(CNN) – Los científicos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. dialogan con funcionarios de salud del Reino Unido para obtener más información sobre los datos británicos que sugieren que una nueva variante del coronavirus podría ser más mortal.
“Los CDC se han comunicado con los funcionarios del Reino Unido y están revisando sus nuevos datos de mortalidad asociados con la variante B.1.1.7”, dijo un funcionario de los CDC a CNN el sábado, utilizando el nombre científico de la variante que se vio por primera vez en el Reino Unido en noviembre.
Un informe del Reino Unido publicado el viernes afirma que existe “una posibilidad realista” de que la nueva variante tenga una tasa de mortalidad más alta que otras variantes.
Si bien los datos no son concluyentes, el primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que “hay alguna evidencia de que la nueva variante … puede estar asociada con un mayor grado de mortalidad”.
Variante encontrada en 22 estados de EE. UU.
El modelo de los CDC muestra que esta nueva variante, que se ha demostrado que se propaga con especial rapidez, podría convertirse en la variante predominante en Estados Unidos en marzo.
Hasta el momento, solo se han detectado 195 casos de la nueva variante en EE.UU., según los CDC, pero los funcionarios de salud pública creen que muchos más casos pasan desapercibidos. Se han encontrado casos en 22 estados, indican los CDC, y California y Florida han detectado un número especialmente alto.
Hasta ahora, los estudios sugieren que las vacunas actuales protegerán contra la nueva variante y que el uso de máscaras, el distanciamiento social y la higiene de manos son claves para controlar la propagación del virus.
Michael Osterholm, epidemiólogo y miembro del equipo de transición de coronavirus del presidente Joe Biden, dijo que ha revisado el informe del Reino Unido, así como otros datos que no se han hecho públicos, y está “convencido” de que la nueva variante es más mortal.
“Los datos aumentan, y algunos de ellos no puedo compartirlos, que claramente respaldan que la B.1.1.7 está causando enfermedades más graves y más muertes”, dijo Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas en la Universidad de Minnesota. “Ya sabemos que esta variante ha incrementado la transmisión, por lo que esta es una muy mala noticia”.
Un asesor de los CDC dijo que sería ideal que los médicos estadounidenses pudieran comprobar y ver cómo se comportan los pacientes con la nueva variante en comparación con los pacientes infectados con otras variantes.
Sin embargo, el Dr. William Schaffner, experto en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, señaló que esto podría ser difícil porque la secuenciación genómica –el trabajo de laboratorio necesario para detectar nuevas cepas–, no es muy sólida en Estados Unidos.
“Nuestra capacidad actual para determinar si su paciente en particular tiene esta nueva cepa es muy limitada, por lo que esto realmente refuerza la noción de que otros países tienen mucha más capacidad para hacer esto que nosotros”, afirmó Schaffner, miembro del Comité Asesor de los CDC sobre prácticas de inmunización.
El Reino Unido tiene uno de los programas de secuenciación genómica más sólidos del mundo. Su informe brinda detalles de varios estudios que comparan la gravedad de la nueva variante con las anteriores.
El principal asesor científico del Reino Unido, Patrick Vallance, citó los datos de mortalidad y agregó que la evidencia aún no es sólida y los datos siguen siendo inciertos.
“Si se toma … a un hombre de 60 años, el riesgo promedio es que por cada 1.000 personas infectadas, se esperaría que aproximadamente 10 mueran con el virus. Con la nueva variante, por cada 1.000 personas infectadas, se estima que aproximadamente 13 o 14 personas mueran”, explicó el viernes.
“Ese es el tipo de cambio para ese tipo de grupo de edad, un aumento de 10 a 13 o 14 de cada 1.000 y se verá también en los diferentes grupos de edad un tipo similar de aumento relativo en el riesgo”, agregó.
Los análisis citados en el informe del Reino Unido incluyen los realizados por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, el Imperial College de Londres, la Universidad de Exeter y la Salud Pública de Inglaterra.