunda ronda de golf del fin de semana y tuiteando afirmaciones falsas de que la elección estaba amañada.
El presidente aún no ha hecho la tradicional llamada al presidente electo. Pence, quien ha estado en silencio desde el sábado, aún no se ha puesto en contacto con la vicepresidenta electa, Kamala Harris.
Varios de los partidarios más vehementes de Trump en Washington respaldaron sus afirmaciones infundadas de fraude el domingo.
“Lo que necesitamos en la carrera presidencial es asegurarnos de que se cuente cada voto legal, que se complete cada recuento y que se escuche cada impugnación legal”, dijo el principal republicano de la Cámara de Representantes, el representante Kevin McCarthy. El recientemente reelegido senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, dijo en “Sunday Morning Futures” de Fox que el presidente no debería ceder porque los medios de comunicación no deberían anunciar al ganador de la carrera.
“Si lo hicieran, nunca tendrías un presidente republicano en la vida”, dijo Graham, presidente de la Comisión Judicial.
Uno de los amigos del presidente, Christopher Ruddy, director ejecutivo de Newsmax, dijo en “Reliable Sources” de CNN que había hablado con el presidente esta semana y que “no está interesado en conceder en este momento”.
La aparente intención de Trump de seguir insistiendo en que ganó las elecciones puede representar otra ocasión en la que está anteponiendo sus propias necesidades a una definición normal de los deberes de su cargo.
En el caso probable de que su estrategia legal fracase, podría ofrecerle una forma de salvar las apariencias para insistir en que no perdió las elecciones. También le permitiría fomentar la ira entre su base política que podría utilizar para seguir siendo un hacedor de reyes en la política republicana después de que deje el cargo.
Pero a menos que el presidente y su equipo legal puedan presentar pruebas de un gran fraude, lo que hasta ahora no han logrado, puede ser necesaria una combinación de familiares y republicanos de alto nivel para convencerlo de que se acabó.
Después de que CNN informó que la primera dama creía que era hora de que el presidente concediera, ella tuiteó en apoyo de la posición de su esposo.
“El pueblo estadounidense merece elecciones justas. Cada voto legal, no ilegal, debe contarse. Debemos proteger nuestra democracia con total transparencia”, tuiteó.
LEE: Jared Kushner y Melania Trump aconsejan a Trump que acepte la derrota electoral
El senador de Utah Mitt Romney, el candidato presidencial republicano derrotado en 2012 y un crítico frecuente de Trump, pidió a los estadounidenses que se unieran detrás de Biden. Dijo que no había visto evidencia de fraude generalizado y predijo que Trump eventualmente aceptaría lo inevitable una vez que todos los remedios legales hubieran sido agotados.
“Al parecer, la naturaleza del presidente Trump no va a cambiar en estos últimos días de su presidencia. Él es el que es. Y tiene una relación relativamente relajada con la verdad”, dijo Romney en el programa “State of the Union.”
“No esperen que se quede tranquilo por la noche. No es así como actúa”.