CNNE 990870 - ¿por que visitamos los mismos lugares una y otra vez?

(CNN) – Mi lista de viajes antes de la pandemia: caminata al campamento base del Everest, crucero a la Antártida, intentar visitar todas las prefecturas de Japón.

Mi lista de viajes después de la pandemia: ir a mi ciudad natal y pasar tiempo con mis padres.

Sé que no soy la única. Si bien la nostalgia siempre ha jugado un papel importante en determinar a dónde viajamos y por qué, las separaciones forzadas y los cierres de fronteras durante la pandemia han hecho que casi todos en el mundo reconsideren dónde será su próximo viaje.

Antes del covid-19, creía que había dos tipos principales de viajeros: las personas que siempre están buscando algo nuevo y brillante (¡hola!) y las que les gusta profundizar y pasar el tiempo explorando los mismos destinos.

Ahora, sé que no es necesariamente tan simple.

Cómo elegimos nuestros lugares de vacaciones

“Las caras y los lugares pueden tener significados realmente profundos para nosotros, en términos de cómo pensamos de nosotros mismos, quiénes somos y cómo nos situamos en el mundo”, explica Karen Stein, socióloga y autora de “Getting Away from It All: Vacations and Identity”.

Stein pasa gran parte de su tiempo investigando cómo viajar –dónde, cómo y por qué– da forma y afirma quiénes somos.

“Todo está fuera de lugar [ahora mismo]”, agrega. “Y creo que poder volver atrás y hacer estas cosas de antes, que extrañamos y que nos dan confort y disfrutamos, creo que eso es reconfortante”.

Los viajeros tienen diferentes razones para volver a los destinos que conocen y aman. A veces, esas razones ni siquiera son cosas que puedan expresar con palabras: cómo un lugar determinado despierta nuestras emociones de una manera que nada más puede hacerlo.

Mi propia historia lo confirma. Cada vez que visito los Outer Banks en mi Carolina del Norte natal, me inundan los recuerdos de mi abuela. Éramos muy unidas, y ella murió cuando yo era adolescente, por lo que visitar un lugar que ella me presentó es lo más cercano que puedo estar a estar con ella nuevamente.

Mientras tanto, también estoy planeando un viaje post-reapertura de la frontera a Londres, que se trata más de ponerse al día con familiares, amigos y colegas que viven allí que de ir a museos o cafés. (Aunque, no me malinterpreten, también iré a museos y cafés).

Hubo una mentalidad similar en juego para Jayson Bautista, un residente de Manila que va al mismo lugar de vacaciones todos los veranos, o lo hacía, antes de la pandemia.

Bautista se enamoró de Sagada, un pueblo de la montañosa región norte del país, cuando visitó a un grupo de sus amigos universitarios en 2016. Hasta la pandemia, regresaba fielmente todos los veranos para escapar de la asfixiante humedad de la capital, llevando cada vez nuevos “conversos” como compañeros de trabajo y su novia.

“Es como una peregrinación religiosa para mí”, dice sobre sus viajes anuales. Cada vez, le gusta alojarse en el mismo hotel: el Masferre Country Inn and Restaurant, que es propiedad de un conocido fotógrafo filipino y tiene una pequeña galería que muestra algunos de sus trabajos.

Bautista es una criatura de hábitos en sus viajes, visitando las mismas cascadas, caminando por las mismas montañas y comiendo un plato local llamado pinipipikan.

“Una de las razones por las que sigo regresando es la reconfortante sensación de saber exactamente lo que va a pasar”, dice Bautista. Y después de más de un año de que todos en el planeta vivan en un estado de limbo, tiene mucho sentido que los viajeros anhelen un poco de comodidad y familiaridad.

“Creo que ya no necesito planificar [los viajes de Sagada]. Solo quiero hacer las mismas cosas que hice antes y tener unas vacaciones que realmente disfrute”.

Limitaciones persistentes relacionadas con la pandemia

Aunque estas opciones de viaje pueden parecer simplemente caprichos personales, hay datos que respaldan por qué tomamos las decisiones que tomamos.

Nikolaos Stylos es profesor titular de marketing en la Escuela de Administración de la Universidad de Bristol. Su trabajo se centra en la economía de los viajes y en cómo las empresas comercializan sus destinos a los consumidores.

“(Hay) un tipo de visita que llamamos VAF, visitar a amigos y familiares. Estos serán los primeros viajes que esperamos apenas se puedan hacer”, dice. “En el corto plazo, estos serán definitivamente los primeros viajes que se realizarán”.

Pero ¿qué pasa con los segundos viajes y los terceros? Stylos señala que los efectos a largo plazo de la pandemia agregarán una nueva capa a la planificación de viajes, posiblemente para siempre.

Después del 11 de septiembre, ciertas medidas, como quitarse los zapatos para pasar por la seguridad del aeropuerto o que los no pasajeros puedan dejar a sus seres queridos en la puerta de salida, desaparecieron de forma permanente.

Incluso para las personas que desean algo nuevo, las limitaciones relacionadas con la pandemia probablemente limitarán sus opciones.

Los factores habituales, como el costo, seguirán siendo importantes.

Pero no todos los países abrirán sus fronteras a los turistas extranjeros, o quizás haya hoteles y restaurantes que tuvieron que cerrar permanentemente, afectando la disponibilidad.

Navegar por el nuevo mundo de los viajes, con montones de papeleo y posibles cancelaciones de último momento, podría inspirar a alguien a elegir el lugar con el que ya está familiarizado en lugar del que se siente más novedoso.

¿Qué sigue?

En este momento, parece imposible hablar de viajes arrogantemente. Cosas como los pasaportes de vacunación, las pruebas rápidas de covid realizadas en el aeropuerto y el uso de máscaras a bordo de los aviones podrían seguir siendo parte de la experiencia de viaje para siempre.

Los viajes ya están reglamentados en función de la clase y el privilegio: la disponibilidad de múltiples aerolíneas y proveedores para elegir, si necesitas una visa de viaje, cómo funciona el cambio de moneda para ti, y la pandemia solo ha exacerbado eso.

Pero ese algo indescriptible que proviene de unas vacaciones realmente increíbles simplemente no se puede duplicar.

Ya sea en el otro lado del planeta o en tu propio patio trasero, los lugares que nos hacen “ping” son como joyas. Y todos deberían tener la suerte de encontrar una de esas joyas en sus vidas.