(CNN) – En un intento de frenar la crisis demográfica, China anunció esta semana que permitirá a las parejas tener tres hijos, pero algunos críticos se preguntan por qué el Gobierno mantiene un límite para los padres.
La respuesta podría estar en las actitudes de Beijing hacia sus minorías étnicas, particularmente las ubicadas en al región de Xinjiang.
Desde 2017, el Gobierno chino ha aplicado estrictamente sus políticas de planificación familiar a las minorías de la provincia del extremo occidental, donde Beijing es acusado de cometer un genocidio contra el pueblo uigur, de mayoría musulmana. La represión hizo que las tasas de natalidad locales se desplomaran en un tercio en 2018.
El Gobierno chino niega rotundamente las acusaciones de genocidio y dice que cualquier intento de limitar la población uigur entra en las políticas estándar de control de natalidad del país.
Los expertos dicen que Beijing es reacio a eliminar todas las cuotas sobre el número de hijos por familia por varias razones. Pero un factor importante es que acabar con la política haría mucho más difícil justificar los intentos de Beijing de limitar la población en Xinjiang y otras regiones con grandes grupos minoritarios, que suelen tener más hijos.
“Seguir limitando los nacimientos entre las poblaciones consideradas problemáticas forma parte, sin duda, del razonamiento”, dijo Darren Byler, experto en Xinjiang e investigador postdoctoral en la Universidad de Colorado.
“Si no hubiera una política en todo el país, sería difícil aplicar una particular para los pobres y los musulmanes”.
Contra la tendencia en toda China
La tasa de natalidad de China ha descendido rápidamente desde la introducción de la política del hijo único hace más de 40 años, que limitaba a las parejas a un solo bebé con el fin de aliviar la pobreza y frenar el boom demográfico.
La política logró limitar la natalidad a medida que China se desarrollaba. Pero en los últimos años los funcionarios han empezado a preocuparse de que el país no tenga suficientes trabajadores jóvenes para seguir impulsando su crecimiento económico. El rápido envejecimiento de la población activa, a la espera de sus prometidas pensiones, no ha hecho sino agravar estas presiones.
Ante la crisis demográfica, el Gobierno chino flexibilizó la política en 2016 para permitir dos hijos. Pero muchas parejas de la clase media se mostraron reticentes a tener más de un hijo, alegando los altos costes de criar familias sobre todo en las ciudades. En 2020, la tasa de natalidad cayó casi un 15% interanual.
Pero mientras el número de recién nacidos descendía en toda China, la tasa de natalidad oficial seguía siendo comparativamente alta en la región occidental de Xinjiang. Entre 1991 y 2017, Xinjiang tuvo una tasa de natalidad sustancialmente más alta en comparación con el resto del país, según un informe del Instituto Australiano de Política Estratégica.
Los investigadores afirman que durante décadas las familias uigures de Xinjiang tuvieron tradicionalmente muchos hijos, a veces hasta nueve o diez.
Durante la política del hijo único, las minorías étnicas, incluida la población uigur de Xinjiang, podían tener hasta tres hijos, lo que, según las autoridades, era en deferencia a las tradiciones culturales del grupo de tener familias numerosas.
Algunos uigures superaron esta cifra y en muchos casos se toleró.
Descenso repentino de la natalidad
Pero cuando el Gobierno chino comenzó su ofensiva en Xinjiang, en 2017, que supuestamente implicó el envío de millones de uigures a un vasto complejo de centros de detención, hubo un endurecimiento simultáneo de las políticas de planificación familiar.
Entre 2017 y 2018, la tasa de natalidad en Xinjiang se redujo en un tercio, de 15,8 por cada 1.000 personas a 10,7 por cada 1.000 personas.
En un fax enviado a CNN, en septiembre de 2020, el Gobierno chino atribuyó el descenso de la tasa de natalidad a “la aplicación integral de la política de planificación familiar”.
En un momento en que el Gobierno chino estaba tratando desesperadamente de aumentar las tasas de natalidad, las esterilizaciones en la región se dispararon a 243 por cada 100.000 personas, en 2018, según documentos oficiales del Gobierno referenciados en un informe del investigador de Xinjiang Adrian Zenz. Esta cifra es muy superior a la tasa de 33 por cada 100.000 personas en el resto del país.
Y mientras que el uso de dispositivos anticonceptivos DIU se redujo en China entre 2016 y 2018, Zenz citó documentos que muestran que en Xinjiang aumentó a 963 por cada 100.000 personas.
Las mujeres uigures, que desde entonces han abandonado Xinjiang, dicen que fueron sometidas a utilizar métodos de anticoncepción y a esterilizaciones forzadas.
En su informe, Zenz citó las directivas políticas oficiales del Gobierno chino a partir de 2017 que piden a los administradores que “ataquen severamente los comportamientos que violen las [políticas] de planificación familiar.” A partir de ese año, las regiones minoritarias comenzaron una “campaña especial para controlar las violaciones del control de la natalidad”.
Denuncias de esterilizaciones forzadas en Xinjiang
Una doctora de etnia uigur, que huyó a Turquía dijo –en 2020– que de las 300 mujeres uigures exiliadas que examinó de Xinjiang, unas 80 habían sido esterilizadas. Muchas de ellas ni siquiera sabían que se habían sometido al procedimiento.
El Gobierno chino no mencionó a las minorías, incluidos los uigures, en su relajación de la política de los tres hijos, y las autoridades han negado sistemáticamente las acusaciones de anticoncepción y esterilización forzadas.
Los medios de comunicación estatales achacaron las elevadas tasas de natalidad de Xinjiang al extremismo religioso, y describieron el descenso de la fertilidad como una victoria de los derechos de la mujer.
Los expertos afirmaron que es poco probable que las normas se relajen para las minorías en un futuro próximo.
“Si se levantan las restricciones a la natalidad de forma universal, perderían su justificación para endurecer las políticas de control de la natalidad contra sectores específicos de la sociedad china que les desagradan”, dijo Carl Minzner, profesor de Derecho de la Universidad de Fordham.
Trabajos y vigilancia
Mantener el control de la natalidad en Xinjiang no es la única razón por la que el Gobierno chino mantiene el límite de tres hijos.
Los expertos afirman que Beijing se resiste a encontrar nuevas funciones para las decenas de miles de personas empleadas por el Gobierno para supervisar la política de planificación familiar.
Al mismo tiempo, la eliminación de los límites suprimiría una de las muchas formas en que el Gobierno chino puede controlar a su población, dijo Byler, obligando a Beijing a encontrar otra razón para llevar a cabo una vigilancia interna.
También podría haber una razón muy práctica por la que el Gobierno ha mantenido su régimen de política de planificación familiar, aunque lo haya relajado ligeramente.
Y es que Beijing podría necesitar volver a endurecer las normas en el futuro.