CNNE 1051716 - biden habla de la dosis de refuerzo contra covid-19

Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor, periodista y colaborador de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones aquí expresadas son exclusivamente suyas.

(CNN Español) – Afirma el presidente Joe Biden que su antecesor Donald Trump, cuando invitó a los talibanes a Camp David en 2019 (una reunión que no se dio), dejó a ese grupo islamista en la mejor posición militar que había tenido desde 2001, año en el que Osama bin Laden, a quien habían dado refugio, perpetró el ataque a las Torres Gemelas con al Qaeda.

De acuerdo con la declaración oficial de la Casa Blanca, Trump pensaba sacar las tropas de Afganistán en torno al primero de mayo, si hubiera ganado las elecciones. Algo perfectamente predecible. En todo caso, poco antes de abandonar el gobierno, redujo la presencia estadounidense a 2.500 militares. Muy pocos para la defensa del territorio. De manera que Biden tenía una terrible alternativa: aumentar el número de los soldados o largarse de una vez por todas. Eligió la segunda.

Pero dijo más. Recordó que él era el cuarto presidente de Estados Unidos que debía enfrentarse a este reto —dos republicanos y dos demócratas— y que no estaba dispuesto a prolongar la retirada para que le tocara la responsabilidad a un quinto mandatario.

Al fin y al cabo, daba igual prorrogar uno o cinco años la presencia estadounidense si los militares afganos no conseguían impedir que los talibanes triunfaran. Lo único que no se puede inventar, ni proyectar desde afuera, es el ánimo de vencer y los militares afganos no lo tenían.

Los soldados estadounidenses han estado en Afganistán por casi 20 años y eso le ha costado a EE.UU. más de US$ 2 billones y más de 2.400 muertos.

Quienes vivimos la retirada de las tropas estadounidenses de Vietnam experimentamos un déjà vu con la de Afganistán. Aquellos fueron los republicanos de Richard Nixon. Estos son los demócratas de Joe Biden, pero el resultado es parecido: Estados Unidos abandona a un (pésimo) aliado en medio de la batalla y se va de una guerra que no podía ganar.

Cuando se vayan los marines, y se lleven al último de los estadounidenses (algo que sucederá en los próximos días), tan pronto como no haya quien lo impida en Kabul, es muy posible que comience la matanza de civiles a manos de los talibanes. Entre las víctimas estarán algunas de las mujeres que trataban de educarse, algo que los talibanes consideran abominable.

Es verdad que el compromiso en Afganistán ha provocado la intervención militar más larga en la historia de Estados Unidos, y no es menos cierta la conclusión de Biden de que daba igual la presencia estadounidense en Afganistán durante un año o durante cinco, pero sigue siendo una formidable derrota.

¿Podían retirarse las fuerzas estadounidenses sin provocar una crisis de gobernabilidad tan acusada? Le escuché una entrevista en Radio Caracol a Ron Aledo, veterano del Ejército de EE.UU. y exasesor de inteligencia de los analistas de la Policía Nacional Afgana en Kabul durante varias misiones. Allí Aledo afirmaba que Biden debió elegir retirarse lentamente por sectores geográficos y no súbitamente de todos los sitios a la vez.

Probablemente tenía razón Aledo, pero para mí el momento cumbre del desmoronamiento de las Fuerzas Armadas ocurrió cuando el entonces presidente Ashraf Ghani se “escapó” y esa circunstancia no era previsible. ¿Por qué lo hizo? Porque el presidente Mohammad Najibulá, un joven médico elegido por los soviéticos para tratar de retardar o disfrazar la derrota a manos de los talibanes, fue torturado cruelmente por los combatientes antes de fusilarlo, en 1996, cuando entraron en Kabul. Pienso que Ghani no quería que le ocurriera lo mismo.