(CNN) –– Se suponía que 2020 sería el momento crucial de la acción contra el cambio climático. El año en que el mundo adquirió conciencia del desafío y empezó a tomarlo en serio. En cambio, simbólicamente, 2020 coronó una década de promesas perdidas sobre el clima.
Bajo la inspiración de una ola de activismo climático, se esperaba que líderes nacionales presentaran planes nuevos y más ambiciosos sobre cómo reducir las emisiones durante la próxima década.
La conferencia de clima COP26 en Glasgow, Escocia, este 2020 sería la primera prueba real de su determinación por cumplir lo prometido bajo el histórico Acuerdo de París.
La pandemia de coronavirus ha descarrilado esos planes y dio a algunos gobiernos una nueva excusa para estar estancados. Pero el covid-19 definitivamente no ha detenido el cambio climático.
El 2020 tuvo recordatorios casi constantes de la gravedad de la crisis del clima que enfrentamos. Entre ellos, una temporada récord de huracanes en el Atlántico y los incendios forestales más devastadores de la historia reciente. También sequías, inundaciones mortales y olas de calor que azotaron comunidades en todo el mundo. Lo que así paso dejó muerte, destrucción y perturbación.
La pandemia también demostró al mundo que son posibles grandes cambios, antes impensables.
A pesar de la agitación mundial, varios de los mayores contaminadores del planeta elevaron sus objetivos climáticos a largo plazo. Lo que pone al mundo a una distancia sorprendente del objetivo del Acuerdo de París: reducir las emisiones para limitar el calentamiento global a muy por debajo de los 2 grados Celsius.
Los expertos son cautelosamente optimistas.
“Ahora se reconoce que cuando las principales economías del mundo se preocupan, pueden intervenir y corregir estas fallas del mercado”, destacó Mike Davis, presidente ejecutivo de Global Witness, una ONG que se enfoca en derechos humanos, clima y medio ambiente. “Hemos visto esto hasta cierto punto en respuesta al covid-19. Tal vez eso ha comenzado a acabar con el mito de que esencialmente somos esclavos del mercado libre, [y] no hay nada que podamos hacer”.
Impactos devastadores del clima en 2020
Los efectos del cambio climático fueron más difíciles de ignorar que nunca en 2020.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el 2020 va en camino a ser el tercer año más caluroso jamás registrado. Solo lo superan 2016 y 2019. Y eso a pesar del efecto de enfriamiento de La Niña. El período comprendido entre 2011 y 2020 será la década más cálida registrada.
Pero el calentamiento global es solo un aspecto de la crisis climática.
“Los principales impactos del cambio climático se han sentido a través de sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar, tormentas tropicales más fuertes, huracanes, tifones y ciclones, y también el derretimiento de los glaciares”, explicó a CNN Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Durante los primeros seis meses de este año, casi 10 millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares por desastres causados o agravados por el cambio climático. Así lo registró el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos en Ginebra (IDMC, por sus siglas en inglés). Para algunos, el traslado fue temporal. Pero muchos se enfrentan a un desplazamiento a largo plazo.
India, Bangladesh y Filipinas son los tres países más afectados, con un total de más de 6 millones de desplazamientos entre ellos.
A los países en vía de desarrollo los afectan con frecuencia, y de manera desproporcionada, las consecuencias del cambio climático. Esto se debe a su ubicación y la falta de acceso a fondos y tecnologías que podrían ayudar a mitigar los efectos.
Pero 2020 demostró que ningún país es inmune a tal devastación. Cientos de miles de personas de algunos de los países más ricos del mundo también debieron abandonar sus hogares y perdieron sus medios de subsistencia. Incluso, en algunas ocasiones, sus vidas. Justamente, a causa de incendios, tormentas e inundaciones. Se estima que 53.000 personas en Estados Unidos y 51.000 más en Australia fueron desplazadas solo en los primeros seis meses del año.
Y dondequiera que ocurran tales desastres, los más pobres son los que sufren la peor parte, según Alexandra Bilak del IDMC.
“Incluso en los países de ingresos altos, en California por ejemplo, hay personas que no tenían acceso a un seguro y que lo perdieron todo. Y son ellos los que nos preocupan especialmente porque son quienes van a terminar en situaciones muy prolongadas donde sus vulnerabilidades van a aumentar”, explicó.
Luz de esperanza
Los efectos del cambio climático fueron devastadores en 2020. Sin embargo, podrían ser aún más desastrosos si el calentamiento global continúa en la misma línea de las tendencias actuales.
La OMM sostuvo que ahora hay al menos una posibilidad entre cinco de que las temperaturas globales promedio superen temporalmente los niveles preindustriales en 1,5 grados Celsius para 2024. Un umbral crítico en el Acuerdo de París.
Según el acuerdo, la mayor parte del mundo pactó limitar el calentamiento a menos de 2 grados Celsius y apuntar a mantenerlo en 1,5 grados.
“Ya estamos en 1,2 grados de calentamiento. Y el IPCC [Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático] dice que para el bienestar de la humanidad, también para el bienestar de la biosfera, el objetivo de 1,5 grados sería mejor”, sostuvo Taalas.
“Con el objetivo de 2 grados, veríamos más impactos negativos del cambio climático. [Por ejemplo,] dañaría la capacidad mundial de producción de alimentos, habría muchas ciudades costeras que sufrirían aumentos del nivel del mar. Y veríamos más huracanes de categoría 4 y 5 , tifones y ciclones”, añadió.
Las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben disminuir para 2030 en un 45% con respecto a los niveles de 2010 si existe alguna posibilidad de limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius. Y en un 25% para mantenerlo por debajo de 2 grados, según el IPCC.
La buena noticia, destacó Taalas, es que tenemos los medios tecnológicos y económicos para alcanzar esos objetivos. ¿Las malas noticias? La mayoría de las naciones aún no han adoptado planes concretos para lograrlo.
Las emisiones disminuyeron durante el confinamiento por coronavirus en la primavera. La OMM estima que, como resultado, serán entre un 4,2% y un 7,5% más bajas este año en comparación con 2019. Pero el efecto de la caída es insignificante. Debido a que el carbono permanece en la atmósfera durante mucho tiempo, la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera volvió a subir a un nuevo récord este año.
Para alcanzar los objetivos climáticos, las emisiones deben disminuir al menos en la misma cantidad ––aproximadamente un 7,6%–– cada año durante la próxima década. Existe una posibilidad de que esto suceda.
“Hasta hace poco, supongo que todos estaban bastante deprimidos por la forma en que se desarrollaban las políticas y acciones sobre el cambio climático”, dijo a CNN Bill Hare, director ejecutivo de Climate Analytics.
Hare señaló que ha habido una desaceleración comprensible en la acción debido a la pandemia. “Parecía que el impulso político se agotaba. Pero, en las últimas seis u ocho semanas, especialmente desde septiembre cuando el presidente Xi Jinping de China anunció la meta del país cero emisiones netas antes de 2060, todo el estado de ánimo ha cambiado”.
Sudáfrica, Japón, Corea del Sur y Canadá anunciaron nuevos objetivos de cero emisiones netas para 2050. Esto, tras los compromisos de China, la Unión Europea y el Reino Unido.
Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París bajo el mandato de Donald Trump. Sin embargo, se espera que la administración entrante de Biden anuncie un nuevo objetivo cero neto para 2050.
Según el análisis del Climate Action Tracker, estos nuevos compromisos ponen al mundo a una distancia sorprendente del objetivo del Acuerdo de París. El rastreador, una asociación entre el NewClimate Institute y Climate Analytics, dijo que los planes actuales se traducirían en 2,1 grados de calentamiento para el 2100.
Pero las nuevas promesas son solo eso: promesas de lograr algo dentro de tres décadas. Un momento en que la mayoría de los gobiernos actuales se habrán ido.
“La prueba de fuego es si los países realmente intensificarán la acción a corto plazo para 2030”, dijo Hare.
Las metas para 2050 y 2060 son pasos en la dirección correcta y no deben subestimarse. Pero, lo que realmente importa es lo que hacen los gobiernos ahora. La próxima década será el verdadero momento decisivo.
Helen Regan, de CNN, en Hong Kong contribuyó con reportería para este artículo.