(CNN Español) – El mundo ha visto las imágenes de miembros de la Patrulla Fronteriza a caballo cargando contra los migrantes haitianos y las de los miles de migrantes que permanecen aglomerados bajo el puente fronterizo.
Son apenas unas postales de la crisis en la frontera entre México y Estados Unidos, que parece no tener fin.
En abril el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló de una “crisis” en la frontera sur de su país debido a la gran afluencia de menores inmigrantes tratando de cruzar, escapando de la situación económica, los desastres naturales y la violencia en sus lugares de origen, una delicada combinación exacerbada por la pandemia de covid-19.
Consultado sobre el límite de refugiados admitidos en EE.UU. en el actual año fiscal, Biden dijo que se iba a aumentar el número y habló de “la crisis que se produjo en la frontera con los jóvenes”.
La Casa Blanca se retractó poco después y dijo que el uso del presidente de la etiqueta “crisis” no representa la posición oficial de la administración, pero la palabra ya ha quedado asociada a medida que el número de migrantes tratando de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos sigue creciendo.
En febrero se encontró en la frontera a más de 100.000 migrantes, 24.000 más que en febrero de 2019 -durante la última crisis de migrantes-, y la cifra aumentó a más de 172.000 en marzo.
Además, en julio la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos detuvo a 212.672 personas, la cifra mensual más alta de migrantes detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México en dos décadas. Entre ellos había 18.962 niños no acompañados.
Desde octubre de 2020 hasta agosto de 2021, Estados Unidos ha encontrado 845.307 individuos únicos, en comparación con 796.400 durante el mismo período en 2019.
Un “serio desafío” para Estados Unidos
El gobierno de Biden enfrenta un “serio desafío” en la frontera sur de Estados Unidos, dijo a mediados de agosto el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, quien añadió que Estados Unidos se ha encontrado con un número “sin precedentes” de inmigrantes que cruzan ilegalmente la frontera.
“Por supuesto, el desafío se vuelve más agudo y más difícil debido a la pandemia de covid-19. También se ha hecho más difícil debido al hecho de que la administración anterior desmanteló nuestra sistema de asilo”, dijo Mayorkas.
La situación está generando tensiones entre el gobierno federal y los estados fronterizos.
A mediados de septiembre el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ordenó el cierre de seis puntos de entrada a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, y “dirigió al Departamento de Seguridad Pública y a la Guardia Nacional para mantener su presencia en y alrededor de los puertos de entrada para disuadir los cruces”.
“La crisis en la frontera es tan grave que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos está solicitando nuestra ayuda, ya que sus agentes están desbordados por el caos. A diferencia del presidente Biden, el estado de Texas sigue comprometido con la seguridad de nuestra frontera y la protección de los estadounidenses”, dijo el gobernador.
Con 8.600 migrantes, entre ellos miles de haitianos, que permanecen bajo el Puente Internacional de Del Río, Abbott dijo este martes que los funcionarios están utilizando métodos “sin precedentes” para disuadir a los migrantes de cruzar al estado, incluyendo estacionar vehículos de la Guardia Nacional de Texas y el Departamento de Seguridad Pública de Texas a lo largo de la frontera para crear una “barrera de acero”.
La situación en Texas ha escalado aún más luego de que el lunes se difundieran imágenes de la la Policía Fronteriza a caballo intimidando a haitianos en la frontera.
“Ningún ser humano debe ser tratado así jamás”, dijo la vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, tras ver las imágenes.
Expectativas sobre la administración Biden
La política fronteriza de la administración Biden aún es muy similar a la del expresidente Donald Trump, y permite a las autoridades fronterizas expulsar rápidamente a los migrantes detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México.
En los últimos días, el gobierno ha intensificado esas deportaciones y ha aumentado el ritmo de los vuelos de repatriación.
Este mes, el gobierno de Biden comenzó a transportar a migrantes detenidos en la frontera sur hacia el interior de México para tratar de evitar que intenten cruzar la frontera nuevamente. La práctica ha recibido críticas de defensores de los inmigrantes. “La administración Biden debe dejar de usar el manual cruel e ilegal de Trump”, dijo Eleanor Acer, directora senior de protección de refugiados de Human Rights First, en un comunicado.
“Tienes todo este contexto político de la campaña electoral, donde yo pienso que muchos de los migrantes pensaban que en el momento en que se iba a elegir un gobierno demócrata las fronteras estarían abiertas”, dijo a CNN el analista político y colaborador Roberto Izurieta. “Es parte de toda esta campaña en contra de las propuestas de Biden”.
Izurieta recordó que Harris ha pedido a los migrantes que no intenten cruzar ya que los procesos legales se mantienen y Estados Unidos está comprometido a tener fronteras seguras.
El estratega republicano Lorenzo Palomares dijo, en cambio, que los migrantes “saben que la administración Biden está floja en la frontera”. “Este es un país de inmigrantes, pero no es un país de ilegales”, dijo el exportavoz en español para la campaña del expresidente Donald Trump.
Haitianos en Colombia y Panamá
La inmigración no se limita tampoco a la frontera entre Estados Unidos y México al llamado Triángulo Norte (conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador). Este año ha habido un flujo sin precedentes de migrantes, incluidos haitianos, que cruzan la frontera entre Colombia y Panamá.
“Es extremadamente preocupante”, dijo anteriormente a CNN la ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Erika Mouynes.
Hay hasta 30.000 haitianos en Colombia que pueden estar buscando viajar al norte, y Panamá espera que 80.000 migrantes crucen sus fronteras de camino a Estados Unidos para fines de este año. A principios de septiembre, más de 70.000 migrantes llegaron a Panamá en 2021, más de 30.000 de los cuales son de Haití.
Haití es un “país peligroso” ahora debido al reciente asesinato presidencial y el terremoto de magnitud 7,2 que azotó el país en agosto, dijo Nicole Phillips, directora legal de Haitian Bridge Alliance, un grupo de defensa de los migrantes haitianos.