(CNN) – La titular de la Administración de Servicios Generales, Emily Murphy, es el único obstáculo entre el presidente electo Joe Biden y el inicio formal de la transición. La abogada lucha con el peso de una elección presidencial que cae sobre sus hombres y siente que la pusieron en una situación sin salida, según personas que han hablado con ella recientemente.
Murphy nunca pensó que se encontraría a sí misma en esta situación, dijeron esas personas. Pero como funcionaria del gobierno a cargo de aprobar el resultado de las elecciones, la negativa del presidente Donald Trump a reconocer el resultado lanzó a Murphy al centro de una tormenta política.
Murphy, que enfrenta una presión creciente de ambos lados e incluso amenazas de muerte, está trabajando –según las fuentes– para interpretar las pautas vagas de la agencia y seguir lo que ella ve como un precedente para esperar a aprobar el resultado de las elecciones, en un proceso conocido como “verificación” que permitiría que comience la transición presidencial oficial.
La aprobación estancada de Murphy es una de las decisiones más confusas tomadas desde las elecciones, ya que está claro que Biden ganó y las demandas legales de Trump no cambiarán el resultado. El equipo de Biden advirtió que la demora tiene consecuencias en el mundo real para la seguridad nacional. También para su respuesta a la pandemia de covid-19.
Las fuentes que hablaron con CNN no pudieron decir si Murphy se ha puesto en contacto con la Casa Blanca para hablar sobre el tema.
“Siente absolutamente que está en un lugar difícil. Tiene miedo en múltiples niveles. Es una situación terrible”, dijo a CNN un amigo y excolega de Murphy. “Emily es una profesional consumada, una persona profundamente moral, pero también una abogada muy escrupulosa que se encuentra en una posición muy difícil con una ley y un precedente poco claros detrás de su postura”, explicó.
“Ella está haciendo lo que cree que es su deber honesto como alguien quien ha jurado verdadera lealtad a la Constitución de Estados Unidos de América y las leyes que rigen su posición”, agregó el amigo.
Murphy declinó una solicitud de entrevista para esta historia y la Administración de Servicios Generales (GSA, por sus siglas en inglés) se negó a comentar.
Emily Murphy, una tecnócrata con una larga carrera
Fuentes cercanas a Murphy la describen como una tecnócrata y experta en políticas, con una larga carrera como asistente del Congreso y en la GSA. No está claro qué acciones específicas espera Murphy antes de conceder la verificación. Las fuentes le dijeron a CNN que está basando su decisión en lo que ella ve como el precedente establecido por las elecciones de 2000. En ese caso no hubo un ganador claro durante más de un mes.
Dos fuentes cercanas a la transición le dijeron a CNN que el desastroso día que tuvo Trump en la corte el viernes pasado había generado avances. Sin embargo, días después todavía no había una carta de verificación de Murphy.
Los resultados inminentes del recuento de Georgia, que se espera que sean certificados el viernes sin un cambio drástico en los resultados, junto con otros estados que comienzan a certificar la elección, también son factores en la decisión de Murphy, dijeron estas fuentes. Pero Murphy no ha dicho públicamente cuál será la línea definitiva.
“Mis experiencias con Emily me han llevado a creer que es una persona ética y moral, pero estoy totalmente en desacuerdo con su decisión actual de no verificar la elección”, dijo un exfuncionario de la administración y colega de Murphy que había hablado con ella recientemente. “Creo que está tomando absolutamente una decisión equivocada. El presidente electo Biden ganó claramente. Y realmente no hay duda al respecto (…). Está mal retrasar, incluso un minuto más, la firma de la verificación”, opinó.
Pasó más de una semana desde que CNN y otros medios de noticias anunciaron la victoria de Biden. Y las demandas de la campaña de Trump que disputan el resultado han sido desechadas repetidamente en los tribunales, al tiempo que no cuestionan una cantidad de votos suficiente como para cambiar el resultado.
Pero Trump ha seguido haciendo afirmaciones repetidas falsas de que no perdió las elecciones. Y la decisión de Murphy de no verificar el resultado ha impedido que Biden y su equipo tengan acceso a los contactos con las agencias federales y al financiamiento para las contrataciones de la nueva administración. También les ha impedido acceder a informes de inteligencia clasificados.
El equipo de Biden tampoco tiene acceso a los esfuerzos de distribución de la vacuna contra el coronavirus del Gobierno federal. “Más personas pueden morir si no nos coordinamos”, dijo Biden el lunes. También existe preocupación entre los expertos en seguridad nacional de que una transición retrasada pueda dejar al gobierno vulnerable frente a riesgos de seguridad, tanto nacionales como extranjeros.
Emily Murphy habló con su predecesor
Los demócratas están furiosos con Murphy por contribuir con las fantasías falsas de Trump de que le robaron las elecciones. Al mismo tiempo, los republicanos la presionan para que se mantenga firme y no firme la verificación.
Excolegas de Murphy dijeron a CNN que, a pesar de ser una persona designada políticamente, no era una ávida defensora o leal de Trump.
“Ella va a ser muy reflexiva sobre la letra de la ley, las pautas, cualquier guía, orientación explícita, cualquier precedente, así como la intención general. Viene del mundo de los contratos, donde esa es toda la naturaleza del trabajo”, dijo el amigo y excolega.
En una señal de que percibía los problemas poselectorales que la aguardaban, Murphy habló por teléfono antes del 3 de noviembre con uno de sus predecesores, David Barram, quien estuvo a cargo de la GSA durante las elecciones del 2000, según dos fuentes con conocimiento directo de la llamada. Barram, designado político de Bill Clinton, finalmente determinó que Bush era el ganador de las elecciones del 2000 después de que la Corte Suprema pusiera fin al recuento de Florida. La llamada fue preparada por colaboradores mutuos como una forma de que Barram discutiera su experiencia y la difícil posición en la que había quedado, dijeron las fuentes.
Associated Press fue el primero en informar sobre la llamada.
Si bien la GSA ha comparado la situación actual con el enfrentamiento entre George Bush y Al Gore, Barram dijo en un podcast la semana pasada que esta elección fue “drásticamente diferente” a lo que sucedió en el 2000. “Se trataba de Florida. Un estado, y algo así como 537 votos. Todo el mundo sabía que una vez que se resolviera Florida, el ganador quedaría claro “, dijo Barram.
Del Capitolio a la Administración de Servicios Generales
Murphy está a cargo de la GSA desde 2017, lo que la convierte en una de las personas nombradas por Trump con más años de servicio. Antes de su designación, se desempeñó como asesora principal de su predecesor en la GSA, como asistente de las comisiones de Servicios Armados y Pequeñas Empresas de la Cámara de Representantes, como abogada en una práctica privada y como directora de adquisiciones de la GSA durante el Gobierno de George W. Bush.
Varias fuentes describieron a Murphy como una persona política, pero no una ficha de Trump ni un “títere del partido”.
Originaria de Missouri, Murphy fue presentada en su audiencia de confirmación por la exsenadora demócrata de Missouri Claire McCaskill, quien elogió su larga carrera en el Gobierno. Fue confirmada en el Senado mediante un voto de voz.
Suzette Kent, jefa federal de información designada por Trump en 2018, copresidió una junta de Gobierno con Murphy y la describió como una profesional que “demostró un alto grado de integridad”. También la calificó como “extremadamente competente”.
Desde que se anunció el resultado de las elecciones, los demócratas en el Capitolio le han exigido a Murphy que explique por qué no ha asegurado la verificación. La semana pasada le enviaron una carta que aún no respondió. Sin embargo, el equipo de Biden argumenta a los demócratas del Congreso que por ahora tiene más sentido estratégico dejar que la presión pública se construya sobre cómo Trump está impidiendo la transición, en lugar de intentar citar a Murphy.
El senador James Lankford, republicano de Oklahoma, dijo la semana pasada que él “intervendría” el viernes pasado si Biden aún no recibía los informes de inteligencia que se supone que se entregan al presidente electo. Esa fecha límite llegó y pasó. El martes, Lankford dijo que él y su personal se pusieron en contacto con la GSA y defendieron la decisión de Murphy de no otorgar la verificación.
“Intervine, hablé con ellos el viernes”, dijo Lankford, aunque no dijo si había hablado con Murphy.
“No hay forma de que puedan verificar”, agregó Lankford. “La GSA no son los electores”, remarcó.
Controversia sobre la sede del FBI
Esta no es la primera controversia de Murphy como designada de Trump. En 2018, fue parte de una controvertida decisión que descartó los planes para construir una nueva sede del FBI en las afueras de Washington DC. En cambio, se quiso reconstruir en el mismo lugar, al otro lado de la calle del Trump International Hotel. Se enfrentó a preguntas en una audiencia del Congreso de 2018 sobre si la Casa Blanca estaba involucrada en la decisión. Los críticos acusaban a Trump de haber influido para evitar que un competidor ganara el espacio frente a su hotel.
Murphy había hablado con Trump sobre el proyecto en la Oficina Oval, lo que no reveló a los legisladores. El inspector general de la GSA dijo que su testimonio “dejó la impresión engañosa de que no tuvo conversaciones con el presidente o con funcionarios de alto rango de la Casa Blanca en el proceso de toma de la decisión sobre el proyecto”. Murphy dijo que la conclusión del inspector general era “infundada e injusta”.
“A pesar de un comienzo difícil, desarrollamos una relación constructiva y productiva en curso”, dijo a CNN el representante Mike Quigley de Illinois, el principal demócrata en la Subcomisión de Asignaciones de la Cámara de Representantes que supervisa a la GSA. “Tengo la ferviente esperanza de que ella hará lo correcto aquí”, dijo.
Alan Chvotkin, ejecutivo de alto rango de una asociación comercial de Washington DC que ha trabajado con Murphy durante más de 20 años, dijo que era un firme defensor de su designación debido a su profundo entendimiento de cómo opera la agencia y su compromiso con comprender la naturaleza de los problemas con los que se enfrenta.
Dijo que cuando Emily Murphy se enfrentaba a una decisión, consultaba ampliamente, pedía a otros que investigaran y se aseguraba de conocer el alcance y las ramificaciones de una decisión antes de tomarla.
“En un ambiente político elevado, muchas personas no la conocen y ciertamente no conocen el trabajo del que es responsable”, dijo Chvotkin. “Si solo aíslas uno o dos temas, es fácil llegar a una conclusión equivocada”, agregó.
El exsenador republicano de Missouri Jim Talent le dijo a CNN que conoce a Murphy desde hace 25 años y que ella trabajaba para él cuando presidió la Comisión de Pequeñas Empresas de la Cámara de Representantes durante el Gobierno de Clinton. Talent elogió la integridad de Murphy y culpó a la ley por poner la responsabilidad sobre la GSA.
“Algo anda mal en el sistema en el que la responsabilidad de declarar al ganador de una elección presidencial parece recaer en la Administración de Servicios Generales, es el casero del gobierno. Ellos compran muebles”, dijo Talent. “Entiendo la frustración de la gente, pero el problema es un sistema electoral que no puede llegar a un final. No es Emily ni la GSA”.
Manu Raju y Ted Barrett de CNN contribuyeron a este informe.