(CNN) – Después de más de un año de reunirse en Zoom todos los meses, las miembros del club de lectura de Amy Ettinger intentaron recientemente algo radical: se juntaron en la vida real.
La movida fue un cambio fundamental de la rutina. Ettinger había establecido el club de lectura al comienzo de la pandemia de covid-19, y ella y otras cinco o seis mujeres de Santa Cruz, California, se habían reunido 13 veces en el espacio virtual.
Desde el principio, el plan era eventualmente hacer la transición a un club cara a cara. Finalmente, a fines de mayo, lograron su objetivo, reuniéndose afuera en el patio de una de las miembros.
Aunque las mujeres no estaban familiarizadas con cómo actuar en persona al principio, la reunión rápidamente se volvió divertida y sin esfuerzo, dijo Ettinger. Las mujeres compartieron historias sobre la crianza de los hijos durante la pandemia. Sonrieron. Se rieron. Claro, en algún momento, lograron discutir el libro del mes, “Girl, Woman, Other” de Bernardine Evaristo.
Pero en realidad, se trataba de reforzar las conexiones.
“Cuando nos conocimos en Zoom, pasamos la mayor parte del tiempo hablando de los libros”, dijo Ettinger, una escritora de Santa Cruz. “Cuando nos reunimos en persona, fue como esta experiencia de cambio de chip: hablamos menos sobre el libro y más sobre nuestras vidas. Fue un cambio muy bienvenido para todas nosotras. Verdaderamente un alivio”.
En clubes de lectura y en salas de juntas, entre colegas y amigos, se están desarrollando experiencias similares de vinculación en todo el país a medida que los estados alivian las restricciones provocadas por el covid-19. Un estudio reciente podría explicar por qué.
Resulta que hay beneficios reales de reunirse cara a cara, según el estudio, publicado en Journal of Neuroscience. La familiarización en la vida real estimula el cerebro de manera diferente y produce conexiones más fuertes y más rápidas, informa el estudio.
Anatomía de un estudio del cerebro
Los neurocientíficos Géza Gergely Ambrus, Gyula Kovács y sus colegas estaban interesados en cómo llegamos a conocer gente nueva en diferentes situaciones.
El estudio se realizó en la Universidad Friedrich Schiller de Jena en Alemania entre febrero de 2019 y principios de este año.
“Desde que comenzó la pandemia, muchas personas se han conocido únicamente a través del chat de video”, escribió Ambrus, el autor principal, en un correo electrónico reciente. “Hace poco menos de 200 años, la fotografía ni siquiera se había inventado, mientras que hoy en día conectarse entre nosotros sin contacto cara a cara es una parte normal de nuestras vidas. Desde la perspectiva de la neurociencia, esto conduce a una multitud de preguntas interesantes sobre cómo nuestro cerebro percibe diferentes formas de interactuar, tanto en línea como fuera de ella”.
Para profundizar en este fenómeno, los investigadores separaron a los participantes del estudio en tres grupos. Cada grupo se familiarizó con dos nuevas personas de una manera diferente: interacción personal, charlando con técnicos de laboratorio; exposición perceptiva, a través de un juego de clasificación de identidades utilizando fotografías fijas; y exposición a los medios, por ver un programa de televisión.
La fuerza de la familiaridad de las personas entre sí, llamado efecto de familiaridad, estaba ligada a la situación en la que los participantes conocieron las nuevas caras: la interacción personal marcó la diferencia más fuerte, seguida de la exposición a los medios. La exposición perceptiva tuvo poco impacto en general.
Los investigadores registraron la actividad cerebral de los participantes con un electroencefalograma (EEG), un dispositivo que detecta la actividad eléctrica en el cerebro. Tomaron estas lecturas dos veces: una antes de que los participantes se familiarizaran con la gente nueva y otra después. En los tres grupos, la segunda lectura de EEG reveló un patrón distinto de actividad cerebral alrededor de 400 milisegundos después de que los participantes vieron las caras ahora familiares.
Las interacciones cara a cara produjeron las conexiones más sólidas, aunque los participantes pasaron menos tiempo en la vida real que el grupo de exposición a los medios: el grupo de interacción personal conversó con técnicos de laboratorio durante tres horas, mientras que el grupo de exposición a los medios vio 20 horas de video, dijo Ambrus.
La psicología detrás de estar cara a cara
La idea surgió de ver películas, dijo Kovács, después de ver actores en películas y clips de entrevistas en línea y sentir que realmente los “conocía”. Sin embargo, sabía que nunca se habían conocido.
“Lo que hemos estado experimentando en las últimas décadas, con los avances en la industria de los medios, son muchas interacciones ‘parasociales’”, explicó Kovács.
“Cuando miramos una serie de televisión, después podemos sentir que reconocemos sus rostros, aunque nunca conocimos a la persona”, dijo. “Sin embargo, nuestro cerebro ha sido entrenado para familiarizarse con alguien a través de la interacción personal directa, por lo que esta sigue siendo la forma más rápida de conocer a alguien”.
La Dra. Lucy McBride, médica de atención primaria en Washington, estuvo de acuerdo con las conclusiones del estudio.
McBride, que no participó en el estudio, señaló que todas las relaciones sustantivas dependen de las interacciones en persona e incorporan todo, desde el lenguaje corporal hasta los matices que las pequeñas cámaras de video no pueden capturar.
Dijo que este contexto más amplio es particularmente importante para los niños, que necesitan una conexión humana en persona para su desaerrollo socioemocional. “La base de cualquier relación sana nace en el mundo real”, dijo McBride, quien recientemente escribió un artículo de opinión sobre el tema para CNN.
“Las relaciones requieren confianza y un espacio seguro y sin prejuicios para la conversación abierta y el intercambio de ideas”, dijo. “Una computadora puede proporcionar algo de eso por un tiempo, pero, con el tiempo, necesitamos más conexión humana de la que proporcionó la pandemia, para nuestra salud y bienestar en general”.
La falta de conexión en persona durante la pandemia ha amenazado nuestra salud mental colectiva, dijo Jennifer Kelman, trabajadora social clínica con licencia en Boca Raton, Florida.
Por esta razón, Kelman dijo que las personas deberían regresar a las reuniones del mundo real tan pronto como sientan que es seguro.
“Se perdió tanto en este último año”, dijo Kelman, quien se desempeña como experto en psicología para JustAnswer.com. “Muchos de nosotros hemos olvidado cómo relacionarnos en un nivel fundamental, y es importante que recuperemos eso”.
Excelentes formas de conectar la vida real
La mejor forma de ponerse en posición de ver a las personas cara a cara de nuevo es vacunándose.
Los mensajes recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) dicen que las personas completamente vacunadas pueden reanudar sus actividades sin usar una máscara o distanciarse físicamente, excepto cuando lo exijan las leyes, reglas y regulaciones federales, estatales, locales, tribales o territoriales, incluidas las empresas locales y los lugares de trabajo.
Por eufórico que sea sumergirse de cabeza en las actividades prepandémicas, también puede resultar un poco incómodo volver a los estándares de 2019 de una vez.
Kelman reconoció esto y señaló que otras formas constructivas de volver al ritmo de las reuniones cara a cara podrían ser reuniones al aire libre como la que Ettinger tenía con su club de lectura, yoga al aire libre o caminatas en un parque.
Para aquellos que se sienten cómodos en el interior, los espacios grandes y con poca gente son probablemente mejores al principio.
“Todos y cada uno de nosotros tenemos el derecho de negociar esta pandemia de la manera que se sienta mejor”, dijo Kelman. “Sí, las conexiones más profundas solo pueden suceder si estás interactuando con alguien cara a cara, pero también está perfectamente bien si después de 15 meses de vivir este trauma, a ti o a alguien más les toma un tiempo llegar allí”.
Matt Villano es escritor en Healdsburg, California. Está emocionado de volver a jugar al póquer IRL con sus amigos.