Nota del editor: Seth Moulton, demócrata, representa al sexto distrito de Massachusetts en la Cámara de Representantes de EE.UU. Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente al autor. Ver más columnas de opinión en CNNe/opinion.
(CNN) –– “Si no luchan como si fuera el infierno, no tendrán más un país”.
Esas fueron las palabras del presidente de EE.UU., pronunciadas este miércoles en la Elipse, cuando pidió a sus seguidores derrocar nuestra democracia. En respuesta a su llamado, y avivado por las teorías de la conspiración que ha propagado durante años, sus partidarios marcharon por la calle como un ejército rebelde y atacaron el Capitolio de Estados Unidos.
Mientras escribo esto, me estoy refugiando en el Complejo del Capitolio con el resto del Congreso. La Policía del Capitolio nos sacó rápidamente de nuestras oficinas y el piso de la Cámara, cuando estos terroristas irrumpieron en el edificio y comenzaron a zigzaguear por los pasillos.
Cuando tomé una foto de un grupo de republicanos en nuestra abarrotada sala, que se rehusaba con orgullo a usar masacarillas, una acólita de primer año de Trump, la representante Mary Miller de Illinois, corrió y comenzó a gritarme en la cara. Aparentemente, ella no quería que su hipocresía se mostrara públicamente. Aunque hoy temprano no tuvo reparos en convocar a los manifestantes invocando a Hitler. “Hitler tenía razón en una cosa. Él dijo: ‘Quien tiene la juventud tiene el futuro’”. (Según NBC News, “Miller no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios sobre los comentarios”).
Esperaba un violento asalto a la democracia cuando era un infante de marina estadounidense en Iraq. Nunca me lo imaginé como congresista de Estados Unidos. Nos estamos refugiando juntos no por un ataque terrorista extranjero, sino por un intento de golpe de Estado interno. El cual ha sido impulsado por una retórica como la del presidente y sus partidarios, como la representante Miller. No te equivoques: son enemigos de Estados Unidos.
Esta no es una protesta. Esto es anarquía. Es terrorismo interno. Las personas que están en el edificio en este momento son traidores a nuestra nación. Al incitar a esta violencia y fomentar un ataque físico a uno de los tres poderes del gobierno cuando intentaba cumplir con su deber constitucional de certificar una elección, el presidente ha violado su juramento al cargo.
La Enmienda 25 otorga al vicepresidente y a la mayoría del gabinete la autoridad para determinar si el presidente es apto para el cargo. Sus palabras y acciones hoy son prueba de que no lo es. Como me acaba de decir uno de mis colegas republicanos: “Debería ser relevado del mando”.
Es hora de invocar la Enmienda 25 y destituir al presidente de su cargo de inmediato.