Nota del editor: Bill Carter, analista de medios de CNN, cubrió el sector de televisión para The New York Times durante 25 años. Ha escrito cuatro libros sobre televisión, incluidos The Late Shift y The War for Late Night. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) –– El gobierno de Donald Trump ha terminado oficialmente.
Pero nadie cree que Trump vaya a irse. Tiene demasiados acólitos y demasiada obsesión con la autopromoción y el autoenaltecimiento para que eso ocurra alguna vez.
Aún así, una parte significativa del país ––exhausta y debilitada por cuatro años de agresión a las normas políticas y sociales perpetradas por Trump y sus socios–– claramente preferiría que esta “larga pesadilla nacional” en realidad llegara a su fin. Tal como sucedió cuando esa frase fue acuñada después de que Richard Nixon volara hacia la desgracia.
En otras palabras: si tan solo el estrépito discordante de la era Trump se quedara simplemente en silencio.
Esa es sin duda la opinión frente a Trump de muchos críticos de los medios de comunicación. Los que durante mucho tiempo culparon a varias organizaciones de noticias nacionales por amplificar la voz ya ruidosa ––y ensordecedora–– de Trump. “Él debería ser ignorado para siempre”, dice el mensaje de regaño. “No hay que ducharlo más con atención, en la que luego se baña alegremente… y contamina”.
El único problema con esto es que Trump seguramente insistirá en casa sobre su relato fraudulento de los eventos durante los próximos años. Con lo que ofrecerá un torrente de mentiras nuevas dirigidas a su sucesor y armonizadas por un coro cacofónico de seguidores impenitentes.
No se debe esperar que los medios de comunicación observen pasivamente cómo Trump destaca un nuevo infortunio en la nación. Incluso si esa es la recomendación de todos los expertos de medios con una cuenta de Twitter. Y el foco continuado de atención sobre Trump no se deberá a que los medios quieran mantener el flujo de oro en sus índices de audiencias. (O al menos esa no será la única razón).
Nuevas furias exigirán una cobertura más legítima. Pero Trump también deja atrás una serie de temas que ningún periodista responsable podría considerar concluidos. La letanía de noticias aún sin cubrir o sin resolver que merecen un examen periodístico más completo es larga y convincente.
Aquí hay cinco que ciertamente califican para estar en la lista de casos aún activos de los medios de comunicación sobre Trump:
1. ¿Cuánto terminaron costando a los contribuyentes las incesantes aventuras de Trump en el golf? Y, ¿cuánto de ese efectivo fue directamente a los bolsillos de Trump a través de sus resorts? Se han ejecutado muchos cálculos. Pero, un examen minucioso podría proporcionar una contabilidad completa y probablemente sorprendente. Y la extensión por seis meses que hizo Trump del Servicio Secreto para sus hijos seguramente solo aumentará la cuenta de los contribuyentes.
2. ¿Qué pasó con el plan de salud que vence en dos semanas? Durante una entrevista con Lesley Stahl, de CBS News, en octubre pasado, Trump señaló que estaba listo para presentar un plan integral de salud. Pero, cuando su secretaria de prensa Kayleigh McEnany más tarde le entregó a Stahl una carpeta gruesa, el contenido no incluía un plan en absoluto. Eran solo una serie de decretos. ¿Hubo alguna vez cuadros, gráficos, estimaciones o propuestas más allá de los decretos que firmó Trump?
3. ¿Cuál fue exactamente la fuente de Trump para muchos de sus pronunciamientos más extremos? ¿De dónde sacó su afirmación confiada de que las turbinas de viento causan cáncer? ¿O que ingerir desinfectante podría tratar a el covid-19? ¿O que Estados Unidos era tan afectado por una presión de agua inadecuada que los inodoros debían ser descargados 10 veces?
4. ¿Leyó Trump alguna vez el informe diario para el presidente? Este informe es un resumen de la inteligencia más sensible sobre cuestiones de seguridad nacional. La información la recopilan los servicios de inteligencia de Estados Unidos y el informe lo prepara la Oficina del Director de Inteligencia Nacional. ¿Qué podría haberse perdido por su total falta de inclinación a dedicar tiempo para leer esta valiosa información?
5. ¿Puede haber un recuento razonablemente preciso de las vidas perdidas o dañadas para siempre debido a la negligencia, incompetencia o crueldad deliberada de Trump? El recuento de la pandemia es desastroso en todo el mundo, pero resulta sorprendentemente peor en Estados Unidos bajo su mandato. Y eso en gran parte debido a su negativa a reconocer la amenaza y su letal indiferencia por el uso de mascarillas. Los niños fueron separados de sus padres en la frontera probablemente ahora quedarán marcados de por vida. Los condenados a pena de muerte fueron apresurados hacia sus verdugos. Los idólatras de Trump cobraron vidas y las perdieron mientras promovían causas dedicadas a él.
Hay mucho más, por supuesto. Se gastará mucho tiempo y tinta en los próximos meses para evaluar el impacto político de la influencia actual de Trump en su partido y sobre sus seguidores. Eso es una garantía, porque a los reporteros políticos les encantan ese tipo de cosas.
Pero el legado tóxico de su mandato no es una historia ––de hecho, una larga lista de historias–– de la que hay que alejarse. Ni siquiera por el bien de un poco de paz y tranquilidad. Nunca ha sido más preciso: sin justicia, sin paz (ni tranquilidad).