(CNN) – Jeff Bezos y Richard Branson dieron una vuelta en sus respectivos cohetes supersónicos y suborbitales en las últimas dos semanas, dando inicio a una nueva era de viajes espaciales en la que empresas respaldadas por multimillonarios que ofrecen estas excursiones a cualquiera que pueda pagarlo.
Blue Origin, de Bezos, que ha desarrollado un cohete de 18 metros de altura que se lanza verticalmente, y Virgin Galactic, de Branson, que ha construido un avión espacial propulsado por un cohete que se lanza desde el aire, van a empezar a comercializar sus productos para los adinerados buscadores de emociones y hacer que los viajes suborbitales sean más rutinarios.
Blue Origin podría realizar hasta dos vuelos más en 2021 para clientes que paguen. De todas formas, la empresa no ha dicho nada sobre el precio de los billetes.
Al menos un billete se vendió en una subasta que concluyó el mes pasado y el ganador, cuya identidad se desconoce, aceptó desembolsar 28 millones de dólares. Se esperaba que esa persona volara junto a Bezos, pero se retiró en el último momento alegando “conflictos de agenda” y ahora se espera que haga valer su billete en una fecha posterior.
Virgin Galactic, por su parte, tiene previsto realizar un vuelo de prueba más antes de empezar a ofrecer asientos a principios de 2022 a las aproximadamente 600 personas que ya han comprado sus billetes por un precio que oscila entre los 200.000 y los 250.000 dólares, aproximadamente el precio medio de una vivienda en Estados Unidos. La compañía también está aceptando reservas para más billetes que se espera que se vendan a un precio aún mayor.
También Elon Musk
Por no mencionar que SpaceX, de Elon Musk, que ha desarrollado cohetes mucho más potentes capaces de transportar a los astronautas de la NASA a la órbita de la Tierra para visitas de varios días de duración, se espera que vuele su primera misión de turismo a finales de este año.
Aunque no ha revelado los precios, una de las primeras estimaciones fue que tales expediciones orbitales costarían alrededor de 55 millones de dólares por asiento (Musk no ha anunciado ningún plan en firme para viajar él mismo al espacio, más allá de decir que le gustaría morir en Marte algún día).
Pero eso no es todo lo que estos multimillonarios han planeado en el espacio exterior.
La gran visión
Para Bezos, las misiones de turismo suborbital de Blue Origin no son más que un puente hacia ambiciones mucho más grandes de aventura cósmica. En su opinión, las civilizaciones terrestres se dirigen a una crisis de abastecimiento energético que sólo puede resolverse aprovechando los recursos extraterrestres. Y, según Bezos, “realmente tenemos que trasladar la industria pesada y la industria contaminante” -cosas como la energía y la producción de microchips- “fuera de la Tierra”.
“No se hará en mi vida”, dijo Bezos a Anderson Cooper de CNN. Pero prevé que Blue Origin creará nuevas tecnologías que empiecen a allanar el camino, como cohetes orbitales reutilizables muy parecidos a los que ya opera SpaceX. Y el vehículo suborbital New Shepard que Blue Origin desarrolló ayudó al diseño de un vehículo alunizador que podría utilizarse para apoyar operaciones comerciales en la Luna, como la extracción de hielo para combustible de cohetes u otros proyectos para el espacio profundo.
Bezos también ha dicho anteriormente que espera que millones de personas vivan y trabajen algún día en el espacio, posiblemente dentro de enormes estaciones espaciales giratorias como las propuestas por el físico de Princeton Gerard O’Neill en la década de 1970.
Branson, por su parte, espera que su tecnología de aviones espaciales que operan en altitudes extremas pueda convertirse en un negocio de viajes hipersónicos de punto a punto, que traslade a los pasajeros por todo el mundo en una fracción del tiempo que les llevaría un avión comercial más tradicional.
Y luego tenemos a Musk, cuya empresa SpaceX ya está construyendo y probando un gigantesco cohete que, según él, llevará a los primeros humanos a Marte y dará a la humanidad los medios para establecer un asentamiento permanente allí.
La reacción en contra
Todas estas visiones han suscitado muchas reacciones en contra. Los críticos denuncian la tendencia de los multimillonarios a acumular riqueza y eludir los impuestos en nombre de la persecución de ambiciones grandiosas que hacen poco para afrontar los innumerables problemas urgentes a los que se enfrenta la humanidad (el cambio climático, una pandemia que ya ha matado a millones de personas y probablemente a muchas más sin un acceso adecuado a las vacunas, la incertidumbre política mundial, la crisis de la vivienda y los sin techo, etc.)
Mientras tanto, Branson, Bezos y Musk esperan que sus actividades de otro mundo inspiren a una nueva generación de curiosos exploradores y emprendedores espaciales. Y hubo mucha gente que animó a Bezos y a Branson durante sus supersónicos viajes de placer en los últimos días. Pero esas voces fueron resistidas con gritos de desagrado de la misma intensidad.
El sitio web de deportes y cultura Defector, por ejemplo, declaró que Bezos y Branson habían hecho de alguna manera lo imposible – no por construir cohetes que puedan alcanzar el borde del espacio (como la NASA y otras agencias espaciales han podido hacer desde mediados del siglo XX) – sino por lograr que el espacio sea fatalmente “no cool”.
The Atlantic lanzó un titular rogando al dúo multimillonario que “por favor, entiendan el humor social”.
Usuarios en Tiktok se burlaron implacablemente de ellos. Los tuits que les acusaban de perseguir proyectos de vanidad sin sentido acumularon más de 100.000 likes.
Los caricaturistas políticos ganadores del Premio Pulitzer señalaron que el sueño de Bezos de salvar el planeta solo se hizo realidad a través de miles y miles de camiones que lo destruyen.
La defensa de los “barones del espacio”
Los llamados “barones del espacio” son conocidos por defenderse diciendo que pueden trabajar para resolver los problemas terrestres mientras persiguen sus objetivos a largo plazo en el espacio exterior. Y sus objetivos a largo plazo, especialmente con promesas que no se cumplirán durante la vida de cualquier persona viva hoy, también sirven para aislarlos de cualquier crítica a largo plazo.
Al otorgar al colaborador de la CNN Van Jones y al chef José Andrés el “premio al valor y al civismo” de 100 millones de dólares, Bezos llegó a censurar a quienes, en lugar de estar en desacuerdo con las ideas de una persona, “cuestionan su carácter o sus motivos”.
Pero si Bezos, Branson y Musk quieren salvar a la humanidad, primero tienen que convencerla. Y tendrán que responder a muchas preguntas sobre su carácter y sus motivos si quieren que la humanidad confíe en que el objetivo de estos esfuerzos es llevarla a un futuro de supervivencia.