(CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continúa aullando en Twitter, entre rondas de golf, difundiendo la mentira de que ganó unas elecciones que perdió y prometiendo que estará en la Casa Blanca en enero.
Mientras tanto, se ha establecido una “mentalidad de búnker”, según informes de CNN, y la primera familia canceló los planes para el Día de Acción de Gracias en Florida para quedarse en una Casa Blanca que abandonará en poco más de dos meses.
Pero en todo el gobierno bajo el mando de Trump –con acciones en el Pentágono, inacción en la economía y negación sobre la pandemia–, el presidente y sus aliados están socavando al presidente electo Joe Biden y dañando al pueblo estadounidense, aún cuando ninguno de ellos reconoce que están a punto de ser reemplazados.
En cambio, Trump ha estado ocupado despidiendo a funcionarios que no admiten la narrativa del fraude electoral: el martes fue Christopher Krebs, el funcionario del Departamento de Seguridad Nacional, quien confirmó que las elecciones estaban a salvo de intromisiones.
Aquí hay una breve guía de cómo Trump le deja las cosas a su sucesor.
Enclaustrar a Biden en temas de política exterior
Un informe del equipo de seguridad nacional de CNN es emblemático de cómo la administración Trump está trabajando activamente para hacer más difícil la vida de Biden.
El objetivo es provocar tantos incendios que a la administración de Biden le resultará difícil apagarlos todos, le dijo un funcionario de la administración a CNN en el informe.
La administración de Trump está:
- Retirando más tropas de Afganistán e Iraq en los últimos días del mandato de Trump como presidente.
- Contemplando nuevas designaciones terroristas en Yemen que podrían complicar los esfuerzos para negociar la paz.
- Acelerando la autorización de una venta masiva de armas que podría alterar el equilibrio de poder en el Medio Oriente.
- Planificando una ofensiva de última hora contra China.
- Sugiriendo la idea de un ataque militar de última hora contra Irán, según The New York Times.
- Levantando un muro de sanciones que dificulta que Biden se reincorpore al acuerdo nuclear con Irán que Trump echó a pique.
- Y enviando a Mike Pompeo a la primera visita oficial de un secretario de Estado de Estados Unidos a un asentamiento israelí.
- Hacer las cosas más difíciles intencionalmente para Biden podría establecer el argumento de Trump para una revancha en 2024, según los expertos en el informe.
- Y el cambio de última hora de Trump en el liderazgo civil en el Pentágono es parte de este esfuerzo.
- Una granada económica
El hecho de que Trump no negocie un nuevo estímulo por la crisis del covid con el Congreso preparará a Biden para una pelea política desde el primer día sobre cómo ayudar a los estadounidenses afectados por la pandemia.
Esto es lo que vence en diciembre sin más acción:
- Disposiciones para reforzar el seguro de desempleo.
- Un aplazamiento de los pagos de préstamos estudiantiles.
- Una disposición de licencia familiar pagada.
- Financiamiento de ayuda por coronavirus para estados cuya base impositiva ha sido diezmada.
- Y una moratoria sobre los desalojos.
Trump podría potencialmente abordar estos temas con decretos si se enfocara en ellos. Sin importar eso, es probable que la primera pelea política importante de la presidencia de Biden sea este enfrentamiento con un Senado controlado por los republicanos o por los demócratas.
Trump también firmó una demora temporal en los impuestos sobre la nómina este año. No todos los empleadores participaron, pero como Trump no puede hacer que la demora fiscal sea permanente o perdonarla, Biden tendrá que descubrir cómo hacer que los impuestos sobre la nómina acumulados no se sientan como un aumento de impuestos cuando la factura venza en 2021.
Debilitamiento de la democracia
El más importante de estos clavos que quedan debajo de los cojines del sofá es la firme negativa de Trump a aceptar la legitimidad de la victoria de Biden, un poco de resentimiento en última instancia inútil, dado que Biden jurará el cargo y Trump ya no será presidente en enero.
Ya sea porque quiere clausurar la deuda de campaña, sembrar un nuevo imperio mediático de incrédulos de la democracia o porque es personalmente incapaz de admitir la derrota, las acciones de Trump tendrán consecuencias.
Seguimos verificando estas acusaciones y teorías. Todas terminan siendo mentiras.
Está claro que muchos de los seguidores de Trump están totalmente comprometidos con su incredulidad sobre los resultados de las elecciones. Si la ortodoxia republicana es que Biden no es un presidente real, legitimará e incluso exigirá que se interponga en sus esfuerzos por gobernar en los próximos cuatro años y pondrá en peligro el proceso democrático.
Si Biden va a gobernar como unificador, como prometió, primero tendrá que encontrar una manera de llegar a las personas que están siendo preparadas para que crean en la noción contrafactual de que se robó las elecciones.
Los republicanos argumentarán que los demócratas amargados prepararon a Trump de manera similar para el fracaso, pero esa es una equivalencia falsa, ya que los demócratas de Barack Obama y Hillary Clinton en adelante reconocieron la victoria de Trump en tiempo real. También ignora la evidencia que condujo a la investigación de Rusia, el juicio político de Trump y más.
Por qué la ‘mentalidad de búnker’ es tan insidiosa
Es interesante que ese término de arriba - mentalidad de búnker - se lo apliquen a sí mismos asesores de la Casa Blanca de forma anónima. Siempre lo he asociado con el final de Adolf Hitler, en el búnker, rodeado de aduladores, rechazando los hechos ante una derrota segura.
Pero el historiador Benjamin Carter Hett escribe sobre esto de manera más amplia en el LA Times, y señala que el hecho de que Trump impulsa la mentira enorme de que ganó las elecciones y que su partido se lo permita tendrá efectos corrosivos sobre la democracia.
Voy a poner los dos últimos párrafos aquí, pero debería leerlo todo y aplicarlo a lo que estamos viendo en la Casa Blanca.
Ahora vemos al Partido Republicano atendiendo con gusto las alucinaciones de Trump sobre su “victoria” electoral. Políticos tan prominentes como los senadores Lindsey Graham y Ted Cruz y el secretario de Estado Mike Pompeo los siguen con entusiasmo. Sus mentiras también perdurarán y sembrarán amargura durante años.
Han demostrado que ganar, incluso halagar el frágil ego de Trump, significa más para ellos que la supervivencia de nuestra democracia. Cuánto tiempo podremos seguir adelante como democracia con uno de nuestros dos grandes partidos en manos de esas personas será la cuestión urgente de los próximos años.