Hong Kong (CNN) – Mientras China observa cómo se desarrollan las caóticas escenas en la capital afgana, Kabul, es probable que vea un riesgo más inminente que una oportunidad.

Desde que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció en abril la retirada total de las tropas estadounidenses de Afganistán, se ha hablado mucho sobre cómo China podría aprovechar el momento para llenar el vacío dejado por Estados Unidos y expandir su presencia e influencia allí.

Tales argumentos solo se han intensificado después de la reunión de alto perfil entre los líderes talibanes y el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, el mes pasado. Wang declaró que los talibanes “jugarían un papel importante en el proceso de reconciliación pacífica y reconstrucción en Afganistán”.

Pero para China, un vecino de Afganistán con una inversión sustancial en la región, los desafíos de seguridad planteados por el abrupto regreso de los talibanes son mucho más urgentes que cualquier interés estratégico en el futuro.

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Las tácticas de los talibanes para llegar de nuevo al poder en Afganistán
02:56 - Fuente: CNN

“China no tiende a percibir Afganistán a través del prisma de las oportunidades. Se trata casi exclusivamente de gestionar las amenazas”, dijo Andrew Small, miembro del German Marshall Fund en Washington, en una entrevista con el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Beijing había desconfiado durante mucho tiempo de la presencia militar estadounidense en Afganistán, que comparte una frontera de 80 kilómetros con la región occidental china de Xinjiang al final del estrecho Corredor Wakhan. Pero en realidad, China también se ha beneficiado de la relativa estabilidad aportada por Estados Unidos durante las últimas dos décadas.

La preocupación de China con los talibanes en Afganistán

China está particularmente preocupada de que Afganistán se convierta en una base para terroristas y extremistas que luchan por la independencia de la región mayoritariamente musulmana de Xinjiang. Es un tema prioritario que Wang planteó a los líderes talibanes durante su reunión el mes pasado. En respuesta, los talibanes se comprometieron a “nunca permitir que ninguna fuerza utilice el territorio afgano para participar en actos perjudiciales para China”.

Pero los riesgos de seguridad no están limitados a las fronteras de China. En los últimos años, China ha invertido mucho en Asia Central a través de su programa de infraestructura y comercio de la Franja y la Ruta. Un efecto indirecto del ascenso al poder de los talibanes sobre los militantes islamistas podría amenazar los intereses económicos y estratégicos de China en la región en general.

“Aunque Beijing es pragmático sobre las realidades del poder en Afganistán, siempre se ha sentido incómodo con la agenda ideológica de los talibanes”, dijo Small. “El gobierno chino teme el efecto inspirador de su éxito en Afganistán para la militancia en toda la región, incluidos los talibanes paquistaníes”, agregó.

Esa amenaza a la seguridad se puso de relieve el mes pasado cuando nueve trabajadores chinos murieron en un atentado suicida en Pakistán, uno de los ataques más mortíferos contra ciudadanos chinos en el extranjero en los últimos años. Islamabad dijo que el ataque fue llevado a cabo por “los talibanes paquistaníes fuera de Afganistán”.

El malestar de Beijing con las posibles consecuencias en Afganistán se reflejó en declaraciones de su Ministerio de Relaciones Exteriores, que ha criticado repetidamente a Estados Unidos por actuar “irresponsablemente” en su “retirada apresurada”.

Críticas a Estados Unidos

Pero Beijing también ha señalado que no tiene intención de enviar tropas a Afganistán para llenar el vacío de poder dejado por Estados Unidos, como han sugerido algunos analistas. En un artículo del domingo, el Global Times, de propiedad estatal, citó a expertos diciendo que tal especulación es “totalmente infundada”.

“Lo máximo que puede hacer China es evacuar a los ciudadanos chinos si se produce una crisis humanitaria masiva, o contribuir a la reconstrucción y el desarrollo de la posguerra, impulsando proyectos en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) propuesta por China cuando se restablezcan la seguridad y la estabilidad en el país devastado por la guerra”, decía el artículo.

Los medios de comunicación estatales chinos han descrito la situación en Afganistán como una gran “humillación” para Estados Unidos. Además, la han utilizado para defender la superioridad de la llamada política de “no interferencia” de China en los asuntos internos de otros países, que es parte clave de sus principios de política exterior establecidos por el ex primer ministro chino Zhou Enlai en la década de 1950.

“El cambio drástico en la situación de Afganistán es sin duda un duro golpe para Estados Unidos. Declaró el completo fracaso de la intención estadounidense de remodelar Afganistán”, dijo el Global Times en un editorial publicado el domingo por la noche. “Esta derrota de Estados Unidos es una demostración más clara de la impotencia estadounidense que la guerra de Vietnam. Estados Unidos es, de hecho, como un ‘tigre de papel’”.

China y un enfoque pragmático sobre los talibanes

Beijing es muy consciente de los costos de verse enredado en la situación de seguridad de Afganistán. Varios análisis recientes de los medios estatales se han referido al país como el “cementerio de imperios”.

En lugar de seguir los pasos de Estados Unidos, es probable que China adopte un enfoque pragmático hacia Afganistán. Al dar a conocer la visita de la delegación de los talibanes a China el mes pasado, Beijing está enviando el mensaje de que está dispuesta a reconocer y tratar con un gobierno talibán, siempre que se adapte a sus intereses.

Este lunes, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que esperaba que los talibanes puedan cumplir sus promesas de garantizar la “transición sin problemas” de la situación afgana y “frenar todo tipo de actos terroristas y criminales”.

“La situación en Afganistán ha experimentado cambios importantes. Respetamos la voluntad y la elección del pueblo afgano”, dijo el portavoz del ministerio, Hua Chunying, en una conferencia de prensa.

China y Rusia siguen en Kabul

La confianza de Beijing en el trato con los talibanes se refleja sobre el terreno en Kabul. Mientras Estados Unidos y sus aliados se apresuran a evacuar las embajadas de Afganistán, China, junto con Rusia, parece quedarse quieta.

En un comunicado este domingo, la embajada china en Kabul dijo que había solicitado a varias partes en Afganistán que “salvaguarden la seguridad de los ciudadanos chinos, las instituciones chinas y los intereses chinos”.

Dijo que no había recibido ningún informe de heridos o víctimas que involucraran a ciudadanos chinos. Además, les recordó que “sigan de cerca la situación de seguridad, aumenten las precauciones de seguridad y se abstengan de salir al exterior”.

En la conferencia de prensa de este lunes, Hua confirmó que la embajada china en Kabul todavía está en funcionamiento. Agregó que había evacuado a la mayoría de los ciudadanos chinos en Afganistán con anticipación.