(CNN) – Un grupo de investigadores en Austria tal vez haya encontrado una solución improbable al problema de la contaminación por plástico: las vacas y los microbios que se encuentran dentro de sus estómagos.
Investigadores de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida en Viena (BOKU), el Centro Austriaco de Biotecnología Industrial y la Universidad de Innsbruck encontraron que los plásticos comunes se pueden descomponer al exponerse al rumen, la materia que se encuentra en la mayor parte del estómago de las vacas.
Los microbios y las enzimas que se encuentran en el rumen pueden descomponer los plásticos comunes, entre ellos los que se usan en bolsas, botellas, textiles y empaques de alimentos, según los investigadores.
El estudio, que se publicó en la revista científica Frontiers el viernes, analizó muestras de rumen de vacas alpinas en un matadero en Austria.
Los investigadores probaron el efecto del rumen en tres tipos de plástico: el tereftalato de polietileno (al que se conoce comúnmente como PET), el tereftalato de adipato de polibutileno (PBAT) y el furanoato de polietileno (PEF).
Estomágos entrenados para digerir
El profesor Georg Gübitz, de BOKU, dijo a CNN que el rumen podría descomponer los plásticos en “varias horas” y que podría descomponer algunos de los plásticos por completo si se trata con esa materia el tiempo suficiente.
Esto es porque los estómagos de las vacas ya están “entrenados” para descomponer materia alimenticia difícil de degradar, dijo Gübitz. Esto incluye a la cutina vegetal, una sustancia cerosa que se encuentra en las plantas, incluido en cáscaras de manzana y en las bayas.
La cutina es “un poliéster no idéntico, pero similar al PET (el tipo de plástico más común, que se encuentra en bolsas y envases de alimentos)”, dijo.
El experto explicó que se necesita más investigación, pero que los hallazgos son significativos porque podrían ayudar a encontrar una solución para degradar plásticos que de otro modo serían “difíciles de reciclar”.
La investigación sobre cómo afectan a los plásticos los microbios y las enzimas ya es un campo de estudio, dijo, pero cree que el posible rol que pueden jugar las vacas no se había explorado hasta el momento.
“(El rumen) fue bastante eficiente en comparación con otras enzimas que se probaron en los últimos 10 años”, dijo.
Si se fabrica a escala, inicialmente el rumen podría recolectarse como un subproducto de la industria de la carne y los lácteos, dijo.
“Sin embargo, a largo plazo va a tener más sentido producir las enzimas responsables (de la descomposición) e incluso mejorar todavía más su actividad usando la ingeniería genética”, agregó.
La contaminación plástica en el mundo
El profesor Richard C. Thompson, jefe de la Unidad Internacional de Investigación de Basura Marina en la Universidad de Plymouth, Inglaterra, que no participó en el estudio, le dijo a CNN que usar microbios de vacas era novedoso pero que el concepto más amplio de degradar plástico utilizando materia orgánica no es nuevo.
“La mayoría de los plásticos convencionales son muy resistentes a la biodegradación y eso, por un lado, genera un beneficio. Mientras el plástico está en uso —como el del teléfono móvil que estoy utilizando ahora, las piezas livianas de un avión o incluso una botella de limonada— queremos que el plástico dure.
“Pero el desafío es lo que sucede cuando terminas de utilizar el artículo, y ahí es donde la biodegradación entra a menudo como parte de la respuesta”, explicó.
El problema de la contaminación por plástico está documentado ampliamente.
En Europa, “el consumo generalizado de desechos plásticos condujo a la acumulación de 25,8 millones de toneladas de desechos”, dijeron los investigadores en el estudio.
El año pasado, otro estudio pronosticó que en el mundo habrá 710 millones de toneladas métricas de plástico para el 2040. Y esta cifra es si se toman en cuenta los esfuerzos para reducir, reutilizar y reciclar productos plásticos.
También se han encontrado plásticos en algunos de los lugares más remotos del planeta.
Se estima que hay 14 millones de toneladas métricas de microplásticos en en el fondo de los océanos. Incluso se llegó a encontrar plástico en el intestino de un invertebrado pequeño en una isla remota de la Antártida en el año 2020.