(CNN) –– Stephanie Grisham, exsecretaria de prensa de la Casa Blanca y actual jefa de gabinete de la primera dama Melania Trump, presentó su renuncia en la tarde de este miércoles, con efecto inmediato, señaló un funcionario de la Casa Blanca. Esto, a raíz de las protestas violentas, añadió la fuente.
Grisham era una de las funcionarias de la administración de Trump con más años de servicio. Comenzó trabajando para el entonces candidato Donald Trump en 2015 en el área de prensa de la campaña electoral. Luego, Grisham ingresó a la Casa Blanca como subsecretaria de prensa bajo la dirección de Sean Spicer. Pero, en marzo de 2017, Melania Trump la contrató para su gabinete del Ala Este. Como directora de comunicaciones del Ala Este, Grisham fue rápidamente el miembro del personal más destacado de la primera dama. En ese papel actuó como defensora, ejecutora y, a menudo, protectora de Melania Trump.
“Ha sido un honor servir al país en la Casa Blanca. Estoy muy orgullosa de haber sido parte de la misión de la señora Trump para ayudar a los niños en todas partes. Y orgullosa de los muchos logros de esta administración”, dijo Stephanie Grisham a CNN en una declaración.
La oficina de la primera dama no respondió de inmediato a la solicitud de comentarios por parte de CNN.
La incitación y la negativa del presidente Donald Trump a condenar la violencia ha provocado una mayor discusión entre sus asistentes sobre renunciar. Solo quedan 14 días de la administración de Trump, y los últimos días de muchos asistentes serán antes del 20 de enero. Sin embargo, muchos están disgustados por el comportamiento del presidente y ya no creen que puedan servir para él. Queda por ver si más personas se unirán a Grisham en su decisión de renunciar. Pero, el nivel de frustración dentro de la Casa Blanca genera una sensación cada vez mayor de que Trump estará más aislado que nunca en sus últimos días en el cargo.
En mayo de 2019, Trump eligió a Stephanie Grisham para que fuera su tercer secretario de prensa. Esto, además de asumir el papel de directora de Comunicaciones de la Casa Blanca y mantener el mismo cargo para la primera dama. Una “trifecta” de trabajos que antes no se le habían encomendado a una sola persona. Grisham, quien reemplazó a Sarah Sanders como secretaria de Prensa, estuvo en el cargo por poco menos de un año. De manera destacada, nunca realizó una rueda de prensa en cámara. Algo que durante décadas ha sido un procedimiento operativo estándar para el cargo de secretario de Prensa de la Casa Blanca.
En últimas, Grisham se enfrentó con el recientemente nombrado secretario general de la Casa Blanca, Mark Meadows, al no estar de acuerdo en múltiples temas. Desde estrategias de comunicación para el presidente hasta decisiones de personal. Lo que creó una fisura entre la oficina de prensa y Meadows, según un funcionario.
En abril del año pasado, a Grisham la reemplazó Kayleigh McEnany como secretaria de prensa. Grisham regresó a la oficina de la primera dama en un cargo ampliado y se convirtió en su jefa de gabinete. El cargo que ocupó hasta su partida este miércoles. La decisión de Grisham de renunciar dos semanas antes de que los Trump salieran de la Casa Blanca fue precipitada por varios meses de consternación y luchas, dijo otro alto funcionario de la Casa Blanca familiarizado con sus consideraciones.
El funcionario describió a Grisham como quien tiene una relación “muy cercana” con la primera dama. Aunque la renuncia del miércoles no fue la primera vez que Grisham consideró dejar su puesto. El funcionario dijo que Grisham enfrentó una serie de desafíos. También, lo que la fuente describió como una “campaña de rumores” e “impedimentos” lanzadas por adversarios en el Ala Oeste. Grisham también había expresado en los últimos meses su deseo de vivir más cerca de su familia en el Medio Oeste de EE.UU.