Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor, periodista y colaborador de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones aquí expresadas son exclusivamente suyas.
(CNN Español) – A Miami, pese a ciertas restricciones para vacunar a extranjeros no residentes en EE.UU.Florida, han llegado discretamente cientos de viajeros latinoamericanos a vacunarse contra el covid-19 hasta que en febrero el estado restringió su acceso solo a residentes permanentes y de temporada. No los culpo. Si se quedan en sus países de origen, con la excepción de Chile, tienen altas probabilidades de contraer la enfermedad y morir antes de recibir la vacuna.
Luis Esteban G. Manrique, peruano, y gran analista del acontecer político y social latinoamericano, radicado en Madrid, titula su artículo ‘Vacunas de cortesía’, metáfora de la corrupción. Desde el primer párrafo asegura que en esta parte del planeta “la corrupción es un factor estructural” que se extiende al lenguaje. En Argentina le llaman “aduanas paralelas” al puro y duro contrabando; como denominan “dólar blue” el que se adquiere al margen de los controles oficiales de cambio.
Tiene razón. Cita al periodista Jorge Lanata, quien afirma que VIP en Argentina no es “very important people”, sino “very important Peronist”, y pone el ejemplo de Daniel Scioli, excandidato a presidente del peronismo que se vacunó mucho antes de que le tocara, contraviniendo las reglas establecidas nada menos que por Alberto Fernández, un presidente puesto a dedo por Cristina Kirchner, la exmandataria, hoy vicepresidenta, madre y maestra del neoperonismo.
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En la Argentina peronista ni siquiera ha arraigado la noción del conflicto de intereses. Para Horacio Verbitsky, periodista y peronista exmontonero, las violaciones de las normas son una “gauchada” (una noble acción) que le pidió a Ginés González García, entonces ministro de Salud, y que éste le concedió amablemente otorgándole una de las vacunas Sputnik V contra el virus compradas a los rusos. Ante el escándalo armado en el país, Alberto Fernández se vio obligado a cesar a ese ministro.
De la misma manera que, durante un viaje a México, Fernández se vio en la necesidad de pedirle a otro personaje, al senador kirchnerista Jorge Taiana, excanciller, que abandonara la delegación, porque todas las miradas y todas las preguntas hubieran sido dirigidas a “otro que se saltó las reglas” para conseguir vacunarse en un país en el que, al 10 de febrero, cuando saltó el escándalo, solo se había administrado 1,18 dosis de vacunas por cada 100 personas, según el estudio Our World in Data, de la Universidad de Oxford. (Dicho sea de paso, Taiana es hijo de Jorge Alberto Taiana, el prestigioso cirujano que fuera uno de los médicos de Juan Domingo Perón).
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De acuerdo con esta clasificación, el primer país en número de dosis de vacunas administradas es Israel, que al 9 de marzo ha administrado 103,7 dosis por cada 100 personas. Entre las últimas de las naciones que aparecen en el ranking está Guatemala con menos de 0,01 vacunas por cada 100 habitantes, seguida de cerca por Paraguay y Honduras (con la misma tasa) y El Salvador con 0,3 vacunas por cada 100 habitantes. Las que no aparecen en el estudio es porque cometen el error de no tomar el virus en serio.
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Sin embargo, no todo se ha hecho mal en el ámbito hispanoamericano. Chile aparecía en la lista como el quinto país más vacunado del planeta, con 26,62 vacunas por cada 100 personas, más del doble de la Unión Europea (9,64 vacunas por cada 100), cerca de Estados Unidos, que tiene 28,31 por cada 100. El gobierno chileno ha adquirido suficientes vacunas para terminar el proceso de inocular gratis a toda la población, incluidos los inmigrantes indocumentados, en junio de este año.
Eso le ha permitido al presidente Sebastián Piñera alcanzar una popularidad que no veía desde octubre de 2020, aunque en semanas recientes bajó, antes de esta señal de eficiencia y honradez, apoyada por la legendaria red de sistema de salud primaria del “país de la loca geografía”, como le llamó a Chile el ensayista Benjamín Subercaseaux.
En fin, se cumple otra vez el dictum inapelable: los países más serios son los que sobreviven.