Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) –– El obispo Raúl Vera es uno de los últimos representantes de la Teología de la liberación en México, y acaso el cura mas amenazado del país por los narcos y ciertos militares, empresarios y políticos.
Tiene 75 años y acaba de jubilarse tras 45 años dedicados a la Iglesia, de los cuales los últimos 20 han sido de actividad pastoral en la Diócesis de Saltillo, la capital de Coahuila.
En la ceremonia de despedida había unas 90 personas. No más, por la pandemia.
Pero Raúl Vera ha estado acompañado, además, por las fotos de los desaparecidos, de mujeres víctimas de la violencia machista y de los ecologistas asesinados. Las fotografías fueron desplegadas sobre los bancos de la Catedral de Saltillo.
En el Chiapas de los zapatistas dice que aprendió que “había que arriesgar la vida si uno quería ponerse del lado de los pobres”.
Y en su última homilía ha pedido algo a su sucesor que tiene que haber molestado a más de uno: “Mantenga en su corazón a las familias de los desaparecidos por la impunidad (…) y mantenga en su mirada a niños y jóvenes a quienes se niega un futuro digno”.
Raúl Vera no ha dejado un solo esquema por destrozar, ni un prejuicio por criticar.
Es de los hombres que solo se arrodillan ante Dios y ante un niño.
En 2014 bautizó a una niña, hija de un matrimonio de lesbianas.
En cuanto al derecho al aborto tuvo las agallas de decir en 2014 : “Es muy fácil ir contra una mujer abortista. No tiene problema y además nos apoya la ultraderecha conservadora”.
Ha apoyado el matrimonio gay, los derechos de los inmigrantes, los campesinos, las prostitutas, los mineros, los transexuales. Y con el mismo ímpetu criticó a los narcotraficantes, a ciertos políticos poderosos y a la alta jerarquía católica por inmovilista. Considera que fue incómodo para el Vaticano, pero jamás para el papa Francisco.
Fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 2012.
Quién puede saber si el papa Juan Pablo II tenía claro lo que sucedería cuando nombró obispo de Saltillo en el año 2000 a este estudiante de Ciencias Químicas e hijo intelectual del Mayo del 68, de los dominicos, de Santo Tomás de Aquino y del Concilio Vaticano II.
Pero Juan Pablo II sabía más de lo que parecía saber.
Este hombre anuncia que no va a colgar los hábitos, aunque se haya retirado.
Este hombre advierte que no va a callar. Asegura que eso es algo imposible para alguien que vive el evangelio que libera.
Indomable e inmenso pese a que es chaparro; no por su estatura, chaparro como la de planta de encina o roble, que tiene muchas ramas, poca altura. Y mucha savia. Mucha energía.
“Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”, se lee en El Quijote.
Con Raúl Vera hemos topado.