Londres (CNN) – La muerte une a los vivos, dicen. La última vez que vimos a William y Harry juntos fue en el funeral de su abuelo, y será en la inauguración el próximo mes de un monumento a su madre, Diana, princesa de Gales, cuando los veamos reunidos una vez más.
Los hermanos encargaron la estatua al escultor británico Ian Rank-Broadley, cuyo retrato de la reina aparece en todas las monedas británicas, para “permitir a todos los que visiten el Palacio de Kensington recordar y celebrar su vida y su legado”. Se le ha dado una posición privilegiada en el Jardín Hundido del palacio, que Diana disfrutaba cuando vivía allí.
Esa cita era de 2017… en los días en los que los príncipes aún emitían declaraciones conjuntas. Nadie podía predecir cómo se rompería su relación hasta el punto en que ahora viven en continentes separados y apenas se hablan.
Antes de la presentación se hablará mucho del lenguaje corporal entre los dos, de cómo Meghan no pudo asistir y de lo que todo ello puede significar o no para la monarquía. Pero se trata de dos hombres que conocen los medios de comunicación mejor que nadie, ya que han crecido a la sombra de algunas de las mujeres más famosas del mundo.
Su posición es poco envidiable. Ellos culpan a los medios de comunicación por la muerte de su madre. Sin embargo, tienen que permitir que las cámaras entren para captar el momento en que la estatua se revela por primera vez. Eso es porque también aceptan, y de hecho celebran, el legado y el papel público de su madre. No fue solo una celebridad, sino que durante muchos años fue una miembro de la realeza de alto rango que aprovechó su perfil para sus esfuerzos filantrópicos, en particular por su trabajo de concienciación sobre el sida y el peligro de las minas terrestres abandonadas.
En esa declaración conjunta de 2017, los príncipes dijeron que “está claro que la importancia de su trabajo sigue siendo sentida por muchos en el Reino Unido y en todo el mundo, incluso 20 años después de su muerte”.
Ya han pasado casi 24 años desde la muerte de Diana, y aunque la relación de los hermanos no es lo que era, siguen coincidiendo en una cosa: la importancia de mantener viva su memoria. De eso trata la presentación del 1 de julio. Los príncipes utilizarán sus perfiles para llamar la atención sobre el evento, antes de utilizar su experiencia frente a las cámaras para mantener la atención centrada en Diana, en el que habría sido su cumpleaños número 60.
Desde la muerte de Diana en 1997 se han erigido varios monumentos conmemorativos por todo Londres, como el Jardín Blanco del Palacio de Kensington y el cercano parque infantil en memoria de Diana, así como la fuente en memoria de Diana en Hyde Park y el Diana Memorial Walk en el Palacio de Saint James.
Antes del funeral del príncipe Felipe, se escribió mucho sobre la tensión entre ambos, y consiguieron disipar esa tensión entrando en la iglesia por separado y saliendo de ella charlando. Nadie se lo esperaba, y eso hizo que no desviaran la atención del evento.
No hay nada que se pueda enseñar a estos hermanos sobre percepción pública, y encontrarán la manera de mantener la atención lejos de ellos en la inauguración y centrada en su madre. Eso no significa que no vaya a haber tensión entre ellos, simplemente no esperes poder verla.