(CNN) – Cientos de miles de personas perdieron la vida en todo Europa por el coronavirus, y muchas más han sufrido problemas de salud a largo plazo tras contraer la enfermedad. No son las únicas víctimas de la pandemia.
Las normas democráticas también se han visto seriamente impactadas por un año de restricciones, y ahora expertos temen que políticos hambrientos de poder puedan ser reacios a renunciar a su autoridad casi total una vez que termine la crisis.
En Francia, por ejemplo, el Parlamento aprobó una ley que extiende el estado de emergencia del país hasta fines de septiembre. La ley ley le permite al presidente Emmanuel Macron introducir un pase de salud que muestre si una persona fue vacunada contra el covid-19 o no y establecer toques de queda a lo largo del país.
Algunos de los aliados liberales de Macron consideraron la medida controversial. Después de todo, instruir a los ciudadanos para que estén en sus casas a una hora determinada y rastrear su información médica difícilmente es consistente con las tradiciones liberales de Francia.
Durante el curso de su presidencia, a Macron lo han acusado de alejarse de la plataforma centrista liberal bajo la cual resultó electo en 2017, particularmente adoptado una línea más dura en lo que respecta al islam y la inmigración para competer con su principal rival política de extrema derecha, Marine Le Pen.
Los cambios de Macron
No hace mucho tiempo atrás, el presidente de Francia ensalzaba los valores de la democracia. Cuando habló al Congreso de Estados Unidos en 2018, rindió homenaje al “santuario de la democracia” al que se estaba dirigiendo y recordó al mundo las palabras “estampadas en las banderas de los revolucionarios franceses, ‘Vivre libre ou mourir’. Vir libre o morir”. Irónico, dado el aparente entusiasmo del presidente por dar órdenes a sus ciudadanos para detener la propagación del virus mortal.
La relación debilitada de Macron con la democracia no se limita a rastrear a quién inyectaron y obligar a las personas a permanecer puertas adentro. A lo largo de la pandemia, el presidente redujo que rol que juega su Parlamento en el escrutinio de sus anuncios de políticas.
“Bajo el nuevo estado de emergencia, el rol del Parlamento en Francia es más limitado que antes”, dijo Joelle Grogan, profesora de derecho público del Reino Unido y la Unión Europea en la Universidad de Middlesex. “Los gobiernos y las administraciones no tienen la obligación de enviar copias de las órdenes que adopten al parlamento”, explicó.
Democracy Reporting International (DRI) publicó recientemente un estudio exhaustivo sobre cómo los gobiernos de la Unión Europea habían respondido en el contexto de la democracia y el Estado de derecho. Francia fue catalogado como un país de “gran preocupación” por la medida en que su gobierno ha subvertido las normas legales.
Sin embargo, no es la única nación de la Unión Europea que ha retrocedido en términos de democracia.
España, el único que no genera preocupación
En Austria, Eslovenia, Bélgica y Lituania, por nombrar algunos, existe una gran preocupación de que los gobiernos hayan utilizado de manera indebida las leyes existentes para restringir la libertad de los ciudadanos. De hecho, de los 27 estados miembros de la UE, DRI solo catalogó a España como un país de “no preocupación” en lo que respecta a la supervisión legal o por parte del Parlamento de las medidas frente al covid-19.
El ejemplo más atroz probablemente sea el de Hungría, donde el Gobierno aprobó una legislación que le permite gobernar por decreto sin revisión judicial.
En Chipre y la República Checa, los tribunales afirmaron que no tenían jurisdicción sobre las medidas relativas al coronavirus. Esto redujo significativamente los movimientos para salvaguardar cualquier intento de extralimitación del gobierno.
Planes de salida
Una preocupación central que manifiesta el informe de DRI es que pocos países europeos tienen un “plan de salida” claro para terminar con los estados de emergencia y volver a las formas normales de gobernanza.
Esta es una preocupación real en el caso de Francia. Phillippe Marlière, profesor de políticas de Francia y de Europa en el University College de Londres, señala que en los últimos años Francia ha dispuesto numerosos estados de emergencia en respuesta a los ataques terroristas. Muchas de las medidas relativas a la libertad personal que fueron definidas en esos momentos se han mantenido.
“Apostaría a que muchas de las medidas antiliberales que han entrado en vigencia bajo (la pandemia) de covid, como el pase de salud y las amenazas de toques de queda, permanecerán vigentes o se verán de nuevo”, dijo. “Los políticos son muy buenos tomando la autoridad, pero no tan buenos para devolverla”.
A algunos les preocupa especialmente que Macron, que el año que viene enfrenta elecciones, pueda considerar ventajoso mantener un control estrecho del poder.
“El presidente de Francia tiene más poder sobre el papel que el presidente de Estados Unidos. Puede controlar la policía, el ejército, toda la política interior, toda la política exterior. Incluso nombra a su propio primer ministro”, dijo Marlière. “Esto, combinado con alguien que busca la reelección y que ya se está moviendo hacia la derecha en temas como el Islam sin una supervisión real, es muy preocupante”, afirmó.
Este problema no es nuevo
Además, lo que es más preocupante, el informe del DRI afirma que solo cinco estados miembros de la Unión Europea —la República Checa, Francia, Lituania, los Países Bajos y Portugal— tienen estrategias de salida adecuadas para un retorno a la normalidad.
“Es mucho más fácil gobernar por decreto que gobernar dentro de unos límites, por lo que es obvio por qué los líderes querrían aferrarse al poder”, dijo Grogan. También señaló que socavar el Estado de derecho ha sido un problema dentro de la UE durante algún tiempo.
En los últimos años, Hungría y Polonia habían abusado del Estado de derecho hasta tal punto que el artículo 7 del tratado de la UE, que, de ser aprobado por todos los estados miembros, restringiría los derechos de voto de ambas naciones con la UE y restringiría el acceso al dinero de la UE, se ha disparado contra ambos.
En los últimos años, tanto Hungría como Polonia han abusado del Estado de derecho hasta tal punto que se ha activado contra los dos el artículo 7 del tratado de la UE que, si lo aprueban todos los estados miembro, restringiría los derechos de voto de ambas naciones en el bloque y el acceso al dinero de la UE.
El poder de Hungría y Polonia
El problema es que tanto Hungría como Polonia pueden vetar acciones contra el otro, lo que deja a la Unión Europea un poco inoperante. “Lo que suceda a continuación es el gran problema. Podemos hablar sobre los mecanismos legales y las leyes. Pero, en última instancia, necesitamos consenso político”, agrega Grogan.
El verano pasado, Bruselas trató de obligar a Hungría y Polonia a alinearse a través de un mecanismo en el presupuesto del bloque a largo plazo, pero la movida se truncó en el último minuto y al final acordaron una medida alterna para permitir que se aprobaran los fondos de recuperación frente al covid-19 del bloque.
Ese fue el caso de dos estados miembros. Qué sucede cuando son muchos más es una verdadera incógnita para la Unión Europea.
“La Unión Europea fundamentalmente es una estructura legal. Existe para obligar los derechos mutuos entre estados y ciudadanos”, dijo Grogan. “Pero sería negligente ignorar la complejidad que hay detrás de eso. Como demostró el Brexit, es un grupo de estados que deciden ser parte del club. El Brexit nos mostró que puedes irte, pero el problema es si alguien no acepta los valores y no quiere irse, es legalmente imposible remover un Estado”.
¿Qué sucederá con la democracia en Europa?
Nadie sabe dónde termina esto. Es poco probable que la Unión Europea se desmorone, como muchos han predicho, pero es posible que los euroescépticos en el bloque puedan forzar cambios que socaven la estructura. Y si estuvieras buscando una forma de desestabilizar la UE, burlarse del Estado de derecho sería un buen punto de partida.
“Como es usual en las emergencias, estamos viendo un desplazamiento del poder hacia el ejecutivo con la supervisión de los parlamentos, el poder judicial y otros órganos cada vez más débiles”, dijo Jakub Jaraczewski, coordinador de investigación de DRI.
La Unión Europea podría trabajar hacia una mejor supervisión legal, ya sea a través de la Comisión, la Agencia de Derechos Fundamentales o incluso a través de la Corte de Justicia. Pero eso requeriría voluntad política de los líderes de los estados miembros para que la Unión Europea central asuma el control de las áreas políticas que prefieren mantener en reserva”.
El rol de la Unión Europea en la defensa de la democracia
A veces se dice que la legislación de la Unión Europea es un embrollo complicado de intereses políticos estrechos revestidos bajo un manto legal. Esos intereses políticos estrechos han tenido un mayor impacto en la dirección de viaje del bloque que los ideales que supuestamente unen a 27 naciones muy diferentes.
Durante la mayor parte de una década, la discusión de los estados miembro precisamente sobre qué debería ser Europa y cómo debería responder a las crisis ha sido el aspecto más difícil de navegar para la Unión Europea. El desprecio por la ley, no obstante, es un dolor de cabeza más fundamental que los desacuerdos sobre inmigración o por cómo se debería gastar la plata.
Cuando la política vuelva a algo parecido a lo normal, Bruselas podría encontrarse con algo más que Polonia y Hungría en el rincón de los castigos. Y si estos delincuentes recientes deciden que sus nuevos poderes les importan más que mantener felices a sus vecinos de la Unión Europea, es muy poco lo que los importantes del bloque pueden hacer para detener las consecuencias que desestabilizan a todo el bloque.