(CNN) – El director del FBI, Chris Wray, dijo el martes a legisladores que el FBI no ha visto ninguna evidencia que indique que los agitadores que participaron en el asalto al Capitolio del 6 de enero fueran “seguidores falsos de Trump”. Con sus declaraciones, Wray desarma una afirmación infundada que ha impulsado el senador republicano Ron Johnson en las últimas semanas, en un intento de restar importancia a la violencia cometida por los partidarios del expresidente Donald Trump.
Wray testificó de manera pública por primera vez desde que los agitadores pro-Trump asaltaron el Capitolio hace casi dos meses. Durante su comparecencia, el presidente de la Comisión Judicial del Senado, el senador Dick Durbin, lo presionó para que dijera si el FBI había visto alguna evidencia de que las personas involucradas en el ataque del 6 de enero estuvieran posando como partidarios de Trump. El demócrata de Illinois calificó esta afirmación como “la próxima gran mentira”.
“Ciertamente no hemos visto evidencia de eso en esta etapa”, respondió Wray cuando Durbin le preguntó si había visto alguna prueba de que el asalto fuera organizado por “seguidores falsos de Trump”, en referencia a los comentarios que hizo Johnson durante una audiencia en el Senado la semana pasada. En esa instancia también afirmó que los implicados en el ataque eran “agentes provocadores”.
La mayoría de los republicanos en el panel no abrazaron estas conspiraciones. No obstante, la afirmación infundada de que infiltrados de izquierda fueron los responsables del ataque violento ha sido promovida por los abogados de Trump en el juicio político, varios legisladores republicanos y al menos un orador en la Conferencia de Acción Política Conservadora la semana pasada.
El FBI no vio ‘ninguna evidencia’ de la participación de personas afines a antifa en el asalto al Capitolio
El martes, Wray dejó en claro que antifa y otros grupos de izquierda no formaron parte de la violencia del 6 de enero, a la que llamó “terrorismo interno”. Lo hizo incluso cuando varios republicanos buscaron usar la audiencia como una oportunidad para resaltar la amenaza planteados por esos grupos en lugar de centrarse en el ataque al Capitolio.
“No hemos visto hasta la fecha ninguna evidencia de extremistas violentos anarquistas o personas suscritas a antifa en relación con el 6”, dijo Wray a la comisión del Senado.
Más de 260 personas fueron acusadas en un tribunal federal en relación con sus acciones en y en torno al asedio al Capitolio el 6 de enero. Muchas de ellas profesan su lealtad por Trump, su aversión al Capitolio y su apoyo a la revolución.
Anteriormente, casi una docena de partidarios de Trump acusados en relación con la insurrección del Capitolio habían dicho que antifa y otros grupos de izquierda no participaron en el ataque. De esta manera desacreditaron aún más la conspiración entre los partidarios de Trump.
Además, Wray testificó el martes que el FBI “no tiene conocimiento de ninguna evidencia generalizada de fraude electoral que hubiera afectado el resultado de las elecciones”. Esto debilita una narrativa falsa que Trump y sus aliados impulsaron repetidamente durante la campaña de 2020.
Muchos republicanos en Capitol Hill han seguido impulsando acusaciones infundadas de fraude electoral generalizado, que los críticos de Trump han llamado “la gran mentira”, en las semanas posteriores al ataque del 6 de enero. Lo han hecho a pesar de la evidencia de que tales afirmaciones ayudaron a alimentar los disturbios mortales y de las advertencias de que siguen motivando a los extremistas internos.
Wray esquiva la oportunidad de denunciar a los legisladores que respaldan a QAnon
Si bien Wray pasó gran parte de la audiencia del martes disipando afirmaciones falsas peligrosas, eludió la oportunidad de denunciar a los legisladores que respaldan las teorías de conspiración de QAnon.
El senador de Connecticut Richard Blumenthal dijo que estaba “decepcionado” de que Wray hubiera eludido la oportunidad de condenar a los funcionarios electos que han amplificado las afirmaciones de QAnon cuando se le preguntó si con sus actitudes contribuían a la amenaza del extremismo interno.
“Bueno, ciertamente estamos preocupados por el fenómeno QAnon, que vemos como una especie de conjunto suelto de teorías de conspiración, y ciertamente hemos visto extremistas violentos internos del tipo que describe, que citan eso como parte de su motivación. Y eso es algo que revisamos”, dijo Wray.
Blumenthal interrumpió a Wray por no condenar de inmediato la idea de que los legisladores apoyan a los insurrectos y planteó la pregunta de otra manera. “Cuando los miembros del Congreso respaldan la teoría QAnon, como ha sucedido, ¿no agrava la amenaza de violencia?”, preguntó.
Sin embargo, Wray no aprovechó la oportunidad para denunciar esa conducta. Esto llevó a Blumenthal a dejar en claro que estaba decepcionado por la respuesta y que tiene la intención de hacer un seguimiento del problema en otro entorno.
En octubre, CNN informó que varios candidatos al Congreso se involucraron con la teoría de la conspiración QAnon. De los mencionados, Marjorie Taylor Greene ganó un escaño por el 14° Distrito del Congreso de Georgia.
El FBI defiende su actuación antes del asalto al Capitolio
Actualmente, el equipo de investigadores federales de Wray está siguiendo miles de pistas en un esfuerzo doble por procesar a las personas involucradas en el ataque del 6 de enero al Capitolio y tratar de prevenir ataques posteriores temidos en Washington y otras partes del país.
Los funcionarios federales encargados del orden público han tratado de tranquilizar al público estadounidense en los meses posteriores al asalto asegurando que están a la altura de la tarea en ambos frentes. Sin embargo, sus declaraciones públicas también dejan al descubierto la enormidad del desafío al que se enfrentan a la hora de rastrear posibles amenazas no solo para la capital de la nación, sino en todo el país.
Funcionarios de las fuerzas del orden público han indicado a CNN que las autoridades pasaron por alto señales clave antes del asedio, que dejó cinco muertos y al Capitolio saqueado. Además, los preparativos del FBI previos al día del ataque han sido objeto de escrutinio.
El martes, Wray defendió que el FBI compartió información crítica sobre posibles amenazas al Capitolio antes del 6 de enero. Su defensa incluyó el manejo del “memorando de Norfolk”, que se ha convertido en el centro de las preguntas sobre si las fuerzas del orden que protegían el Capitolio tenían suficiente inteligencia antes del asalto para prepararse.
Wray describió cómo el FBI compartió un informe de inteligencia sobre conversaciones en línea antes del 6 de enero rápidamente y de tres maneras con otras agencias de orden público, después de recibir la información de la oficina de campo del FBI en Norfolk.
Las declaraciones encontradas sobre el ‘memorándum del Norfolk’
Sus respuestas a al menos tres preguntas de los senadores el martes sobre el informe de Norfolk completan dónde y cómo se compartió la inteligencia. Las declaraciones contrastan con el testimonio de la semana pasada de los jefes de las fuerzas del orden en el Capitolio, quienes en gran medida culparon por las fallas de seguridad a la falta de inteligencia que se les había comunicado.
El informe de Norfolk se transmitió a las fuerzas del orden, dijo Wray, incluida la Policía del Capitolio y la policía metropolitana, en la hora posterior a recibirlo.
El informe se compartió de tres maneras. En un correo electrónico a la Fuerza de Tarea Conjunta contra el Terrorismo, en una sesión informativa verbal en el puesto de mando de la oficina de campo de Washington y en la sede del FBI en la que participó la policía de la capital, y a través del portal de las fuerzas del orden, según Wray.
“En un mundo perfecto, nos habríamos tomado más tiempo para averiguar si era confiable, pero tomamos la decisión, nuestra gente tomó la decisión de hacer llegar esa información a las personas relevantes lo más rápido posible, como dije, de tres maneras diferentes, para dejar lo menos posible al azar”, dijo Wray.
Wray calificó el memorando como “información cruda, no verificada y no corroborada” que se había recopilado de publicaciones en línea, pero que era lo suficientemente destacada como para que el FBI la compartiera con la policía de Washington casi de inmediato. “Es más que un simple correo electrónico”, dijo Wray.
Wray no vio el informe de Norfolk hasta después del 6, agregó.
“En cuanto a por qué la información no circuló a la gente de todos los departamentos (…) no tengo una respuesta para eso”, dijo más tarde.
Interrogantes
Los documentos de las acusaciones siguen revelando nueva información sobre los extremistas que participaron en el ataque al Capitolio. Estos incluyen a miembros de grupos militantes de derecha a quienes los fiscales han acusado de delitos relacionados con la conspiración.
Sin embargo, legisladores han indicado que siguen sin tener claro la amenaza que representan este tipo de individuos y que han presionado sin éxito a las fuerzas del orden para que justifiquen el aumento de la seguridad en el Capitolio.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional le dijo a CNN el mes pasado que los funcionarios actualmente no están rastreando ninguna “amenaza creíble o específica”. Sin embargo, siguen monitoreando constantemente las conversaciones en línea sobre la potencial violencia en Washington y contra los miembros del Congreso.
A pesar de testificar durante más de tres horas el martes, Wray reveló muy poco sobre cómo el FBI recopila información de inteligencia sobre extremistas internos. También reveló muy poco sobre si planea cambiar su enfoque basándose en lo que ocurrió el 6 de enero.
Arrestos, clave para obtener nueva inteligencia
Una de las pocas observaciones que sí hizo es que el FBI “siempre busca desarrollar más y mejores fuentes” para combatir el terrorismo interno y las amenazas de contraterrorismo, pero la clave para obtener información de inteligencia es a través de los arrestos.
También les dijo a los legisladores que cuantos más arrestos hace el FBI, “más aprendemos de esos casos sobre quiénes más son sus contactos, cuáles son sus tácticas, cuáles son sus estrategias (…) y eso nos hace más inteligentes y más capaces de adelantarnos a las amenazas en el futuro”.
Jeff Zeleny, Whitney Wild, Ali Zaslav y Manu Raju de CNN contribuyeron a este informe.