(CNN) – Simone Biles llegó a los Juegos Olímpicos de Tokio buscando ganar otra medalla de oro o cuatro y ofrecer otra actuación estelar antes de eventualmente retirarse. Pero luego hizo algo que sus fans nunca habían visto antes: vaciló.
Estaba intentando un movimiento de salto avanzado conocido como Amanar, que había ejecutado perfectamente en una competencia anterior. El movimiento implica una voltereta hacia atrás con dos giros y medio en el aire antes de aterrizar. Es toda una hazaña para el atleta olímpico promedio, pero cuando Biles lo logra, parece que lo hiciera sin esfuerzo.
El martes, sin embargo, Biles “parecía que se había perdido” en algún lugar del aire, dijo la analista deportiva de CNN, Christine Brennan. Casi aterriza de rodillas y abandona la pista al borde de las lágrimas. Minutos después, llega la noticia de que Biles no competiría con el equipo.
“La peor pesadilla que pasaría aquí”, dijo Brennan sobre la salida de Biles del evento.
Su partida sorprendió al mundo del deporte y a sus muchos admiradores en EE.UU. que la han visto hacer repetidamente que los movimientos más difíciles de la gimnasia parezcan acrobacias estándar en el patio de recreo. El talento y el carisma de Biles la han catapultado a un pedestal tan alto y aparentemente intocable que cualquier error se magnifica, y es aún más devastador –para Biles y para sus muchos fans– cuando se cae.
Biles no es de las que esconden cómo se sienten. Después de su actuación menos que perfecta en la ronda preliminar del domingo, dijo que siente que tiene “el peso del mundo sobre [sus] hombros a veces”.
“Sé que me lo sacudo y hago que parezca que la presión no me afecta, pero, maldita sea, a veces es difícil, jajaja”, escribió en Instagram.
Biles, la gimnasta estadounidense más condecorada, desafía la gravedad como una superhumana, pero incluso nuestros héroes casi perfectos son falibles. Ver su desliz les recuerda a sus muchos fanáticos lo que la presión, por bien intencionada que sea, le puede hacer a un ídolo internacional.
Biles es vista como una superhumana
Biles es la mejor gimnasta de todos los tiempos; mira cualquiera de sus rutinas anteriores y esto es innegable. Ejecuta movimientos tan complejos, tan lejos de todo lo que sus competidores son capaces de hacer, que el panel de jueces de gimnasia ha sido acusado de moderar sus puntajes para no anular a la competencia.
Aquí hay una atleta prácticamente sin rival; nadie ha hecho nunca el tipo de movimientos que ella puede. (¿Has oído hablar del doble mortal Yurchenko? No hasta Simone Biles, porque fue la primera en ejecutarlo). Docenas de artículos han dicho lo mismo en las semanas previas a su regreso a los Juegos Olímpicos. Tiene un talento tan descomunal que ha trascendido por completo el deporte y se ha convertido en el tipo de fenómeno cultural que solo atletas masculinos solían tener en una época anterior.
De todos los elogios que recibió, por lo general parecía capaz de reconocerlos, reconociendo su destreza sobrenatural sin dejar que las expectativas le pesaran. Atrás quedaron los días de los Fierce Five, el apodo de las estrellas de la gimnasia femenina de EE.UU. en 2012 que incluían a Gabby Douglas y Aly Raisman. Ya todo se trata de la potencia de 24 años, que mide 1,42 metros con la deslumbrante cabra bordada en sus leotardos (en inglés, cabra es “goat”, también siglas de “The Greatest Of All Times”, “la mejor de todos los tiempos”).
Pero Biles regresó a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 con algo más que demostrar. Se esperaba que se convirtiera en la primera mujer en ganar honores olímpicos consecutivos en medio siglo. Estos también son sus primeros Juegos desde que el exmédico de gimnasia de EE.UU. Larry Nassar fue declarado culpable de abusar sexualmente de jóvenes gimnastas, incluidas Biles y Raisman. Y lo está haciendo todo sin su familia mientras la miran desde medio mundo de distancia.
Biles es tan casi perfecta que incluso un paso perdido es de interés periodístico. En el evento de clasificación, salió de los límites varias veces, reduciendo su puntuación (que seguía siendo la más alta del día, dada la dificultad de su rutina). Sabía que el error aparecería en los titulares, por lo que abordó la situación con franqueza en línea. Esos comentarios, los del “peso del mundo” sobre sus hombros, también fueron noticia.
El foco de atención está puesto en ella
Biles no puede escapar de la atención incluso cuando está fuera del tapete de gimnasia. Un compañero del Team USA compartió un TikTok embelesado cuando la vio de lejos. Su celebridad eclipsa a la de las otras gimnastas con las que compite. Ella es la cara más visible de los Juegos Olímpicos de este año.
Biles está compitiendo en una época en la que gran parte de su vida está disponible para el consumo público, con o sin su consentimiento. Al igual que su compañera olímpica Naomi Osaka, cuya sorprendente derrota ocurrió horas antes de la retirada de Biles, Biles ha hablado sobre el costo mental que le ha causado competir al más alto nivel y cómo está lista para retirarse.
“Nunca ha habido un momento en la historia del atletismo en el que sepamos tanto sobre los atletas”, dijo Cheryl Thompson, profesora asistente de la Universidad de Ryerson que estudia la cultura de las celebridades.
Los admiradores de Biles saben que ella vivió en un hogar adoptivo hasta que ella y su hermana fueron adoptadas por sus abuelos. Saben que a principios de este año su hermano fue absuelto de cargos de asesinato. Y saben que fue víctima de abuso sexual a manos de Nassar y los otros líderes de USA Gymanstics que no lo detuvieron.
Biles es la única sobreviviente del abuso de Nassar que compite en Tokio, informó The New York Times a principios de este mes. Ella le contó al periódico sobre el daño, mental y físico, que el deporte le ha causado a su cuerpo, y cómo fue a Tokio no por USA Gymnastics, ni siquiera completamente por ella, sino por las gimnastas de color.
“Voy a salir y representar a Estados Unidos, representar al World Champions Center y representar a las chicas negras y morenas de todo el mundo”, le dijo a The New York Times. “Al final del día, no estoy representando a USA Gymnastics”.
El abuso que Biles experimentó no eclipsa su legado porque durante muchos años, ella no lo reconoció ni siquiera para sí misma. Entrenaba regularmente en Karolyi Ranch en Texas, donde jóvenes gimnastas de élite como Biles, Raisman y muchas más se encontraban con Nassar con regularidad. Ella no aceptó que ella también había sido abusada hasta 2018. El peso de esa comprensión la llevó a la depresión, dijo, y pasaba la mayor parte de su tiempo durmiendo, “porque dormir era mejor que apagar[se]”, dijo en una serie de Facebook sobre su vida.
Hablar en contra del abuso es una parte integral de la razón por la que está de regreso en los Juegos Olímpicos, pero no es la única. Representa a niñas negras en gimnasia, gimnastas que quieren competir en un entorno más seguro y sobrevivientes de abuso. Ella representa a estadounidenses y mujeres en todas partes. Ella está ahí para hacerlas sentir orgullosas. Y como la estrella más brillante de los Juegos Olímpicos de 2020, también está tratando de impresionar al mundo entero.
“Los Juegos Olímpicos en sí se tratan de crear héroes a partir de personas para que tengamos algo o alguien a quien admirar y que nos inspire”, dijo Thompson. “Creo que ese es el núcleo del espíritu olímpico”.
Y cuando vemos a alguien en la cima del logro atlético, alguien que creemos conocer porque ha compartido mucho de sí misma con nosotros, se cae y comete un error, también sentimos algo de ese dolor, dijo Thompson.
Biles lo sabe y le dijo a Hoda Kotb del programa “Today” que ella y su equipo esperaban que “Estados Unidos todavía nos ame”.
Unas horas después de que terminó la competencia, Biles dijo a los periodistas que sentía que “no hizo [su] trabajo” y defraudó a su equipo. Su culpa era palpable.
Los Juegos Olímpicos de 2020 son más intensos de lo habitual, pero el tiempo de Biles aún no ha terminado
Dijo a los periodistas que se retiró no debido a una lesión, sino para “trabajar en [su] atención plena”. Ella habló sobre lo estresante que fue el día previo al evento, cómo estaba “temblando” y apenas podía tomar una siesta después de su entrenamiento. Dijo que nunca se había sentido así antes de una competencia.
“Creo que estamos demasiado estresadas”, dijo a los periodistas. “Deberíamos estar aquí divirtiéndonos, pero ese no es el caso”.
Los Juegos Olímpicos de Verano de 2020 son más intensos de lo habitual. Por un lado, están ocurriendo durante una pandemia mortal que no está desacelerando. La familia de Biles no está con ella para animarla desde las gradas; muy pocos fans están allí.
Los Juegos Olímpicos, en el lapso de dos semanas, son un microcosmos de la experiencia humana –los altos eufóricos, los bajos extremos–, “la alegría de la victoria y la agonía de la derrota”, dijo Thompson. La intensidad es parte del atractivo para los espectadores, dijo, pero la actuación de Biles el martes fue más impactante de lo que los espectadores esperaban.
“Los Juegos Olímpicos reflejan gran parte de nuestros tiempos”, dijo Thompson. “Y creo que esta es la metáfora perfecta, quizá, para 2021”.
El martes no será el final del legado de Biles en Tokio. Su decepción fue evidente en sus respuestas a los reporteros, pero se conoce a sí misma lo suficientemente bien como para notar cuándo algo anda mal y cuándo tomarse un tiempo para recuperarse. Ella se lo toma un día a la vez, dijo, y seguirá siendo evaluada antes de los eventos competitivos individuales en los que estaba programada para participar.
Muy pocas personas pueden decir que saben lo que se siente ser Biles, demostrar continuamente que eres el mejor en algo mientras el mundo mira. Pero Biles es la más grande no porque nunca haya perdido, sino porque, ahora que lo ha hecho, nos recuerda lo que sucede cuando la carga de las expectativas se vuelve demasiado pesada para que la soporten incluso los más celebrados entre nosotros.
Ella es solo un ser humano, después de todo, aunque uno que puede volar y dar vueltas por el aire con facilidad y romper récords sin sudar. Biles le ha dado a EE.UU. y al mundo una heroína a la que apoyar, una heroína cuya salud mental necesita atención, algo con lo que muchos de sus admiradores probablemente pueden identificarse.