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Daniel Craig se despide como James Bond en "No Time To Die"
02:18 - Fuente: CNN

(CNN) – Después de 25 películas en 60 años, considerar una aventura de James Bond como el final de algo requiere cierto acto de fe. Aún así, el gran servicio de Daniel Craig llega a su fin con “No Time to Die”, una grandiosa y larga epopeya un poco excesiva que incluye todas las características especiales deseadas, las cuales, a pesar de sus defectos, deberían otorgarle a la película la buena voluntad de una audiencia que la ha esperado largamente.

MGM, una de las primeras víctimas de la pandemia en la industria, retrasó el lanzamiento de la quinta y última película de Craig como Bond durante 18 meses, poniendo 15 años entre su debut en “Casino Royale” y este capítulo. Si bien no ha perdido el paso, sus representaciones de Bond nunca han igualado esa deslumbrante presentación, y “No Time to Die” no es la excepción.

Para su mérito, esta película de dos horas y 43 minutos (lo que hace que el título –Sin Tiempo Para Morir, en español– sea un poco mentira) se basa en todo lo que las recientes películas de Bond han establecido, de una manera que las encarnaciones anteriores generalmente no lo hacían. Eso ha profundizado al personaje, permitiendo que Bond experimente dolor, pérdida y amor sin presionar el botón de reinicio, a pesar de la recurrencia del villano Blofeld.

Dirigido por Cary Joji Fukunaga (“True Detective”), este Bond notifica sus grandes ambiciones narrativas con quizás la secuencia previa al crédito más larga que se recuerde, presentando al misterioso nuevo villano (interpretado por Rami Malek, aparentemente canalizando a Peter Lorre) al mismo tiempo que encontramos a Bond felizmente jubilado.

Por supuesto, su felicidad posterior al servicio no puede durar, ya que M (Ralph Fiennes) y su amigo de la CIA Felix Leiter (Jeffrey Wright) se esfuerzan por atraerlo de regreso a una misión que involucra una terrible arma biológica (tal vez no sea el mejor momento para esa trama en particular) y sus viejos némesis en Spectre, trayendo de vuelta a Madeleine Swann (Léa Seydoux) y al ahora encarcelado Blofeld (Christoph Waltz) de esa película de 2015.

Bond también encuentra que su puesto en el MI6 ha sido hábilmente ocupado por una nueva agente (Lashana Lynch) que ha heredado su licencia 007. Sin embargo, si bien Lynch es una fuerte añadidura, sus escenas de pelea son relativamente débiles y simplemente se suman a la abundancia de partes móviles que la trama aún más complicada de lo habitual tiene para mostrar.

Un tema subyacente es que el mundo ha cambiado, ciertamente desde el período de la Guerra Fría en el que nació el personaje, nublando las alianzas y haciendo “difícil distinguir el bien del mal”, como reflexiona Leiter. Esa medida de complejidad, sin embargo, no ha mejorado una fórmula construida sobre villanos que amenazan el mundo y acción muscular.

En términos de elementos básicos de Bond, la película ofrece algunas persecuciones y secuencias de acción impresionantes, con una Ana de Armas (la coprotagonista de Craig en “Knives Out”) que agrega otra dosis de empoderamiento femenino durante una misión que lleva a Bond a Cuba.

Aún así, “No Time to Die” se siente como si estuviera trabajando demasiado para proporcionarle a Craig una despedida digna de todo el bombo asociado con él, un exceso que podría resumirse simplemente en que toma demasiado tiempo para llegara al final.

“No Time to Die” se estrena en los cines de EE.UU. el 8 de octubre. Está clasificada como PG-13.