Nota del editor: Jon Talton es un arizoniano de cuarta generación y excolumnista de Arizona Republic. Escribe en su blog sobre política e historia de Arizona en Rogue Columnist. Las opiniones expresadas en esta columna son suyas. Ver más opinión en CNN.
(CNN) – Es tentador decir que la derrota del presidente Donald Trump en Arizona es la venganza del difunto senador estadounidense John McCain.
Como candidato, Trump dijo sobre el senador de Arizona, que pasó cinco años y medio en la famosa prisión de Vietnam apodada Hanoi Hilton: “No es un héroe de guerra. Fue un héroe de guerra porque fue capturado. Me gusta la gente que no fue capturada”.
En 2019, después de la muerte del senador, Trump dijo: “Nunca fui fan de John McCain y nunca lo seré”.
McCain le había devuelto la antipatía. Por ejemplo, cuando el candidato Trump fue captado en una grabación haciendo comentarios obscenos sobre mujeres, McCain dijo: “El comportamiento de Donald Trump hace imposible continuar dándole un apoyo incluso condicional a su candidatura”.
Antes de su muerte, McCain insistió en que sus elogios fueran pronunciados por el presidente George W. Bush y su oponente en 2008, el presidente Barack Obama. Trump no fue invitado al funeral.
La realidad es que si bien el fantasma de McCain puede estar sonriendo por el karma de que Trump perdió Arizona, la disputa entre McCain y Trump fue solo un factor.
Si bien el senador era querido por muchos en Arizona, sobre todo por su heroísmo en Vietnam (Trump evitó el servicio alegando espolones óseos), muchos residentes nuevos en el estado tienen poco conocimiento de él.
Aproximadamente la mitad de la población total del estado se agregó entre el momento en que McCain fue elegido al Senado por primera vez en 1986 hasta su muerte, según los datos de la Oficina del Censo de EE.UU. de 1980 y 2019. Además, muchas personas vinieron al estado todos los años, un número significativo, incluso si el total siguió creciendo. Arizona agregó 2,2 millones de residentes de 2010 a 2018, mientras que 1,7 millones se mudaron a otros estados.
En otras palabras, es muy posible que esta rotación haya evitado el tipo de apego cívico que hubiera dejado a una gran cohorte de gente de Arizona que guardaba rencor contra Trump por su trato a McCain.
Es probable que muchos de estos nuevos residentes republicanos sean partidarios fervientes de Trump, como indicó la posterior reducción del liderazgo de Joe Biden. Aún así, las encuestas del mes pasado indicaron que algunos podrían abandonar al presidente por muchas de las razones por las que lo hizo el resto del país que votó por Biden, especialmente el manejo de Trump de la pandemia y sus repetidas mentiras.
Pero una gran manera en que McCain ayudó a Biden fue a través del respaldo de la esposa de McCain, Cindy McCain, al candidato demócrata en septiembre. Originaria de Arizona, heredera de una distribuidora de cerveza de Phoenix de gran éxito y filántropa, Cindy McCain tiene una poderosa influencia en el estado.
En una serie de tuits, Cindy McCain escribió: “Mi esposo John vivió con un código: el país primero. Somos republicanos, sí, pero primero somos estadounidenses. Solo hay un candidato en esta carrera que defiende nuestros valores como nación, y ese es @JoeBiden”.
Y “Joe y yo no siempre estamos de acuerdo en algunos temas, y sé que él y John ciertamente tuvieron algunas discusiones apasionadas, pero él es un hombre bueno y honesto. Nos guiará con dignidad. Será un comandante en jefe del que puede depender la mejor fuerza de lucha en la historia mundial, porque sabe lo que es enviar a un hijo a luchar”.
Biden también recibió la ayuda del exfiscal general estatal Grant Woods, un republicano y amigo de McCain desde hace mucho tiempo. La hija de McCain, Meghan, también apoya a Biden y tiene una poderosa plataforma como personalidad televisiva.
Si bien el factor John McCain puede no haber sido decisivo en la votación de Arizona, para algunos probablemente resonó. Y no fue solo la historia personal y la visión del servicio lo que separó a Trump de McCain. También fue su comportamiento en la campaña presidencial y la derrota final.
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¿Recuerdas cuando McCain detuvo en seco a una partidaria que afirmó que Obama era “un árabe”? McCain la interrumpió, negó con la cabeza y dijo: “Es un ciudadano decente, hombre de familia, con el que tengo desacuerdos sobre cuestiones fundamentales…”. Trump fue uno de los primeros en cuestionar el lugar de nacimiento de Obama y amenazó repetidamente a Hillary Clinton con la cárcel mientras sus partidarios corearon “Enciérrenla”.
Cuando McCain perdió ante Obama en 2008, dio un elegante discurso de concesión. Por el contrario, Trump no tuvo palabras de reprimenda para sus partidarios, algunos armados, que se concentraban y cantaban fuera del departamento de elecciones en Phoenix mientras los contadores de votos trabajaban adentro la semana pasada.
Y para empeorar las cosas, cuando las cifras electorales comenzaron a volverse en su contra, Trump hizo comentarios incendiarios desde la Casa Blanca el jueves pasado afirmando falsamente que hubo un fraude electoral. Fue un acto asombroso y virtualmente sin precedentes por parte de un presidente.
¿Fue su derrota la venganza de McCain? Quizás en algún sentido cósmico, si no de una manera que pueda atribuirse directamente a nuestro mundo.