(CNN) – Revivir criaturas extintas es el alma de la ciencia ficción. En su versión más tentadora, pensemos en Jurassic Park y su cuadra de dinosaurios.
Sin embargo, los avances en genética están haciendo que la resurrección de animales extintos sea una posibilidad tangible. Científicos ya clonaron animales en peligro de extinción, y pueden secuenciar el ADN extraído de los huesos y cadáveres de animales extintos desde hace tiempo.
En este sentido, genetistas dirigidos por George Church, de la Facultad de Medicina de Harvard, pretenden devolver a la vida al mamut lanudo, que desapareció hace 4.000 años, imaginando un futuro en el que el gigante con colmillos de la Edad de Hielo sea devuelto a su hábitat natural.
Estos esfuerzos recibieron un gran impulso el lunes con el anuncio de una inversión de US$ 15 millones.
El objetivo: crear un híbrido vivo de elefante y mamut
Sus defensores afirman que traer de regreso al mamut en una forma modificada podría ayudar a restaurar el frágil ecosistema de la tundra ártica, combatir la crisis climática y preservar el elefante asiático, en peligro de extinción, con el que el mamut lanudo está más estrechamente relacionado. No obstante, se trata de un plan audaz y repleto de problemas éticos.
El objetivo no es clonar un mamut -el ADN que los científicos han conseguido extraer de los restos de mamuts lanudos congelados en el permafrost está demasiado fragmentado y degradado-, sino crear, mediante ingeniería genética, un híbrido vivo de elefante y mamut que camine y que sea visualmente indistinguible de su antecesor extinto.
“Nuestro objetivo es tener las primeras crías en los próximos cuatro o seis años”, afirma el empresario tecnológico Ben Lamm, que junto con Church cofundó Colossal, una empresa de biociencia y genética para respaldar el proyecto.
¿Resucitar al mamut? “Ahora realmente podemos hacerlo”
La reciente inversión y el nuevo enfoque que aportan Lamm y sus inversores suponen un gran paso adelante, afirma Church, profesor de genética Robert Winthrop de la Facultad de Medicina de Harvard.
“Hasta el año 2021, ha sido un proyecto que quedaba en segundo plano, francamente (…). Pero ahora realmente podemos hacerlo”, dijo Church. “Esto va a cambiarlo todo”.
Church ha estado a la vanguardia de la genómica, incluyendo el uso de CRISPR, la revolucionaria herramienta de edición de genes que se describe como una reescritura del código de la vida, para alterar las características de las especies vivas. Su trabajo en la creación de cerdos cuyos órganos son compatibles con el cuerpo humano significa que un riñón para un paciente que necesita desesperadamente un trasplante podría venir un día de un cerdo.
“Tuvimos que hacer muchos cambios (genéticos), 42 hasta ahora para hacerlos compatibles con los humanos. Y en ese caso tenemos cerdos muy sanos que se reproducen y donan órganos para ensayos preclínicos en el Hospital General de Massachusetts”, explicó.
“Con el elefante es un objetivo diferente, pero es un número similar de cambios”, agregó.
Más de 50 cambios en el código genético del elefante asiático
El equipo de investigación ha analizado los genomas de 23 especies vivas de elefantes y de mamuts extintos, dijo Church. Los científicos creen que tendrán que programar simultáneamente “más de 50 cambios” en el código genético del elefante asiático para darle los rasgos necesarios para sobrevivir y prosperar en el Ártico.
Estos rasgos, según Church, incluyen una capa de grasa aislante de 10 centímetros, cinco tipos diferentes de pelo afelpado, incluido uno de hasta un metro de largo, y orejas más pequeñas que ayudarán al híbrido a tolerar el frío. El equipo también tiene previsto intentar que el animal no tenga colmillos para que no sea un objetivo de los cazadores furtivos de marfil.
Una vez que se haya programado con éxito una célula con estos y otros rasgos, Church planea utilizar un útero artificial para dar el paso de embrión a bebé, algo que tarda 22 meses en los elefantes vivos. Sin embargo, esta tecnología está lejos de estar consolidada, y Church dijo que no habían descartado el uso de elefantes vivos como progenitores.
“El proceso de edición, creo, va a ir bien. Tenemos mucha experiencia con eso, hacer los vientres artificiales no está garantizado. Es una de las pocas cosas que no es pura ingeniería, quizá haya también un poquito de ciencia, lo que siempre aumenta la incertidumbre y el tiempo de entrega”, señaló.
Escepticismo
Love Dalén, profesor de genética evolutiva del Centro de Paleogenética de Estocolmo que trabaja en la evolución de los mamuts, cree que el trabajo realizado por Church y su equipo tiene valor científico, sobre todo en lo que respecta a la conservación de especies en peligro de extinción con enfermedades genéticas o falta de variación genética como resultado de la endogamia.
“Si las especies en peligro de extinción han perdido genes que son importantes para ellas… la capacidad de devolverlos a las especies en peligro de extinción podría resultar realmente importante”, dijo Dalén, que no participa en el proyecto.
“Sigo preguntándome cuál sería el objetivo mayor. En primer lugar, no se va a conseguir un mamut. Es un elefante peludo con algunos depósitos de grasa”, dijo.
“Nosotros, por supuesto, tenemos muy poca idea de qué genes hacen que un mamut sea un mamut. Sabemos un poco, pero ciertamente no sabemos ni de lejos lo suficiente”.
Problemas éticos
Otros afirman que no es ético utilizar elefantes vivos como sustitutos para dar a luz a un animal modificado genéticamente. Dalén describió a los mamuts y a los elefantes asiáticos como tan diferentes como los humanos y los chimpancés.
“Digamos que funciona y no hay consecuencias horribles. No mueren madres sustitutas de elefantes”, dijo Tori Herridge, bióloga evolutiva y especialista en mamuts del Museo de Historia Natural de Londres, que no participa en el proyecto.
“La idea es que trayendo de vuelta a los mamuts y colocándolos en el Ártico se diseña el Ártico para que se convierta en un lugar mejor para el almacenamiento de carbono. Ese aspecto me plantea varios problemas”, dijo.
Hipótesis en duda
Algunos creen que, antes de su extinción, los animales de pastoreo, como los mamuts, los caballos y los bisontes, mantenían las praderas en las zonas septentrionales de nuestro planeta y mantenían la tierra congelada por debajo pisando la hierba, derribando árboles y compactando la nieve. La reintroducción de mamuts y otros grandes mamíferos en estos lugares ayudará a revitalizar estos entornos y a frenar el deshielo del permafrost y la liberación de carbono.
Sin embargo, tanto Dalén como Herridige afirmaron que no hay pruebas que respalden esta hipótesis, y que es difícil imaginar que las manadas de elefantes adaptadas al frío tengan algún impacto en un medio ambiente que está luchando contra los incendios forestales, plagado de lodazales y que se calienta más rápido que cualquier otra parte del mundo.
“No hay absolutamente nada que diga que poner mamuts ahí tendrá algún efecto sobre el cambio climático”, dijo Dalén.
Un objetivo distinto
En última instancia, el objetivo final propuesto de las manadas de mamuts nómadas como ingenieros del ecosistema puede no importar, y ni Herridge ni Dalén critican a Church y Lamm por embarcarse en el proyecto. Mucha gente estaría encantada de pagar por acercarse a un mamut sustituto.
“Quizá sea divertido exhibirlos en el zoo. No tengo ningún problema con eso si quieren ponerlos en algún parque y, ya sabes, hacer que los niños se interesen más por el pasado”, comentó Dalén.
No hay ninguna presión para que el proyecto gane dinero, dijo Lamm. Espera que el proyecto se traduzca en innovaciones que tengan aplicaciones en la biotecnología y la sanidad. Lo comparó con la forma en que el proyecto Apolo hizo que la gente se interesara por la exploración espacial, pero también dio lugar a una gran cantidad de tecnología increíble, como el GPS.
“Estoy absolutamente fascinado por esto. Me atrae la gente que es aventurera tecnológicamente y es posible que suponga un cambio positivo”, dijo Herridge, el experto en mamíferos.